Qué electrodomésticos gastan más luz: los tips para bajar el consumo

Según expertos, medidas sencillas pueden hacer la diferencia.
Qué electrodomésticos gastan más luz: los tips para bajar el consumo

Tras el fuerte aumento de tarifas aplicado este año, las facturas de luz empiezan a llegar con montos disparados. Y muchas familias se preguntan ahora cómo pueden bajar su consumo eléctrico, para no pagar fortunas. Según los expertos, en esa misión es clave, por un lado, cambiar cuanto antes los artefactos obsoletos por otros más eficientes. Y por otro lado controlar derroches muy comunes para que cada kilowatt hora (kWh) rinda al máximo. Todo esto, priorizando los artefactos que más gastan.

Cuando se mide el consumo por hora, aparatos como el secador de pelo, la plancha o la pava eléctrica parecieran ser los más gastadores. Sin embargo, como se prenden sólo por unos instantes, su impacto en la factura termina siendo pequeño. Exactamente lo contrario pasa con la heladera, que en una hora gasta muchísimo menos que un secador (la vigésima parte). Pero, como está siempre funcionando, termina siendo el que más consume.

Una investigación reciente hecha por expertos de la Universidad Nacional de San Martín determinó que un hogar típico de clase media en el Área Metropolitana de Buenos Aires demandaba unos 4.200 kWh anuales. Y que el 56% de ese consumo se concentraba en la heladera (21%), el aire acondicionado (16%), la iluminación (11%) y los calefactores (8%). Hornos eléctricos (7%), computadoras (7%), televisores (6%), cafeteras (3%), lavarropas (2%), planchas (2%) y secadores (2%) explicaron porciones bastante menores. De cara al otoño y al invierno, entonces, habrá que prestar especial atención a la calefacción eléctrica con aires y estufas, a la heladera y a las lamparitas.

 

Tips para ahorrar luz

Con la heladera

-Ubicar mejor el equipo. Tendría que funcionar en un sitio fresco, lejos de fuentes de calor (como el horno), sin exposición directa al sol y separado de paredes y muebles por al menos 15 centímetros para facilitar su ventilación.

-Ocuparse del mantenimiento. No dejar que se acumule polvo atrás y revisar seguido que los burletes de las puertas estén bien. Controlar que no se forme hielo en las paredes del freezer ya que una capa de sólo 3 milímetros eleva el consumo hasta un 30%.

-Revisar el termostato. No enfriar más de lo necesario: por cada grado que se baje el regulador, el consumo de energía crece un 5%.

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-Mejorar hábitos de uso. Tratar de abrir menos veces la puerta y por el tiempo mínimo necesario, para reducir estas pérdidas de frío que explican 5% a 10% del gasto total. También mejora el consumo no meter alimentos calientes y descongelar en la heladera lo que se saca del freezer (para aprovechar el frío liberado).

-Tapar los alimentos. Esto evita que se genere humedad y así disminuye el uso de energía. Además, la comida se conservará mejor. Acomodar los alimentos para que sean visibles previene, a su vez, que la puerta deba abrirse por demasiado tiempo.

-Cambiar heladeras antiguas. Estiman que 2 de cada 3 de las que están en uso son obsoletas. Las que hoy se venden, de clase A o superior, consumen un tercio o incluso la séptima parte de la energía que las de 10 años o más.

 

Calefacción eléctrica

-Fijar temperaturas moderadas. En la mayor parte de la Argentina, frente a temperaturas invernales, 18 a 20 grados se consideran suficientes para sentirse bien, usando ropa apropiada. Por cada grado adicional que se pida al artefacto el consumo crecerá un 15%.

-Limpiar seguido los filtros. Recomiendan retirarlos y sacarles la suciedad una vez por mes. De lo contrario, las partículas acumuladas dificultarán la salida del aire caliente. Y el equipo tendrá que funcionar por más tiempo para templar el ambiente, con mayor consumo.

