Nazis, dinero y zapatillas: la fascinante historia de los hermanos que se pelearon para crear Adidas y Puma
La miniserie alemana “Rivales por siempre” (Die Dassler), que emite a partir de esta noche el canal Europa Europa, narra la vida de Adi y Rudi, los hombres detrás de la marca de las tres tiras y la del felino salvaje
El cuadro El primer duelo, del francés William-Adolphe Bouguereau –un reconocido artista francés de mediados del siglo XIX, sobre todo por el mercado y por el status quo del sistema del arte francés–, a diferencia de otras obras del artista (floridas en ninfas desnudas y figuras que bien podrían encabezar cualquier mesa principal de una mansión burguesa) constituye todo un ensayo sobre el nacimiento de la tristeza ante la pérdida, y no cualquier pérdida, sino la primera. El lienzo, cuyo original se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes, en Buenos Aires, muestra a Adán y Eva, en la edad madura, que sostienen en sus piernas el cadáver de su hijo Abel, asesinado por Caín, su hermano. En la mitología bíblica, se trata de la primera muerte. La primera de toda la historia.
Enceguecido porque Dios mostraba preferencia por las ofrendas de Abel antes que las suyas, Caín lo ataca y le produce la muerte. Se trata de la primera muerte de toda la historia. No había ejemplos anteriores, ni experiencias de cómo atravesar un duelo, ni instrucciones sobre cómo actuar frente a la desaparición de signos vitales en alguien tan cercano como un hijo. La tela muestra a Eva, arrodillada, cubriéndose el rostro; Adán se toca el pecho, sobre sus rodillas yace el bello cadáver joven de Abel; el dolor es inmenso, detrás arde una pira funeraria, también la primera de todas. La primera vez de la experiencia de la muerte y de la pérdida. Es una obra inquietante y luminosa (como el cuerpo blanquecino de Abel, que ilumina la imagen toda).
A diferencia de la tradición argentina que en el Martín Fierro dice: “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera”; en el principio de los tiempos y de la humanidad, un fratricidio inauguraba la manera del crimen letal. ¿Qué lleva a un hermano a odiar a su congénere, con quien tal vez haya atravesado esa patria que es la infancia juntos, para luego ubicarse en sus antípodas? Casos, sabrán los lectores desde los propios relatos íntimos que los rodean a los más expuestos por ya no por el estudio de la Historia, sino que por los medios televisivos, programas de celebridades y una larga lista más, que esos casos existen. Uno muy curioso y que funda una o más tradiciones es el sucedido por los hermanos Dassler, que construirían emporios empresariales en la industria del deporte mundial desde la primera entreguerra europea en Alemania (o República de Weimar, en aquellos tiempos) y que sigue hasta hoy, basada en la enemistad de sus fundadores.
Adi (Adolph) Dassler y Rudi (Rudolph) Dassler eran los herederos de un taller familiar de una incipiente industria del calzado en el interior germano que supieron usar el genio y la obsesión de Adi sumado a la capacidad de seducción de Rudi en todo aspecto para crear una gran fábrica de zapatillas: Dassler Hermanos. Pero todo llega a su fin. Así lo cuenta la miniserie alemana Rivales por siempre (Die Dassler), que a partir de hoy emite el canal Europa Europa a las 22 y que en cuatro episodios contará la historia de esta fraterna enemistad relevante hasta nuestros días. ¿Por qué? Bueno, luego de la pelea final, Adi fundará Adidas y Rudi, Puma, dos de las mayores marcas de zapatillas a nivel global cuya historia no se cuenta en las publicidades de las tres tiras ni en el logo de ese felino salvaje saltando al infinito.
La miniserie comienza durante el Mundial de Fútbol de Alemania 1974 durante su primer encuentro, en el que se dieron cita las selecciones germanas del oeste y del este. ¿No configura esa división el mismo designio de la ruptura de relaciones fraternales de los Dassler como un tópico puramente alemán? Si se tiene en cuenta que Alemania fue una de las naciones más atrasadas en alcanzar una unidad nacional, se podría encontrar un paralelo. Pero, en fin, la miniserie no divaga sobre esto. Esas primeras imágenes del Mundial evolucionan a un llamado al anciano Adi, que lo recibe. Le dicen que su hermano Rudi pronto va a morir. “Hace 26 años que no hablamos. No necesita un hermano, necesita un médico”, dice Adi, quizás con razonabilidad inobjetable.
La miniserie cuenta cómo los hermanos tenían carácteres muy diferentes: Adi era el obsesivo estudioso de la velocidad de las carreras, de las formas del calzado, del mejor modo de desarrollar una zapatilla liviana y eficiente que ayudara al deportista a conseguir sus objetivos. Rudi era el genio de los negocios, seductor como pocos y también un tiro al aire (aunque dudamos de que los alemanes usen esta alegoría) con las mujeres, la causa de sus enamoramientos y también de sus pesares (sobre todo, cuando el marido de la dichosa mujer se daba cuenta). Sin embargo, la firma Dassler hermanos continuó su crecimiento, durante las Olimpíadas nazis de 1936 se las arreglaron para darle calzado al atleta Jesse Owens, lo cual les valió el reproche de los nazis más nazis, pero también la apertura de su marca hacia otros países en Europa y América.
Pero el nazismo. La producción indica que los nazis requirieron a los Dassler afiliarse al partido. Otras versiones de la historia dicen que fueron parte de la burguesía alemana que apoyó al régimen sin objeciones, y que contaron con el favor de las ganancias que las condiciones que el fascismo alemán impuso a la clase trabajadora de transferencia de ganancias hacia los patrones. Unos dicen que Adi no estaba de acuerdo, que el nazi convencido era Rudi. En fin. La miniserie no menciona en ningún momento ni las estrellas de David para identificar judíos, ni los campos de exterminio, ni la Shoa en general. Se podía decir: “Que tire la primera piedra el burgués alemán que no apoyó a los nazis durante el ascenso del nazismo”.
Luego de la guerra, las contradicciones de carácter, la desconfianza y la realidad simbiótica de los hermanos Dassler provocan la ruptura. Entonces Adi crea Adidas, Rudi, Puma. ¿Pero cuál fue la verdadera causa? ¿Se volvieron a hablar al final? ¿Existe la posibilidad, con sus nietos (que no se hablaban entre sí) de que se construya un Adipuma?
Dilemas que crea una ficción. Se trata de una historia fascinante en cuatro capítulos. Para los que se quedan en enero, los martes es una cita. Para quienes se van: se puede ver la miniserie ya que el ajuste gubernamental en curso hará que los martes no haya largas filas en teatros ni restaurantes y el vacacionante podrá ofrecer la alternativa televisiva de una historia no tan conocida, pero que se debe conocer. Consejo: si el espectador tiene hijos que interrumpen la transmisión con sus gritos y peleas, no vale de nada decir: “Miren la pantalla, que si no van a terminar como los Dassler”. Ya quisiera toda familia tener en su progenie a un fundador de Adidas y un fundador de Puma. Eso sí que significaría tener las vacaciones aseguradas.