A partir de la resolución provincial que habilita a la búsqueda de litio en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, una gran preocupación se generó en el Sudoeste Bonaerense, ya que esta es una de las zonas apuntadas para la exploración, teniendo en cuenta los sistemas de lagunas –dulces y saladas- y el cordón serrano de Ventania.
Todavía no hay una confirmación real de la posible instalación de industrias mineras para la explotación de este codiciado elemento, pero sí se sabe que desde el Gobierno provincial se exhortó a la realización de estudios de prospección -es decir, búsqueda- para recién después decidir cuáles serán los pasos a seguir.
Sin embargo, desde distintas comunas se mostraron en desacuerdo ya que, se entiende, más allá de la posibilidad de generar recursos económicos genuinos, las consecuencias para otras actividades -turísticas o agropecuarias- podrían ser devastadoras. Ni que hablar, se advierte, para los recursos naturales o incluso la salud humana.
Justamente, el proceso de obtención del (carbonato de) litio es criticado por organizaciones ambientalistas, que consideran que el método de evaporación -el que se utiliza principalmente-, implica una enorme pérdida de agua y produce una salinización del agua dulce.
No sería esta explotación la primera de las actividades mineras que se pueden encontrar en nuestra región. De hecho, desde hace algunos años existe una zona de extracción de carbón (cateo) que comprende parte de los municipios de Saavedra, Guaminí, Coronel Suárez y Adolfo Alsina; además de una segunda en General La Madrid, Laprida, Coronel Pringles y Tres Arroyos. En esta última, incluso, se ha manifestado el descubrimiento de combustible sólido.
En cuanto al litio y otros elementos de tierras raras -conocidos como ETR, que se utilizan principalmente para fabricar imanes, elementos de energías renovables, componentes de celulares y baterías-, los puntos de búsqueda incluirían un área bastante mayor: según el convenio, se realizaría un “muestreo en salinas y pozos aledaños del sur y oeste de la provincia de Buenos Aires para investigación de su contenido de litio y potencial”; a lo que se sumaría una comprobación simultánea de la presencia -en características y volumen-, de otros recursos informados en los sitios visitados.
Esta superficie a analizar -se indicó a este medio- comprendería el sector serrano de Ventania, así como los sistemas de lagunas Encadenadas del Oeste (en Guaminí y Adolfo Alsina) y otros espejos de agua como La Salada (cerca de Darregueira), la laguna de Puan, el sistema de las Encadenadas (en los clubes de pesca de Pigüé, Tornquist y Saavedra), Chasicó (Villarino) y La Salada (cerca de Pedro Luro), por nombrar algunos puntos.
Los primeros trabajos, según el convenio, tienen que ver con la recopilación de antecedentes; la elaboración de mapas de ubicación de sitios de muestreo, con información catastral, del catastro minero y base geológica compilada; también se plantea la realización de un muestreo de costras salinas y salmueras, seguido de un reporte final de concentraciones de referencia y potencial.
Una vez terminada esta primera etapa -que se debería estar llevando a cabo en estos momentos, de acuerdo al cronograma provincial-, se identificarán los sectores donde se hayan hallado muestras por fuera de lo normal y se procederá a la extracción del material para su análisis. Después recién se estudiaría los pasos a seguir.
Hasta que no concluya la fase de prospección, la presencia de litio en nuestra región no pasa de ser una mera posibilidad. Sin embargo, a través de la Resolución 543 del ministerio de Producción, se establece que “resulta fundamental poder reconocer la potencialidad minera de la provincia de Buenos Aires en recursos poco o nada explorados, los que hoy, en el marco del contexto económico global, presentan un carácter estratégico o de importancia económica estratégica para el desarrollo industrial de la provincia y el país (como ser la presencia de litio, tierras raras, entre otros)”.
“El eventual hallazgo de estos elementos y lo que pudieran significar para el aparato productivo bonaerense, en cuanto a la generación de fuentes de trabajo, inversiones y desarrollo económico resulta de gran trascendencia”, se explica.
La otra cara de este tipo de explotaciones tiene que ver con la cuestión ambiental, y por eso desde distintas comunas se viene trabajando desde septiembre para concientizar a la población en general y al arco político en particular. Sin embargo, se aclara que no todos los municipios involucrados estarían interesados en -por el momento- ahondar en esta posibilidad.
