Economía 13/04/2024 11:48hs

Tren entre Bahía y Buenos Aires: otro episodio de la novela sin fin

En Azul comienzan las indagatorias por el descarrilamiento del 8 de marzo de 2022, cuando cubría Buenos Aires y nuestra ciudad y que provocó la suspensión indefinida del servicio de transporte.

Tren entre Bahía y Buenos Aires: otro episodio de la novela sin fin

Con el cargo de haber cometido el delito de “Estrago Culposo Agravado”, comenzaron en el departamento judicial de Azul las indagatorias a directivos de FerroExpreso Pampeano SA (FEPSA) y de la Sociedad estatal operadora ferroviaria (SOFSE), al ser considerados responsables del descarrilamiento del tren de pasajeros ocurrido el 8 de marzo de 2022, cuando cubría el trayecto entre Buenos Aires y nuestra ciudad.

Precisamente, desde aquel día, el servicio de transporte entró en un cono de sombras, se reestableció parcialmente y un año después (22 de marzo de 2023), tras un nuevo descarrilamiento, ya no volvió a funcionar.

La primera firma está acusada de no mantener en condiciones adecuada los rieles mientras que la segunda por haber utilizado vagones con severas deficiencias mecánicas. 


De acuerdo al Ministerio Público Fiscal y a lo colectado en una investigación que demandó dos años, se tomará  declaración a siete personas. Las pericias e informes --en los cuales intervino la Policía Federal--, incluyen muestras de orina y sangre del conductor y ayudante, contenido de la caja negra de la locomotora; registro de velocidades desarrolladas por los trenes; informe del Instituto de Hidrología de Llanuras; inspección de infraestructura y material rodante; Informes de la formación y sus sistemas de amortiguación y un estudio del Departamento de Ingeniería de la Universidad Nacional del Sur. 

A partir de estos elementos, la justicia estableció –prima facie-- que tanto FEPSA como SOFSE tienen responsabilidad directa en lo ocurrido.

Al detalle 

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El 8 de marzo de 2022 la formación ferroviaria de SOFSE circulaba por el ramal Olavarría-Bahía Blanca, concesionado a FEPSA, a una velocidad de 91 km/h, cuando en el kilómetro 346 se produjo su descarrilamiento, ocasionando lesiones a setenta y nueve personas. 

Las pericias realizadas establecieron que los coches de la formación carecían de amortiguadores antiserpenteos y algunos presentaban una altura inadecuada en el mecanismo de la suspensión, cuestión técnica muy grave cuando se circula por una vía en malas condiciones.

La red ferroviaria –con un promedio de 145 años de antigüedad-- es el otro gran causante del accidente, ya que presenta deterioros de todo tipo, desde eclisas rotas y quebradas sin lubricación y sin luces de dilatación, fijaciones de las vías sueltas, quebradas o vencidas, durmientes de madera fisurados, podridos o vetustos, bulones de fijación riel-eclisas faltantes, quebrados y oxidados y diferencias geométricas de la vía. 

La causa imputa además al Conductor de la locomotora por haber excedido la velocidad máxima admitida de modo de garantizar una circulación segura. Pero además se verificó que al querer disminuir su marcha  “operó con impericia los frenos, modificando el contacto entre los rieles y las ruedas, favoreciendo el descarrilo”. 

Las culpas


En este cuadro se imputa a autoridades de FEPSA por el deficiente estado de la estructura ferroviaria y por omitir las reparaciones y obras necesarias para garantizar una circulación segura. A SOFSE, por su parte, se lo considera responsable de no atender las serias deficiencias de los vagones para circular teniendo en cuenta las malas condiciones de las vías. Específicamente la falta de amortiguadores y la mala regulación de la suspensión. “Esta omisión conforma una conducta negligente para la seguridad y contribuyó al siniestro”. 

En conclusión: exceso de velocidad, el mal desempeño del maquinista, vagones sin amortiguadores y una red en pésimo estado fueron más que suficientes para un final como el ocurrido. 

Se imputa además a SOFSE y FEPSA de no haber reportado estas condiciones deficitarias ni haber adoptado las medidas adecuadas para mitigar el riesgo de descarrilamiento. 

Esas conductas son las que constituyen, prima facie, el delito de “Estrago Culposo Agravado”, que define un comportamiento en contra la seguridad pública y que por imprudencia, negligencia o impericia causa un estrago que pone en peligro de muerte a las personas.

El regreso, una utopía


Un año después del incidente de marzo 2022, el tren volvió a circular, a pesar de que poco y nada se había modificado en las condiciones del servicio.

El 22 de marzo de 2023 una formación volvió a descarrilar casi en el mismo lugar, en esa ocasión como consecuencia del daño que sufrió un tramo del riel luego del paso de un camión que terminó arrastrando la vía y desprendiendo las fijaciones. El conductor fue acusado de “estrago culposo” por no dar cuenta del incidente a pesar de advertir que había modificado la trocha. Desde este incidente la ruta está suspendida. 

Desde el Juzgado de Azul explicaron a este medio que si bien no existe ninguna medida cautelar que impida poner nuevamente el tren en marcha, sí está la exigencia, tanto a la concesionara como a la operadora, que garanticen la seguridad del pasaje. Como ni FEPSA ni SOFSE han hecho obra alguna que modifique las actuales condiciones, volver a contar este tren es una verdadera utopía.

Aquel cementerio


En marzo de 1963, con el ferrocarril en manos del Estado Nacional, se puso en marcha un servicio expreso entre nuestra ciudad y Buenos Aires, cubriendo el trayecto en apenas 9 horas. Arribado el primer convoy a la estación Sud, los pasajeros se manifestaron maravillados. 

“El viaje fue magnífico”, señaló un usuario. Otro destacó “el suave deslizamiento del tren” y un tercero dijo haber disfrutado de “un viaje con un andar comparable al de un avión”.  

Finalmente, dirigentes de las Unión Ferroviaria local que habían sido parte del pasaje, resaltaron que cuando al servicio se lo dota de elementos adecuados los ferrocarriles funcionan de maravilla. Y mencionaron un detalle clave: “Por eso venimos bregando por la renovación del material, pues no se puede exigir rendimiento con un cementerio de hierros viejos”.

A 61 años de aquel servicio, ese cementerio sigue siendo una realidad. Si FEPSA o SOFSE hoy asumieran la responsabilidad de la seguridad para restablecer el viaje, el mismo no podría demorar menos de 18 horas.

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