El mundo del fútbol está de luto. A sus 85 años, murió César Luis Menotti. El Flaco, como se lo conocía popularmente, fue el director técnico que ganó en 1978 el primer Mundial con la selección argentina, y marcó un antes y un después con su trabajo a largo plazo. Repitió la consagración en 1979 en Japón, con un combinado Sub 20 liderado por Diego Armando Maradona, que el propio orientador consideró el mejor plantel que llegó a dirigir. Dejó un legado enorme y es gran parte de la historia del fútbol nacional.
El Mundial de Alemania 74 fue una bisagra para la selección argentina. El elenco comandado por Vladislao Cap acababa de mostrar una de sus peores versiones, producto de la improvisación, de la pésima gestión dirigencial y del desinterés que mostraban algunos jugadores por vestir la Albiceleste. Producto de esto, el 21 de junio de 1974, David Bracutto -entonces vicepresidente primero de la AFA- asumió la conducción de la entidad de Viamonte 1366. El ex dirigente de Huracán, club en el que Menotti había construido uno de los mejores equipos de la historia del fútbol argentino, contrató al entrenador para que llevara adelante una restructuración en las selecciones, le aclaró que su continuidad no dependía de los resultados y que debía liderar un proyecto integral. La respuesta del rosarino fue muy clara: “Es la gran ambición de mi vida”.
En octubre de 1974, Menotti asumió el cargo e inmediatamente presentó un plan concebido a diario con una meta clara: el Mundial de 1978 que iba a jugarse en tierras argentinas. “La Selección debe ser la prioridad número uno”, fue la frase que repitió cada vez que dio una entrevista y el mensaje que les machacó a sus futbolistas. Bajo su mandato, Argentina se transformó en un símbolo de compromiso y su enfoque estuvo dirigido a dignificar el juego colectivo y no ganar a cualquier costo.
“Lo de César fue un trabajo bárbaro, con un calendario internacional y permanente para conocer a sus futbolistas. De Menotti tengo los mejores recuerdos. Fui amigo y compartimos cosas únicas e inolvidables. Mi admiración y respeto hacia él. Recuerdo que fuimos un año antes del Mundial 78 a Europa para competir con selecciones de ese continente, y de esta manera aprovechamos a probar uno y otro equipo para afilar una idea de juego”, contó en su momento Jorge Carrascosa en una entrevista a Infobae en el 2023.
Los casi cuatro años previos al Mundial del 78 fueron muy movidos. Se armaron selecciones en las provincias y amistosos en el exterior para focalizar la idea en el armado de un plantel de jerarquía. Para ello, fueron muchos futbolistas los convocados por el entrenador para ser evaluados.
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“Mi primera convocatoria fue en 1975. El ex técnico de Colón, Miguel el Gitano Juárez, me dijo: “Mirá Héctor, mañana tenés que presentarte en la cancha de Defensores de Belgrano para entrenarte con el seleccionado nacional”. Al principio no me volví loco, pero terminó siendo el día más importante de mi carrera. Hubo un antes y un después desde que conocí a Menotti. Debuté en un triunfo por 6 a 0 ante Estados Unidos en el estadio Azteca por la Copa Ciudad de México. Después, me quedé hasta el Mundial de España, inclusive”, recordó a este medio Héctor Chocolate Baley, integrante del plantel argentino campeón del mundo.
Menotti y la pelota, una relación idílica (EFE/Pérez de Rozas)
“Yo lo conocía de Boca cuando él era futbolista. Yo estaba en las juveniles y cada tanto me subían a la Reserva o a la Primera, entonces tuve la oportunidad un par de veces de escucharlo hablar, y allí el Flaco nos marcaba varias cosas. Yo llegué al Globo el mismo año que asumió Menotti como director técnico, en enero de 1972, y después me llevó al seleccionado argentino”, sostuvo Omar Larrosa, ex mediocampista campeón del mundo e integrante del Huracán del 73.
Al mismo tiempo, Larrosa detalló el mensaje que le bajaba Menotti sobre lo que pretendía de sus equipos: “Debíamos jugar a la pelota y demostrarlo dentro de la cancha. Que la cuidáramos y nos moviéramos, que la pidiéramos y que jugáramos como sabíamos hacerlo. Eso nos quedó grabado, y cada uno de los muchachos lo logró hacer en la cancha. Luego, lo fuimos plasmando en el equipo hasta que se formó un juego colectivo”.
De cara al Mundial 78, Menotti renovó casi por completo el plantel que había jugado en Alemania cuatro años antes, y sólo tres futbolistas repitieron: Ubaldo Fillol, René Houseman y Mario Kempes. La delegación albiceleste estaba conformada por 22 futbolistas, pero hubo cinco que no sumaron minutos en los siete encuentros: los arqueros Baley y La Volpe, el mediocampista Rubén Galván, y los defensores Daniel Killer y Rubén Pagnanini.