“A partir de la resolución, nos pusimos alerta y en movilización. La idea fue convocar a todos los concejos deliberantes para ponerlos al tanto de esto que está ocurriendo, sobre todo porque en nuestra provincia abarca zonas turísticas y de producción. Podríamos estar hablando de una catástrofe ambiental”, sostuvo Ignacio Zavaleta.
El coordinador de Legisladores por el Ambiente aseguró que ya “hay compañías mineras interesadas”, hecho al que se suma el nuevo contexto político nacional, “donde se les abre la puerta indiscriminadamente -sin ningún tipo de control- para realizar actividades que en sus países de origen tienen prohibidas”.
“Esto nos pone en alerta. De cualquier modo, somos racionales y entendemos que se necesita cierto tipo de minerales, pero no a cualquier costo. No sé hasta dónde se justifica destruir hábitats de producción de alimentos y de generación de riqueza locales, con actividades turísticas, para tener el trocito de una minúscula parte de un beneficio, solamente económico y para un sector muy reducido que está vinculado a la empresa”, advirtió.
Al respecto, aseguró que los argumentos que se pueden esgrimir contra la extracción de litio son similares a los que se emplean con el fracking -la cuestionada técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo-.
“Tratamos de evitar la contaminación y la irrupción de actividades sumamente contaminantes para el ambiente, no solamente para las actividades locales, y hay cuestiones que se pueden legislar por medio de ordenanzas. También sabemos que si existe una promesa de inversiones, estamos al horno en cuanto a la decisión que se va a tomar; por eso no tenemos que esperar a que estén asignadas la zona o los convenios firmados”, manifestó.
Zavaleta consideró que estos reclamos no pueden hacerse solo desde un distrito, sino que deben realizarse en conjunto.
“Debemos estar alineados para ponerle un freno. Vamos a seguir insistiendo, siempre respetando las autonomías municipales; después, que cada uno se haga cargo de la responsabilidad que le que cabe”, concluyó.
De qué se trata
El litio fue descubierto en 1817 por el químico sueco Johan August Arfwedson. Su nombre tiene origen en la palabra “lithos”, que significa roca en griego.
Se trata de un metal alcalino blanco muy ligero, que se corroe rápidamente al contacto con el aire y no existe en estado libre en la naturaleza, sino solamente en compuestos. Entre sus muchas propiedades se destaca su capacidad de almacenar grandes cantidades de energía; a esto se suma su alto grado de adaptación a distintos tipos de diseños, tamaños y formas.
En Argentina se encuentra en los salares de altura como los que hay en la Puna, donde se halla en concentraciones abundantes.
Estos sitios cuentan con alto contenido de litio. Además, en ellos es relativamente fácil de extraer respecto a otras fuentes. También se encuentra en el mar donde tiende a fijarse en las arcillas que se depositan en los fondos marinos, lo que dificulta su extracción. Asimismo, se halla en rocas minerales donde se puede extraer con tecnologías similares a la minería más clásica.
Por ello, una de las fuentes principales para su obtención son los salares, esas grandes planicies de sal que subterráneamente acumulan importantes volúmenes de salmuera, una solución acuosa que tiene una composición mayoritaria de cloruro de sodio (sal) y minoritaria de otras elementos, entre los que se encuentra el litio.
En ellos, el litio puede encontrarse aproximadamente en el orden de 500 a 1500 partes por millón (ppm) mientras que en el agua de mar se encuentra en una concentración de 0,017 ppm.
El proceso de extracción consta en principio de la realización de perforaciones profundas en los salares donde se extrae salmuera que pasa por diferentes etapas de evaporación en piletones de gran tamaño y poca profundidad. Luego se agregan distintos elementos químicos para decantar sales de sodio, potasio y magnesio, entre otros compuestos, hasta que se alcanza la concentración de litio deseada.
Se lleva la salmuera a la superficie por medio de un sistema de bombeo, se la vuelca en grandes piletones para que, gracias a la acción del viento y del sol, el agua se vaya evaporando. Este proceso puede llevar de 10 a 24 meses, dependiendo de las condiciones meteorológicas y la concentración de la salmuera inicial.
Una vez que se encuentra suficientemente concentrada, se envía a una planta industrial donde se hace un tratamiento químico específico y se obtiene carbonato de litio.