En medio del frustrado cuento del tío a una abuela de 90 años, el pasado sábado a la noche en Coronel Pringles, se produjo una situación grave e imprevista que recién se conoció en las últimas horas.
Una agente de la Guardia Urbana, que se encontraba preservando el lugar del hecho donde fue detenido uno de los estafadores, en la calle Stegman y cerca de la casa de la víctima, fue golpeada por el hijo de la anciana cuando llegó al lugar y pretendía pasar el cordón.
La funcionaria, de 36 años, recibió un golpe de puño en el rostro que la dejó inconciente y tendida en la calle. Terminó en el hospital, en observación, con presuntas fracturas de maxilar y tabique nasal.
"El hombre llegó y no se dio a conocer quién era, quería pasar, y le pegó a la inspectora sin mediar palabra, la desmayó", confirmó una fuente del caso.
Desde la comisaría pringlense, en tanto, se confirmó la situación.
"Mientras el personal policial trabajaba en el lugar, un móvil de Guardia Urbana Municipal prestaba colaboración cortando el tránsito en cercanías e impidiendo que los transeúntes puedan entorpecer la labor. En ese momento, arriba un familiar directo de la mujer víctima del hecho y, al serle impedido el paso, agrede físicamente mediante golpes de puño a una inspectora causándole lesiones en rostro y por lo cual debió ser hospitalizada en carácter de observación", se explicó, a través de un parte de prensa.
Por este caso se recibió la correspondiente denuncia de parte de la agente y se espera el informe del médico de Policía Científica de Coronel Suárez para determinar el carácter de las lesiones, con intervención de la ayudantía fiscal y la UFIJ Nº 9.
El hombre, identificado por la Policía como Miguel Ángel Valverdi, de 71 años, permanece por ahora en libertad.
Frustrada estafa
Respecto del cuento del tío, en tanto, fue detenido Lucas Brachetti (30), oriundo de la Ciudad de Buenos Aires, uno de los que quiso estafar a la madre del supuesto golpeador.
Su captura se logró gracias a la intervención de un nieto de la víctima, que es policía y había sido alertado por su abuela.
Cuando Brachetti llegó a buscar el botín (había inventado la historia que era un policía, que una hija de la anciana había sufrido un accidente y que necesitaba dinero para evitar el secuestro del vehículo), fue reducido, aunque un cómplice logró escapar en un Renault Fluence.
En poder de Brachetti secuestraron 1.300 dólares y 4.000 pesos y se intenta saber si puede ser producto de otros hechos.
