El otro “chocolate”: quién es el militante radical que operó decenas de tarjetas de “ñoquis” del Senado bonaerense
Fue subsecretario de Julio Garro en la Municipalidad de La Plata y hombre de confianza de los dirigentes de la UCR en la ciudad desde hace décadas; ubicó familiares y amigos en el Estado
LA PLATA.-Hugo Santiago Muguerza es radical. Acumula un largo recorrido entre los boinas blancas, con cargos para sí y sus familiares en el Senado bonaerense y la Municipalidad de esta capital, donde llegó a ejercer como subsecretario de Ambiente durante la gestión de Julio Garro (PRO). Más relevante, aparece en los videos de las cámaras de seguridad del Banco Provincia, saludando a Julio Rigau entre los cajeros en tres madrugadas distintas. Porque él es el “chocolate” del radicalismo, extrayendo dinero de 39 tarjetas de débito de “ñoquis”, según reconstruyó LA NACION durante las últimas semanas.
El nombre de Muguerza (72 años) no figura, aún, en la investigación judicial que tiene a Rigau y a Claudio y Facundo Albini como protagonistas, acusados de integrar una asociación ilícita que durante años desvió cientos de millones de pesos del Estado bonaerense. Pero su rostro sí aparece en el expediente criminal, junto al de una mujer, morocha y mucho más joven que él, que lo acompañó a retirar fondos del Senado provincial.
La fiscal Betina Lacki citó a declarar a los titulares de esas 39 tarjetas de débito del Senado bajo sospecha. Buscará que alguno rompa el silencio cómplice e identifique por su nombre a Muguerza o su acompañante, a diferencia de lo que ocurrió con los 48 titulares de las tarjetas de débito de ñoquis y supuestos empleados de la Cámara de Diputados bonaerense que tenía “Chocolate” Rigau en sus manos cuando lo detuvieron. De todos ellos, sólo uno se abrió de la coartada común, pero con omisiones y olvidos llamativos.
Muguerza resulta, hoy, inhallable. Dos legisladores radicales (uno de ellos, mandato cumplido), dos empleados del Senado y tres correligionarios confirmaron a LA NACION que él es quien aparece en los videos de seguridad del Banco Provincia que este diario difundió el 8 de enero pasado. Pero el veterano radical no respondió los llamados y mensajes telefónicos que le envió LA NACION, ni el mensaje que recibió a través de un yerno. También desapareció de sus dos domicilios registrados en Melchor Romero, en las afueras de esta capital.
Esas mismas fuentes señalaron a LA NACION que un interlocutor asiduo que podría ser, incluso, uno de los que le impartirían instrucciones a Muguerza sería Marcelo Elías, secretario administrativo del bloque Cambiemos (PRO – UCR) en el Senado bonaerense desde 2015 y, desde ese rol, figura clave para la distribución de las tarjetas de débito entre los legisladores y empleados del bloque. (LA NACION procuró contactar a Elías desde el martes, a su teléfono celular pero tampoco respondió las consultas).
¿Quién es Muguerza? Fanático de Racing Club, en los papeles figura como jubilado, aunque sigue prestando servicios oficiosos para las autoridades del bloque radical del Senado bonaerense. Antes, durante el gobierno de la Alianza, trabajó en el PAMI, pero lo echaron en 2002. Demandó al organismo y perdió en primera y segunda instancia, con costas. Y trabajó en la Municipalidad de La Plata, donde llegó a ser subsecretario de Ambiente en 2016.
Su militancia comenzó décadas atrás. Veterano de los comités radicales, hizo pie en la sección 7° de La Plata, con especial fuerza en la localidad de Melchor Romero, donde pronto se ganó un nombre entre los correligionarios como “puntero”, recolector de brazos y firmas, fuera para solicitadas, mítines, listas partidarias o posibles empleos.
Ya en 1985, con la primavera alfonsinista, salió electo concejal electo suplente en esta ciudad. Con los años, unió fuerzas y trabajó para Javier Quinterno, su “amigo de la vida” y eterno rival perdidoso contra Julio Alak por la intendencia platense, junto a otro correligionario de largo recorrido en esta capital: Roberto Licursi. Con ellos compartió noches de comité, avisos fúnebres y cargos para sí y para familiares en la administración pública.