“Fui el último en ser convocado. Luego del partido que Independiente empató con Talleres en Córdoba en enero de 1978 y se consagró campeón con ocho hombres, me citaron al seleccionado nacional. Fui unos meses a prueba, hasta que el entrenador decidió definir a los 22 y entré entre los últimos. Fue un gran halago y una emoción haber sido parte del grupo de Menotti, un entrenador que me marcó mucho como persona. ¿Si le planteé alguna vez a César por qué no me utilizó ni un minuto en el Mundial? No, jamás. Yo sabía las reglas de juego y el respeto que se merecía Menotti; el Flaco era un monstruo”, resaltó Pagnanini en el 2022.
La selección argentina arrancó la fase de grupos de la Copa con dos victorias frente a Hungría (2-1) y Francia (2-1), y una derrota contra Italia (0-1). José Valencia fue uno de los que disputó los tres partidos previos a perder la titularidad. Pero destacó el trabajo de Menotti, a quien definió como el mejor técnico de todos.
“¿Que enseñanza me dejó? Toda. Él fue el que les dio posibilidades a los jugadores del Interior de integrar un seleccionado argentino. Una persona con una claridad única para ver el fútbol; un sabio de este deporte. Fue el mejor de todos, aunque no lo conocí a Carlos Bilardo, que por algo llegó adonde llegó. Carlos fue muy respetado, ya que ganó el segundo título del mundo. Gracias a Dios soy del grupo al que le gusta el buen juego, como el Manchester City de Guardiola, por eso para mí Menotti fue el mejor de todos”, resaltó el ex mediocampista jujeño en junio 22.
Luego, la Albiceleste enfrentó a Polonia en Rosario, donde terminó ganando 2 a 0. “Me pidió Menotti que cuidara la pelota, que le diera circulación, generara juego a través de esta, y eso era lo que podía aportarle al equipo. No era un futbolista sacrificado, más bien, uno que participaba con el balón en los pies y gambeteaba, que era una opción válida. El Flaco me decía: ‘Julio, vaya al área y tire un caño ahí, a ver si se anima’. Llegar al área era un objetivo básico, porque era el lugar más seguro para un delantero que puede hacer de las suyas. Hoy, el futbolista recibe la pelota y mira para atrás. En mi época, había que ir para adelante, porque para ganar hay que hacer goles”, reconoció Julio Villa sobre el pedido del entrenador previo a ingresar en el segundo tiempo.
A partir de ese momento, el elenco comandado por Menotti se encaminó hacia el título. Habían pasado casi cuatro años, miles de horas de entrenamiento y seis partidos de la Copa del Mundo. Todo un país sufría la dictadura militar y a la vez soñaba con festejar un título. Después de la charla técnica de Menotti, el elenco nacional salió al campo de juego del estadio Monumental y le ganó a Holanda con buen fútbol y coraje.
“Ese día, en el vestuario hubo mucho nerviosismo que nos llevó a sufrir bastante, por la presión que la gente nos metía y el solo hecho de saber qué iba a pasar en esa final ante Holanda. Esa presión te mata. La charla técnica de Menotti fue: ‘Hay que darle una alegría a esta gente que vino a vernos’. Claro y sencillo, así era el Flaco. No daba vueltas”, remarcó Miguel Cata Oviedo en julio 22. Al mismo tiempo, agregó: “Menotti era un tipo tan abierto y confiable, al igual que el profesor Ricardo Pizzarotti, que junto con Roberto Saporitti armaron este lindo grupo. Lo queríamos mucho al Flaco”.
Luis Galván también se deshizo en elogios al hablar de Menotti y enfatizó en la manera de manejarse dentro del vestuario. “No me olvido más. César me agarró previo a enfrentar a Holanda, me tocó la espalda y me dijo: ‘Luis, juegue como lo hace en Talleres’. Yo pensaba que no me estaba pidiendo nada. Algunos te dan indicaciones, pero este hombre me palmeó la espalda y me remarcó que disfrutara del partido como lo hacía siempre. Después de sus palabras, salí agrandado al campo de juego del Monumental”.
Tras la victoria por 3 a 2 sobre Holanda, Argentina se consagró campeón por primera vez. El Flaco Menotti quedó en la historia por haber cumplido el objetivo de máxima y por eso apenas finalizó la Copa, declaró: “El ciclo Menotti ha concluido. Hoy, me atrevo a decir que ni aun cuando me lo propongan, las autoridades continuarían preparando a esta Selección para 1982, en España. Ya no tengo fuerzas para continuar un camino que estuvo lleno de problemas y dificultades. Desde el 1° de enero de 1975 hemos venido luchando día a día contra los incrédulos respecto al equipo que estábamos preparando. Con este título, mi tarea ha terminado”. Por supuesto, la historia dice que su camino en la Selección continuó y su legado se hizo cada vez más grande.
