Cómo es el restaurante que solo contrata jubilados para que lleguen a fin de mes
El proyecto de una pareja tucumana que decidió apostar por gente mayor para salir adelante.
Llegaron a Buenos Aires desde Tucumán a probar suerte, pusieron un restaurante y comenzar a contratar a gente mayor de 60 años como forma de afianzar el negocio y además ayudar a los jubilados a tener un ingreso extra. Además de ser un proyecto que ayuda, tiene un menú clásico que hoy la gastronomía revaloriza: las recetas de la abuela.
En un informe de Telenoche, a cargo del peridodista Federico Seeber, contaron la historia de Débora y Diego, una pareja que viene luchando por salir adelante con su emprendimiento y que tomaron una audaz decisión con un doble objetivo: mejorar la comida y el servicio y ayudar a otros. Los dueños percibían que trabajar con gente muy joven era un problema por lo poco que duraban en sus puestos. Al poco tiempo se iban y quedaban colgados. Por eso, decidieron apostar contratando a personas de mayor edad.
El tema del personal es un problema común a todos los proyectos gastronómicos, no sólo en Argentina, sino en el mundo. Es una actividad que creció muchísimo en este siglo, se puso de moda la gastronomía y muchos jóvenes se volcaron a estudiar esta disciplina.
Lo que termina sucediendo habitualmente es que el trabajo suele ser más pesado y rutinario de lo que se imaginan a priori, y muchos terminan yéndose de sus lugares de trabajo. Además, no siempre son trabajos bien remunerados para los que están más abajo en la pirámide laboral en contraposición al esfuerzo que implica.
Por este motivo, Débora y Diego decidieron ir a buscar gente mayor. Por su compromiso, por las ganas que tienen de salir adelante y el valor que le dan a la palabra empeñada. El restaruante se llama “Las Nonas Ramona y Petrona” y queda en Tres Arroyos al 399 en el barrio de Villa Crespo.
El menú de “Las Nonas” es bien tradicional, sigue la línea marcada por las históricas recetas de las abuelas de Débora. La receta de las empanadas viene de Petrona (no la histórica cocinera televisiva) y la de las pastas viene de su otra abuela Ramona. En la pizarra que se renueva cada día también se puede encontrar: Arroz con pollo, milanesas, ñoquis caseros, ravioles con estofados. Y los precios, todos son populares para hacerle frente a los tiempos que corren.
“Esta es una historia fenomenal, que tiene que ver con quien toma la decisión, la pareja de Débora y Diego, tucumanos ellos, que vinieron a la gran ciudad a ver qué podían hacer. Un día armaron un negocio que empezó con empanadas y se encontraron con esta idea de ¿por qué no empezamos a contratar a mayores de 60? ¿Por qué tenemos que pensar que es gente descartable?”, explicó Federico Seeber.
Débora lo explica claramente: “Es un desafío para ellos, y por eso toman el compromiso y lo cumplen mejor que muchos menores de 30. Porque tienen responsabilidad, mucho respeto y honestidad y, a pesar de su edad, ganas de salir adelante”.
Mónica, una de las jubiladas que atiende en el local explica sonriente cuáles son sus responsabilidades y cuenta orgullosa: “A las 4:30 ya tomo un colectivo para poder llegar acá desde Gonzalez Catán. Tengo dos horas de viaje para venir y tres horas cuando me voy”. Desde otro rincón del local aparece Lola y afirma: “Trabajamos como una familia, de verdad, porque si ella no puede hacer algo, lo hago yo, o si hay que lavar las ollas, lo hace cualquiera”.
Diego relata su historia mientras le toma la mano de manera firme a su pareja como una forma de aferrarse a esa historia de amor y compromiso: “Cuando me quedé sin trabajo, y Débora estaba embarazada, ella me propuso ponernos a vender empanadas. Nos fuimos a llevar una muestrita a cada restaurante, a cada lugar de comida, y nos empezaron a pedir. Y ahí empezamos también a hacer las pastas, las dos con recetas de las abuelas Petrona y Ramona”, contó Diego, para luego mostrar que el lugar se llama “Las nonas, Petrona y Ramona”, en homenaje a las creadoras de las recetas.