Un hombre de 36 años que había sido robado al nacer logró reencontrase con su madre

Alejandro siempre supo que era adoptado, pero tanto él como sus padres adoptivos creían que lo habían “regalado” porque no podían cuidarlo. Sin embargo, más de tres décadas después, se descubrió la verdad. “ Saber de dónde venimos es la base de la vida”, reveló en diálogo con TN.
Un hombre de 36 años que había sido robado al nacer logró reencontrase con su madre

Alejandro Martín Pérez, de 36 años, sabía que era adoptado “desde que tenía uso de razón” y poco le llamaba la atención conocer sus raíces hasta que nacieron sus hijas. La paternidad cambió su forma de pensar y de ver la vida. “En un control nos preguntan a mi expareja y a mí si teníamos antecedentes de muerte súbita, por ejemplo, y no supe qué responder. Ahí me di cuenta de que necesitaba encontrar mis raíces por mis hijas”, contó en diálogo con TN.


Tras una intensa búsqueda que duró 48 horas, Ale descubrió que había sido robado del vientre de su madre el 16 de diciembre de 1987 y que ella estuvo toda su vida buscándolo. Treinta y tres años más tarde lograron darse aquel abrazo tan esperado y comenzaron a cerrar la herida.

Tanto él como sus padres adoptivos, siempre creyeron que había sido dado en adopción porque su madre biológica no podía cuidarlo. Esa era la información que le habían dado, pero la realidad era totalmente diferente.

Nélida, su madre biológica, fue engañada en el momento del parto. Fue llevada por una asistente social a una clínica privada de Posadas, donde vivía con su familia, dos días antes de la fecha en la que debía nacer Alejandro. Le realizaron una cesárea con anestesia total y cuando se despertó le dijeron que su bebé había muerto.

Pero, no se conformó con esa explicación y pidió que le entregaran el cuerpo. Tras muchas idas y vueltas, finalmente le dijeron que “había nacido con problemas en las piernas” y que lo habían llevado a Buenos Aires para tratarlo. Inmediatamente, la mujer viajó a la ciudad y ahí comenzó una larga travesía de 33 años de dolor y lucha por recuperar a su hijo.

“Ella iba todos los días a los hospitales donde le decían que estaba, a los juzgados pidiendo que me devuelvan, pero nadie le daba bola”, contó Alejandro en diálogo con TN.

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Ante la negativa que recibía día tras día, Nely denunció a la asistente social por haberle robado a su hijo, pero en 1990 la Justicia determinó la absolución de la mujer y la total potestad sobre el menor a sus padres adoptivos. “Sintió que le soltaron la mano”, agregó.

Sin embargo, su búsqueda no terminó con aquella sentencia. Ella siempre siguió tratando de encontrarlo, verlo, aunque sea de conocer su cara. Pero los tiempos eran otros y todo era mucho más difícil, sobre todo para una familia del interior de bajos recursos.

“Vinieron a vivir a Buenos Aires, durante el día trabajaba y a la tarde me buscaban, hasta el 94′ cuando tuvieron que volver a Posadas. Después, ella cuando podía iba y venía de Buenos Aires a Posadas, hasta que se fue poniendo más viejita y ya no podía viajar tanto”, detalló con ternura Alejandro.

“Había una denuncia de una mujer que pedía mi devolución”


A pesar de que él siempre supo que era adoptado, jamás sintió esa necesidad de contactar a su familia biológica. A sus 18 años, su madre adoptiva le dio una carpeta en donde estaba toda la documentación de su adopción, pero no la abrió. “En ese momento no estaba preparado para afrontar todo eso, no era lo suficiente maduro”, recordó.

Hasta que el nacimiento de sus hijas le hizo cambiar de parecer y le volvió a pedir aquella carpeta. “El 12 de abril de 2021 me entregó la capeta y ahí encontré los papeles del juicio de mi adopción. Además, había una denuncia de Nélida, mi madre biológica, hacia la asistente social que me había dado en adopción, en donde pedía mi devolución”, detalló.

Sin siquiera imaginar lo que podía llegar a encontrar, la abrió y ahí estaban los papeles de adopción con el nombre de sus padres biológicos. “Ahí mismo encontré un recorte de diario El Territorio, en donde decía ‘Resuelven que un niño continúe viviendo con sus padres adoptivos a pesar de que su madre biológica hizo una denuncia con el fin de recuperarlo’”, agregó recordando la sorpresa que sintió tres años atrás al leer eso.

 

“No podía creer que había una denuncia de una mujer, que era mi madre, que pedía mi devolución”, contó y remarcó lo importante que fue ese detalle en su búsqueda y el cambio que generó en su vida saber que su familia siempre lo quiso.

Lo que a su mamá le llevó casi toda una vida, a él le llevó tan solo 48 horas
Ni bien supo que su madre lo había buscado desde el primer momento, se puso en campaña y comenzó a buscar a sus parientes por las redes sociales. En dos días, que pasó sin dormir solo pensando en que tenía que encontrar a su mamá, fue que se contactó con decenas de personas, a tal punto que tanto Facebook como Instagram le bloquearon la cuenta porque consideran su actividad como “spam”. “Me quería morir. Al otro día, que me devuelven las cuentas, tenía un mensaje de una de las personas que había contactado diciéndome que conocían a Gisella, una de mis hermanas biológicas”, mencionó.

Así, casi por un boca a boca, logró dar con el número de teléfono de su hermana. “En un momento pensé que estaba muerto. Que me había muerto y que todo lo que estaba pasando era producto de mi imaginación. Que estaba viviendo lo que yo quería vivir, no lo que era”.

“Hola Gisella, mi nombre es Alejandro Perez. Estuve averiguando y preguntando hace unos días por una señora que se llama Nélida Isabel Benítez”, le escribe él y ella le responde: “Sí, es mi mamá”. “Creo que es mi mamá biológica”, reveló Ale y Gisella respondió: “¡Yo te busqué años! Vivimos allá en Buenos Aires, buscándote”. Finalmente, aquella búsqueda de 33 años, todo el dolor y el sufrimiento de una familia entera pudo empezar a sanar.

Tras un par de horas hablando con su hermana, entre preguntas y datos que se pasaban para comprobar que no se habían equivocado y que efectivamente eran hermanos, fue que le contaron a Nélida.

Su emoción quedó plasmada en un video que logró grabar un familiar. “Ya abuela, ya abuela. Ahora lo estás viendo”, le dice uno de sus nietos tratando de calmarla mientras la abrazaba. “Diosito me escuchó”, agradecía Nélida mientras veía por primera vez la cara de su hijo, por quien no pasó un día que no rezara y confiara que lo iba a encontrar.

El primer encuentro fue a través de una videollamada, donde su mamá le contó la verdadera historia de su separación. “Yo recién me entero de la verdad, de cómo terminé dado en adopción, bah, mejor dicho robado, cuando después de esas 48 horas de intensa búsqueda hago una videollamada con mi mamá y me cuenta todo”, reveló.

“Ella siempre dejaba un plato de más en la mesa. Mi familia biológica es muy católica y siempre terminaba su rezo con mi nombre. Hasta que, bueno, un día pude ocupar ese lugar y comer en ese plato que siempre me esperó”, contó emocionado.

A los pocos días, sacó un pasaje para Misiones y fue a conocer a su familia. “Yo creo que la identidad de cada uno y las raíces es lo más importante. Saber de donde venimos en la base de la vida”, concluyó en diálogo con TN.

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