Así operaba la sofisticada banda de secuestradores que cayó por un insólito error mientras exigía US$3.000.000
La División Antisecuestros de la Policía Federal detuvo a seis integrantes de la organización, cinco hombres y una mujer. Investigaban a sus víctimas durante meses y luego ejecutaban un plan en donde se dividían los roles.
Seis personas, entre ellas un preso alojado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, resultaron detenidas luego de ser acusadas de integrar una banda que cometió al menos tres secuestros extorsivos en la zona de San Nicolás y Rosario.
Según la investigación, la banda operaba de forma “profesional”, con secuencias de película, en donde se hacían trabajos de inteligencia durante meses para capturar a sus víctimas en falsos procedimientos policiales o judiciales. Luego exigían millonarias sumas de dinero como rescate.
También se constató que la banda proveía de teléfonos a las víctimas para poder negociar el rescate. En uno de las últimas extorsiones, la banda le exigió a un importante empresario farmacéutico un rescate de US$3.000.000.
“Secuestraban en Rosario y alrededores, mantenían cautivas a sus víctimas por la zona de San Nicolás y hasta llegaron a cobrar en Avellaneda”, detalló la investigación, en la que se hallaron armas, dinero y audios que demostrarían el entramado delictivo.
Al negarse a pagarlo, el empresario contactó a la Policía Federal Argentina (PFA), que detectó que uno de los teléfonos que los secuestradores le habían dejado no tenía inhibidor y podía ser localizado.
De acuerdo con el informe, los detenidos son cinco hombres y una mujer, que fueron apresados por personal del Departamento Antisecuestros Norte de la Policía Federal Argentina (PFA) en 16 allanamientos simultáneos ordenados por el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo.
En cuanto a los procedimientos, los mismos se llevaron a cabo en domicilios ubicados en las localidades bonaerenses de Béccar, Martínez, Wilde, Moreno, Lanús, Villa General Savio, Tortuguitas y Gerli.
También se allanaron un hotel, una casa y la celda de la Alcaidía I bis porteña, en la que se encontraba detenido uno de los sospechosos, quien presuntamente prestaba colaboración al resto de la banda.
“La organización contaba con una sofisticada logística y capacidad operativa: seleccionaba a sus víctimas, les hacía seguimientos durante meses, las capturaban en falsos procedimientos policiales o de notificación judicial simulados o directamente accedían a sus viviendas con llaves de acceso duplicados”, indicó la Procuración a Télam.
Los investigadores determinaron que los secuestradores utilizaban patentes de identidades falsas para evitar ser descubiertos. También utilizaban teléfonos sin localizadores, mientras que los llamados extorsivos los efectuaban a través de diversas líneas de celular. Uno de ellos, sin embargo, falló.
La banda operaba con una estructura sofisticada, en la cual se dividían los roles: mientras una parte de la banda se abocaba al cautiverio, la otra se ocupaba de realizar los llamados extorsivos y el cobro de los rescates.
Cómo operaba la banda de secuestradores
El presunto líder de la banda, identificado como C.C., fue detenido en su casa, ubicada en San Isidro. A partir de allí se corroboró que contaba con antecedentes por robos en distintas ciudades del país y falsificaciones de documentos. Su mano derecha, con antecedentes por asociación ilícita y robos, también fue detenida tras una persecución policial.
Uno de los casos atribuidos a esta organización ocurrió el 24 de enero pasado, cuando la víctima circulaba en su camioneta Volkswagen Amarok, cerca de la localidad Villa Ramallo, y advirtió que era seguido por un vehículo rojo. Al disminuir la marcha, apareció otro automóvil en el que viajaban dos hombres que vestían camperas y gorras con la inscripción “Policía Federal Argentina”.
Tras identificarse, la víctima fue obligada a subir a la parte de atrás del auto y fue trasladada hacia la ciudad de San Nicolás, donde permaneció cautiva. En simultáneo, los secuestradores se comunicaron con el hermano del hombre y le exigieron dinero por su liberación, que se concretó el 26 de enero. Días después del hecho, el hermano de la víctima recibió un llamado en su celular en el que una persona con la voz distorsionada le dijo que “sabía que habían hecho la denuncia, que no habían cumplido con su parte”.
En tanto, otro de los casos fue cometido cerca de las 7 del 10 de octubre de 2023, cuando una madre y su hijo de 13 años fueron capturados en la cochera del edificio donde vivían, en Rosario. Las víctimas fueron sorprendidas por cuatro personas, que estaban ocultas en el lugar y que las obligaron a subir a una camioneta Renault Trafic, tras lo cual fueron llevados a una vivienda de San Nicolás, donde estuvieron privados de su libertad hasta la noche, cuando los liberaron cerca de un campo luego de que se pagó el rescate.
Posteriormente, se determinó que la banda había ingresado al lugar con la copia de un control remoto adjudicado a otro propietario y que, días antes, habían intentado secuestrar -sin éxito- a las mismas víctimas.