El 11 de diciembre no fue un día más en la familia Almendra. Esa noche Facundo, el único hijo varón y profesor de mecatrónica, había estado con sus amigos y arregló para cenar con ellos un rato después. Él se quedó en su casa mientras los demás iban a preparar la comida, pero el hombre de 37 años nunca llegó.
Un llamado desesperado alertó a los integrantes del grupo: a Facu le habían disparado. Enseguida corrieron las seis cuadras que los separaban de la vivienda y al llegar encontraron a su amigo en una ambulancia en la puerta de su casa.
Todo parecía una película de terror. Las sospechas sobre un robo empezaron a correr, pero enseguida se supo qué era lo que realmente había sucedido y la escena se volvió más dramática aún: el que le había disparado por la espalda cuando se retiraba de la propiedad por el garaje había sido su propio padre.
Minutos antes, el chico y Cristóbal Emiliano Almendra, de 70 años, habían discutido ferozmente en la vivienda ubicada sobre la calle Tucumán y Calderón, del distrito mendocino La Consulta, según relataron los testigos a los investigadores.
Debido a la gravedad de la herida, Facundo tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital Scaravelli, en la localidad de Tunuyán, unos 15 kilómetros al norte, donde permaneció internado durante 19 días en terapia intensiva.
El joven murió este fin de semana. Luego de dispararle a su hijo, el atacante quedó detenido. Si bien, en un principio, la causa estaba caratulada como homicidio agravado por el vínculo en el grado de tentativa, tras el fallecimiento de la víctima pasó a homicidio agravado por el vínculo.
“Esa noche yo estuve con él media hora antes de lo que pasó. Habíamos ido a su casa con un amigo, vivimos a seis cuadras de distancia y lo vi bien. Cuando llegué a mi casa me llaman por teléfono y me dicen que le habían pegado un tiro. Lo primero que pensamos era que se había tratado de un robo porque él era sonidista y tenía los equipos ahí”, contó Fernando, un amigo del joven a TN.
Esa noche lo estaban esperando. “Lo habíamos invitado a cenar y no llegó. Cuando llegamos la ambulancia ya estaba ahí y en medio de la desesperación nos enteramos que el padre le había pegado un tiro por la espalda. No sabemos bien qué había pasado, pero si sabemos que discutieron y después de eso le disparó”, precisó.
“Él estaba muy grave. Lo tuvieron que llevar a otro departamento y lo operaron de urgencia. Como el tiro fue con una escopeta tenía perdigones dentro del cuerpo que complicaron todo”, detalló el hombre.
Y agregó: “Esa noche salió una médica y nos dijo que estaba complicado porque había perdido mucha sangre. Quedó internado, con respirador, y esperábamos con mucha ilusión su recuperación, pero no pasó. El sábado a la madrugada Facu falleció, dejó de pelear, me llamaron para darme la noticia que nunca imaginé escuchar”.
Fernando sostuvo que eran muy amigos, “casi como hermanos”, y que visitó muchas veces su casa. Además, conocía al padre de Facundo, pero señaló que nunca vio una discusión extraña o algo fuera de lo común, sino todo lo contrario: “Siempre los vi unidos”. “Esa esa noche pelearon mal, habían llegado a las manos y el padre tomó esta decisión”, manifestó.
Si bien padre e hijo no vivían en la misma casa, compartían el terreno. “Él estaba en un momento muy complicado por el fallecimiento de la madre, había entrado en una depresión muy grande, lo notábamos mal e intentábamos que saliera adelante, pero nunca imaginamos que podía pasar algo así”, aclaró.
Con relación al arma homicida, Fernando explicó que sabía que el agresor la tenía en una finca familiar, pero que lamentablemente esa noche la había dejado en la casa.
Facundo era profesor de mecatrónica en una escuela técnica de la zona. Además, trabajaba en el armado de estructuras de iluminación y sonido para shows musicales y deportivos.
Los médicos le habían diagnosticado una “herida por arma de fuego con neumonía asociada a la ventilación” en la espalda, según se lee en el parte médico.
“El Profesor Almendra fue un ser excepcional, dotado de un ingenio inigualable que guió nuestros esfuerzos hacia la realización de proyectos significativos”, lo recordaron con cariño desde la escuela donde trabajaba. “Su contribución trascendental en el ámbito educativo no solo se reflejó en proyectos tangibles, sino también en la inspiración que brindó a sus estudiantes y colegas. El legado del Profesor Almendra perdurará en cada aula, recordándonos la importancia de la creatividad y el compromiso en la educación”, destacaron.