Por una amplia diferencia, Javier Milei se consagró presidente. Con parte de la cúpula del Pro aliada a su espacio 48 horas después de las elecciones generales, Juntos por el Cambio (JxC) se encamina ahora a una fractura definitiva, por lo menos a nivel nacional. Quienes tienen mayores incentivos para mantener ensamblada la coalición opositora son los intendentes y gobernadores, que tendrán que hacer equilibrio entre cohesionar la alianza en sus pagos chicos mientras mantienen un vínculo estratégico con la Casa Rosada.
“Quiero dar las gracias al presidente [Mauricio] Macri y la señora [Patricia] Bullrich que me apoyaron desinteresadamente”, dijo Milei en su discurso como primer mandatario electo frente a la militancia libertaria en el Hotel Libertador. Poco antes, destacó el trabajo de quienes participaron en el acto electoral. “Quiero dar las gracias a los fiscales, tanto de La Libertad Avanza como los de Pro, que pusieron el cuerpo para defender los votos”, indicó.
Tanto el expresidente como la titular de Pro estuvieron en el búnker de LLA, pero ambos se expresaron a través de sus redes sociales. “La mayoría de los argentinos hoy se expresó de forma contundente eligiendo el cambio y rechazando la continuidad. Felicito a Javier Milei por representar con valentía la voluntad de avanzar y prosperar que vive en el corazón de los argentinos”, escribió Macri, y concluyó su declaración con un pedido a la ciudadanía: “El nuevo gobierno de Milei necesitará apoyo, confianza y paciencia de todos nosotros”.
El primer anticipo de una victoria de La Libertad Avanza (LLA) se conoció poco después del cierre de los comicios, alrededor de las 18.30. Las mesas testigo advertían que, en los lugares donde el oficialismo pretendía lograr una diferencia que los catapultara hacia la presidencia, los números eran adversos. “No llegan”, era el comentario general. Desde el equipo de Sergio Massa, el mutismo se convertía de a poco en una confirmación de su derrota.
La primera en reaccionar fue Elisa Carrió, la líder de la Coalición Cívica (CC) y quien, junto con Mauricio Macri (Pro) y Ernesto Sanz (UCR), fue socia fundadora de JxC en 2015. Ante los primeros indicios de que podría concretarse una posible victoria de Milei, anticipó a través de un audio que hizo difundir entre los periodistas que su partido retomará “la plena autonomía” para luchar por “los principios fundacionales” y destacó que no participarán “de ningún tipo de negociación”.
Tras el alineamiento de Patricia Bullrich y Macri con el partido libertario, una parte de la dirigencia Pro se plegó a su decisión. Otros, más cautos, no lo manifestaron públicamente, pero aportaron fiscales y estructura para cuidar los votos de LLA. A pesar de que ningún referente “amarillo” admitió la negociación de un co-gobierno con la fuerza de Milei, los rumores de un gabinete compartido se multiplicaban. Los nombres, también. Cristian Ritondo como presidente de la Cámara de Diputados, Federico Pinedo como Canciller y Federico Sturzenegger como parte del equipo económico fueron algunos de los perfiles que se barajaron durante la segunda parte de la campaña. El trabajo de fiscalización fue una vidriera a través de la que se pretendió adquirir visibilidad para negociar un espacio de poder en un gabinete de LLA. Será parte de las decisiones que tendrá que definir el armado libertario en las próximas semanas.
“Patricia y Mauricio quedan muy bien parados”, señaló a LA NACION un dirigente bonaerense Pro de la primera sección electoral. El expresidente se considera el garante de la gobernabilidad del economista, a quien se lo cuestionó por sus comportamientos irascibles.
La apuesta de Bullrich y el expresidente por Milei fue inconsulta y sorprendente para muchos de sus socios políticos, consagrada tras una cumbre a medianoche entre unos pocos referentes de ambos equipos. Después de hacerlo público, la UCR apuró un comunicado conjunto luego de definir la letra chica del texto en una reunión en el Comité Nacional. A través de esa declaración, el radicalismo adoptó la neutralidad y priorizó su lugar de “oposición”. Los lazos entre un sector radical y Pro, no obstante, ya estaban rotos. Gerardo Morales y Martín Lousteau, quienes pelean por retener el control nacional del partido centenario, repudiaron fuertemente la decisión de la cúpula “amarilla”.
En el radicalismo descuentan que el interbloque de JxC en la Cámara de Diputados se quebrará. Según explicó un referente correligionario a este medio, Emilio Monzó y Nicolás Massot negocian sumar un mínimo de diez legisladores a lo que por ahora llaman el “centro democrático”. Allí se incluye a los diputados de la CC, la UCR y a quienes se vinculan con Horacio Rodríguez Larreta. “El Pro se va a quebrar”, indican. En el Senado, por el contrario, nadie da por muerto al bloque de JxC. “Solo unos pocos responden a Macri”, señaló un conocedor de la lógica de la Cámara alta.
Los gobernadores actuales y electos de JxC
Para los diez gobernadores actuales y electos de JxC, la victoria de Milei tiene sus blancos y negros. Mientras que muchos respiran aliviados porque saben que sus contrincantes peronistas pierden terreno a nivel local, entienden que el desafío será mantener unida la coalición por la que llegaron al poder.
Por eso, estos jefes provinciales se declararon prescindentes en la pulseada nacional y apuestan a conformar una “liga” para fortalecer su posición frente a las cúpulas de los partidos. Sin embargo, hay uno al que todos miran de reojo. “A Jorge Macri [jefe de Gobierno electo de la ciudad de Buenos Aires] nadie le confía porque está su primo detrás”, deslizó un dirigente radical que sigue de cerca la discusión hacia dentro de este bloque. A pesar de los cuestionamientos, trató de mantenerse al margen de la disputa nacional, aunque indicó: “He estado en la vereda de enfrente del kirchnerismo desde que nací en la política”.
El exintendente de Vicente López tiene uno de los escenarios más complejos por delante. Sin mayoría en la Legislatura porteña, deberá sacar a relucir sus dotes como negociador para hacer equilibrio entre un radicalismo enojado ante la falta de consulta para armar el gabinete y la presión de Macri para volver a los orígenes de Pro en la Ciudad. A diferencia de Rodríguez Larreta, quien gobernó con un perfil aperturista, Jorge Macri apunta a retener los principales espacios de poder para la dirigencia “amarilla”.