-No “apurar” bajando grados. Programar un aire en 26° o en 30° no logrará que el ambiente se caliente más rápido. Si se lo fijó en 20° y el lugar está mucho más frío que eso, el equipo igual funcionará a pleno hasta llegar a la meta, sin riesgo de calefaccionar en exceso.

-Apuntar las corrientes hacia abajo. Como el aire caliente tiende a subir, la idea es evitar que se concentre enseguida junto al techo, dejando fría la zona en la que están las personas. Para que no se estratifique y forzarlo a bajar, también ayudará prender en mínimo un ventilador (cuyo consumo es ínfimo).

-Reforzar la aislación. Colocar burletes en puertas, ventanas, taparrollos y cerramientos -o renovar los que estén gastados- es clave para reducir ingresos de aire frío (los “chifletes”). También sirve colocar láminas de polietileno y cinta en ventanas que no se abran seguido para generar un efecto aislante similar al del doble vidrio.

-Aprovechar cortinas, persianas y postigos. Pueden ser valiosos aliados para bajar el gasto en calefacción. La recomendación es, por un lado, cerrarlos bien cada noche para reducir las pérdidas de calor. Y por otro lado, abrirlos de día para dejar entrar la luz solar y que ésta caliente gratis el interior.

-Invertir en un aire más eficiente. Aconsejan reemplazar cuanto antes los equipos antiguos que no tengan etiqueta de eficiencia o los que estén marcados con las letras B, C, D o inferiores. Los nuevos de clase A o superior pueden hoy gastar la mitad.

 

Iluminación

-Cambiar todo a LED. Estas lámparas pueden gastar la mitad que las fluorescentes compactas y hasta la décima parte que las halógenas o incandescentes. Su vida útil, además, puede ser 10 veces mayor: llega a 30 mil horas o 15 años.

-Elegir LED de alta eficiencia. Entre lámparas LED con igual luminosidad, algunas logran gastar menos energía que otras. Por eso, al comprar, hay que mirar sus etiquetas de eficiencia y preferir las de clase A, A+ o A++.

-Mantener lámparas y pantallas limpias. De lo contrario, se pierde hasta el 50% de la luminosidad. Y terminamos encendiendo más focos o usando lámparas de mayor potencia que la necesaria.

-Aprovechar mejor la luz. Pintar de colores claros las paredes y el cielorraso reduce las necesidades de iluminación artificial. También recomiendan usar luces focalizadas en los rincones donde se la necesita, en lugar de iluminar todo el ambiente.

-Habituarse al “prende y apaga”. Las luces sólo deben estar encendidas mientras haya alguien en la habitación. Al salir de un ambiente, aunque sea por poco tiempo, debería quedar a oscuras.

-Sumar sensores de movimiento y temporizadores. En sectores como la entrada, el garaje o los palieres, estos dispositivos permiten que las luces se enciendan sólo por el tiempo mínimo necesario.

 

Qué más hacer para bajar el gasto

-No dejar electrónicos en “stand by”. Aunque parezcan apagados, muchos quedan en un modo de espera gastando energía. Es mínimo, pero constante, y en la sumatoria estos “consumos invisibles” elevan hasta un 15% el consumo del hogar. La solución es acostumbrarse a desenchufar televisores, computadoras, impresoras, cargadores de celulares y otros mientras no se usen.

-Lavar la ropa con agua fría. Lo que más ahorra energía es cargar el lavarropas siempre hasta su máxima capacidad y elegir -salvo para prendas muy sucias o delicadas- programas cortos de lavado en frío. Al calentar el agua, el consumo eléctrico crecerá un 80%. Además, si el aparato es obsoleto, convendrá cambiarlo por uno más eficiente.

-Cocinar de manera eficiente. Quienes usan anafes eléctricos pueden ahorrar hasta el 25% de la energía sólo tapando las ollas. También es clave elegir los recipientes más adecuados, descongelar los alimentos antes y hasta cambiar el momento en que se echa la sal.

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