Así, entre los 39 titulares de las tarjetas de débito que Muguerza operó en varias sucursales del Banco Provincia del centro platense durante al menos tres días distintos de agosto y septiembre pasados, figuran dos mujeres de apellido Muguerza y otra de apellido Licursi, según surge de los registros que el BaPro presentó ante la Justicia platense.
¿Cómo se llaman esas tres mujeres? Nadia Muguerza, de 33 años, que además de figurar como empleada en el Senado bonaerense consta que trabaja o trabajó en la Dirección General de Escuelas provincial; Laura Muguerza, de 44 años, quien también figura como empleada o exempleada de otra titular de una de esas 39 tarjetas de débito (Ileana Salamanco) que operó Hugo Muguerza; y María Romina Licursi (35), quien figura registrada ante la AFIP con actividad principal en el área de turismo.
El apellido Licursi abre otras ramificaciones. Para empezar, porque al menos tres personas con ese apellido se desempeñan en la Cámara de Diputados bonaerense. Y uno de ellos, Ramiro Nahuel Licursi, intercambió mensajes por WhatsApp con “Chocolate” Rigau, según surge del peritaje de los teléfonos de Rigau que requirió la fiscal Lacki.
Ramiro Nahuel Licursi no es, sin embargo, el único con que ese apellido que cruzó mensajes con “Chocolate”. Otro hombre llamado Ricardo Licursi intercambió fotos con Rigau del ticket de las extracciones de dinero que emitió un cajero automático a nombre de Folone, otro de los 48 titulares de las tarjetas de débito que operaba Rigau como propias cuando lo detuvieron.
Las relaciones cruzadas entre los “chocolates” y los titulares de las tarjetas de débito bajo sospecha llegan más lejos. ¿Por qué? Porque Nadia Muguerza es familiar política de cuatro personas de apellido Benzo que también integran el lote de 39 titulares de los plásticos del Senado bonaerense con las que Hugo Muguerza retiró dinero. Ellos son Juan Héctor Benzo (64 años, que es o fue empleado de la Municipalidad de La Plata), Adriana (39), Maximiliano (35, también en la Municipalidad) y Yamila (32).
El ida y vuelta entre Muguerza y Rigau en las sucursales del Banco Provincia refleja que se conocían, según puede observarse en los videos de las cámaras de seguridad de la entidad. Se saludan, cruzan unas palabras y hasta sonríen. Pero el rol de Muguerza como otro “chocolate” que desvió fondos para la política –o el bolsillo de algunos políticos- explicaría el silencio público que mantuvo de la Unión Cívica Radical desde que estalló el escándalo, en septiembre pasado. En particular, de su Comité Provincia, que lidera el entonces jefe del bloque de Diputaodos bonaerense y actual senador nacional, Maximiliano Abad.
El desvío de fondos públicos a través de “ñoquis” y prestanombres es, cabe remarcar, una práctica delictiva generalizada que resulta un secreto a voces en todo el espectro político. Tampoco los referentes de Unión por la Patria o de La Libertad Avanza en la Legislatura bonaerense impulsaron medidas de transparencia, ni reclamaron reformas sustantivas. Apenas emitieron un comunicado de prensa.
Pero la práctica derivó en pases de facturas entre los intendentes entrante y saliente de esta capital, Julio Alak y Julio Garro. El entrante ordenó una auditoría interna en el Municipio que expuso un ausentismo del 60% entre el personal, que abarca “ñoquis”, presos por homicidios, robos, proxenetismo infantil e incendios, y hasta un muerto. La respuesta llegó días después, cuando trascendió que en el Hipódromo local funcionaba una trama de empleados “fantasma” que respondería al Ministerio de Justicia bonaerense durante la gestión de Alak.
Para la Justicia, mientras tanto, los máximos responsables de la banda criminal que integran los Albini y “Chocolate” Rigau todavía permanecen en las sombras, según remarcó el juez de Garantías, Guillermo Federico Atencio, quien dejó asentado en una resolución de diciembre pasado su confianza en que “con el devenir de la pesquisa, se llegará a detectar un acto de corrupción de inmensurable trascendencia”. Muguerza puede ser otro eslabón para exponerlo.