Un año después, el DT se hizo cargo del Sub 20 que compitió en el Mundial Juvenil en Japón. Para Menotti fue muy difícil cerrar la lista final, ya que de 400 chicos que fueron probados, solo 16 quedaron seleccionados. Entre ellos, Diego Armando Maradona, Ramon Díaz, Gabriel Calderón, Juan Barbas, Osvaldo Escudero y Juan Simón. Esa consagración fue heróica también. Porque Argentina convirtió 20 goles a favor y recibió sólo dos en contra, ganando seis partidos en igual cantidad de presentaciones. Tuvo al goleador del torneo, el Pelado Díaz con ocho tantos, quien fue, además, un perfecto socio de Pelusa en el juego.
“Teníamos 19 años y se formó ese seleccionado tras probar a más de 400 chicos. Yo fui de los últimos en sumarme, porque había debutado en Primera un tiempito antes, en 1978. Me fui a probar, me marcó Juan Barbas y anduve muy bien. Le gusté al Flaco Menotti y me citó para Japón, donde fuimos campeones. Fue mi primer título. Le voy a agradecer de por vida la oportunidad que me dio, fui muy feliz gracias a él. Menotti fue y será nuestro gran maestro, un adelantado en cuanto a la dirección técnica, mostró una filosofía incomparable y nos enseñó a jugar en función del equipo”, manifestó el Pichi Escudero en febrero 22.
“Me duele mucho su partida. Gracias a César pude ser conocido a nivel internacional. Fue él quien me eligió para el Mundial España 82 y para el juvenil de Japón 79. Nos daba esa tranquilidad y esos consejos de cómo vivir la emoción del fútbol, y de sentir el fútbol a su manera. Siempre remarcaba que no le importaba ganar como sea, sino que lo quería hacer jugando bien. ¡Y nosotros seguimos pensando de la misma manera!”, expresó Juan Barbas con un dejo de tristeza, desde Italia, donde reside actualmente.
Asimismo, añadió: “Al Flaco era un honor escucharlo; no te cansaba nunca. Era tan simple y concreto con lo que te decía, que te terminaba convenciendo. Fue algo maravilloso haberlo conocido y revolucionó el fútbol, sin dudas. Al él le gustaba mucho el fútbol alemán porque jugaban a un toque, hacían paredes y nos recalcaba eso en cada charla técnica estando en la Selección. Eso me hizo triunfar en Europa”, relató el ex volante que disputó los seis encuentros en Japón.
Por su parte, Gabriel Calderón evocó la preparación que llevó adelante el cuerpo técnico de Menotti para lograr el objetivo. “Tuve la suerte de jugar en varios equipos con un buen nivel de juego, pero este seleccionado fue el más perfecto de todos, basándose en el nivel de los jugadores y la táctica. El mérito total fue de Menotti, que nos preparó durante tres meses. Entrenábamos de mañana y tarde de lunes a viernes y después complementábamos con el trabajo que hacíamos en nuestros clubes. Fue el mejor equipo de todos, se acercaba a la perfección”.
El ex centrodelantero bañó de elogios a Menotti y lo eligió como el entrenador más importante de su carrera: “Lo tuve en una edad muy temprana. Yo empecé a los 17 años a jugar en Racing. A los 19 fui campeón juvenil y a esa edad me enseñó fundamentos futbolísticos para mi puesto y cualidades que fueron fundamentales para seguir creciendo. Mi calidad se benefició con esos fundamentos que aprendí del Flaco a la edad justa para que un profesional pueda crecer al máximo dentro de sus posibilidades. Yo nunca pude haber sido Messi o Maradona, pero crecí con mis condiciones gracias a Menotti. Fue la maduración perfecta. Me enseñó de táctica: marque - desmarque y ocupación en la cancha. Aprendí varios conceptos imprescindibles para poder jugar en un alto nivel”, se sinceró el hombre de 64 años.
Durante la charla previa a la final que Argentina le terminó ganando 3-1 a Unión Soviética, Calderón reconoció las últimas palabras del Flaco para con sus jugadores: “Nos recordó que habíamos llegado a esa instancia por mérito propio y que habíamos ido para ser campeones del mundo. Nos dijo ´jueguen la filosofía de fútbol que practicamos hasta hoy, no cambien nada. Se puede ganar, empatar o perder, pero vamos a seguir jugando como lo venimos haciendo´. El Flaco insistía en como jugábamos nosotros, respetaba a los rivales, pero insistía que lo más importante era nuestra forma de jugar”, cerró el recuerdo.