A los 93 años falleció Pablo Novak, el último de los habitantes de Epecuén. La noticia fue comunicada por el propio intendente de Adolfo Alsina, Javier Andrés, en sus redes sociales.
Qué escribió el jefe comunal
Hoy es un día para decir adiós, aunque no sé si a las leyendas se las despide.
Don Pablo Novak, así: sonriente, entusiasta, siempre dispuesto a largas charlas y relatos de anécdotas quiero recordarte.
Así: recorriendo Epecuén en tu bicicleta, leyendo el diario en una esquina de las ruinas, compartiendo como guía tus experiencias con los turistas y los periodistas de todos lados que preguntaban por El Último Habitante de Epecuén. Así todos vamos a recordarte.
Hoy es un día para decir ¡Gracias Don Pablo! Descansa, que nosotros cuidaremos tu legado aunque nunca será lo mismo.
Novak tenía diez hijos, veinticinco nietos y nueve bisnietos. Llevaba 33 años viviendo solo en distintos ranchos, mientras se iba moviendo con sus chivos y vacas por estos campos mezquinos, casi en la entrada a la Patagonia junto a las ruinas de un apocalipsis.
En 1985 la inundación lo corrió de su campito junto al célebre Matadero del arquitecto Francisco Salamone, a 10 minutos de aquí. En 1990 se instaló en esta casita semi abandonada que se salvó de las aguas del lago por unos metros. Aquí estuvo siempre sin luz hasta hace un año y rechazaba tener una TV: él era del tiempo de la radio.