El anuncio sobre el histórico hallazgo ruso de extensas reservas de petróleo y gas en territorio antártico generó desconfianza sobre la estrategia del Kremlin y el impacto geopolítico de este descubrimiento.
Nada de lo que diga o haga Rusia en este momento pasa desapercibido en el mundo. Expertos occidentales temen que estos supuestos estudios de naturaleza científica busquen enturbiar el status quo que rige en un territorio protegido por el Tratado Antártico y que abra el grifo a una carrera por la apropiación de recursos esenciales en medio de las sanciones internacionales que pesan sobre Moscú por su guerra en Ucrania.
El supuesto hallazgo de reservas de crudo por un valor estimado de 511 mil millones de barriles de petróleo, 10 veces la producción del Mar del Norte en los últimos años y el doble de las reservas de Arabia Saudita, se produjo en una zona que reclaman la Argentina, Chile y el Reino Unido. Más específicamente, en el área del Mar de Weddell. Desde la Cancillería argentina, consultada por TN, no ha habido reacción oficial ante la noticia.
El potencial del hallazgo es enorme. Se trata de una cantidad suficiente de crudo para satisfacer la demanda mundial durante 14 años.
Por qué crece la preocupación sobre el hallazgo de petróleo en la Antártida
El Tratado Antártico, firmado por 12 países en 1959, prohíbe cualquier exploración y explotación de recursos en el continente blanco. Entonces, siete países hicieron reclamos sobre el territorio (Argentina, Australia, Chile, Francia, Nueva Zelanda, Noruega y Gran Bretaña). Estados Unidos y Rusia (entonces la URSS) se reservaron el derecho de hacer reclamaciones en el futuro, sin ningún tipo de reconocimiento soberano hacia las demás naciones.
Con el tiempo se sumaron más países al pacto. Hoy son 56 en total, aunque solo 29 tienen derechos decisorios. A partir de 2048, cualquiera de los miembros plenos del tratado podrá pedir su revisión. Faltan apenas 24 años.
Pero en ambientes de inteligencia occidentales está creciendo la percepción de que Moscú busca adelantar los tiempos. Según creen, el Kremlin ve en la Antártida un territorio clave para sus intereses de seguridad ante la expansión de la OTAN hacia el este.
Rusia ha venido aumentando en forma significativa su presencia en la Antártida en los últimos años. No solo ha realizado innumerables expediciones científicas, sino que además ha montado al menos seis estaciones de investigación en el territorio, aunque hay otras que solo permanecen abiertas durante el verano. En enero pasado, Vladimir Putin anunció millonarias inversiones en la Antártida. No hay dudas de que busca incrementar su influencia en el área.
Pero cualquier avance sobre la explotación de recursos naturales en un terreno prístino no solo tendría fuertes consecuencias medioambientales, sino también un enorme impacto geopolítico.
¿Estudios científicos o sísmicos?
El hallazgo desató una gran desconfianza en las principales capitales occidentales. En Londres, según el diario The Telegraph, un grupo de parlamentarios exigió respuestas ante las “preocupantes” actividades de Rusia. El debate incluyó a funcionarios de la Cancillería y a un importante miembro del gobierno de Rishi Sunak. En síntesis, el temor es que los estudios geológicos de Moscú sean solo el preludio para que Putin inicie una carrera contrarreloj para la apropiación de recursos naturales en territorio antártico.
Los expertos creen que no se trata solo de investigaciones científicas, como esgrime el Kremlin. Sospechan que el gobierno ruso quiere embarrar la cancha a través de estudios sísmicos, como sugirió en el Parlamento británico el especialista en temas antárticos Klaus Dodds, profesor de geopolítica en el Royal Holloway College, de Londres. De allí podría abrirse un camino oscuro hacia la extracción de recursos.
“Existe la preocupación de que Rusia esté recopilando datos sísmicos que podrían interpretarse como prospecciones en lugar de investigaciones científicas. Las actividades de Rusia deben entenderse como una decisión para socavar las normas asociadas con la investigación sísmica, y en última instancia, un precursor de la próxima extracción de recursos”, esgrimió.
Dodds está convencido de que Rusia busca apoyarse en socios como China y la India, que creen que el actual tratado ha favorecido históricamente a los países occidentales, con el Reino Unido a la cabeza. De hecho, en abril de 2022, en una reunión de miembros del tratado antártico, Beijing se negó a acompañar una condena a Rusia por su invasión a Ucrania. El gobierno de Xi Jinping argumentó que no quería “politizar” el continente blanco y empujarlo a disputas geopolíticas. Ese mismo año Rusia y China bloquearon los intentos de expandir las áreas marinas protegidas en la Antártida.
Jane Rumble, jefa del departamento de regiones polares de la cancillería británica, dijo que Londres sigue “muy de cerca” la situación y afirmó que Moscú “ha asegurado en múltiples ocasiones que se trata de un programa científico”. Pero Dodds cree que no son investigaciones experimentales, sino perforaciones exploratorias de gas y petróleo.
Ahora, el terreno de disputa más probable se extenderá hacia la India. Allí, más precisamente en la ciudad de Kochi, se celebrará del 20 al 30 de este mes la 46° Reunión Consultiva del Tratado Antártico (ATCM 46) y la 26° reunión del Comité para la Protección del Medio Ambiente (CEP 26). La geopolítica está hoy tocando las puertas del Tratado Antártico y amenaza con derribarla a golpes.