Sexta Sección: en el contexto más incómodo, Unión por la Patria terminó siendo el frente más sólido
En un escenario adverso, con mucha turbulencia económica y política, el justicialismo ganó en 12 de las 22 comunas de la región. El trabajo post-PASO para una remontada pocas veces vista y la división del voto no-peronista fueron las claves. JxC se quedó con 8 intendencias y, el vecinalismo, con 2.
El gran ganador de las elecciones del domingo pasado en la Sexta Sección Electoral, sin lugar a dudas, fue el justicialismo. No sólo porque se impuso a nivel local en 12 de las 22 comunas que conforman la región, sino porque logró este objetivo en un escenario que, a priori, lucía muy adverso para sus candidatos.
La victoria de Unión por la Patria fue resonante. Sus candidatos se alzaron con la victoria en cinco de los seis distritos más grandes de la zona, los cuales concentran el 70% del electorado seccional: Bahía Blanca, Coronel Rosales, Tres Arroyos, Coronel Suárez y Patagones. La única excepción fue Villarino, a estas alturas un bastión del vecinalismo. Seis de los 12 ganadores, además, lograron remontar los resultados de unas PASO en las que habían terminado segundos o incluso terceros.
Meses atrás, en un contexto económico y político como el actual, con la inflación y la pobreza en alza, muy pocos se habrían animado a pronosticar un resultado como este para el PJ seccional. ¿Cuáles fueron entonces las claves de semejante triunfo?
En un primer análisis aparecen dos elementos determinantes: por un lado, la notable remontada de los candidatos nacionales, provinciales y municipales de Unión por la Patria entre las PASO y las generales, especialmente en los distritos donde triunfó el peronismo; por el otro, la sorprendente atomización del voto no-peronista.
El gran crecimiento de los caudales de votos de Sergio Massa y Axel Kicillof, entre las PASO y las generales, excede el análisis local o regional. Fueron claramente fenómenos nacionales y provinciales, con múltiples aristas a observar. Sin embargo, no se puede soslayar el hecho de que ese mismo fenómeno se dio en la Sexta Sección Electoral.
De una elección a otra, en la provincia de Buenos Aires el caudal de votos del ministro de Economía aumentó el 49,2%, mientras que el del gobernador trepó el 46,4%. En la región la remontada fue algo menor, aunque también significativa: Massa creció el 40,8% y, Kicillof, el 37,4%.
El tigrense obtuvo el domingo pasado 137.433 votos, contra 97.595 que había recibido UxP en las primarias. En total, 39.838 sufragios más. Fue la suba más importante de los tres grandes candidatos presidenciales. Javier Milei aumentó su caudal en un 24,12% (16 puntos porcentuales menos que Massa), mientras que Patricia Bullrich obtuvo un 5,53% menos.
La performance del gobernador también fue notable: obtuvo 139.141 votos, una cifra sensiblemente mayor que los 101.267 que había cosechado en las PASO.
Como Massa, Kicillof fue el candidato que más creció en su categoría de una elección para la otra en nuestra región. Carolina Píparo, de La Libertad Avanza, también tuvo un crecimiento importante (+32,48%), en tanto que Néstor Grindetti, de Juntos por el Cambio, cayó 2,30%.
Las opiniones sobre si el efecto arrastre dentro de UxP funcionó de arriba hacia abajo o viceversa varían de un distrito a otro. Lo que resulta innegable es que muchas de las listas municipales de UxP, especialmente en aquellos distritos donde terminaron triunfando, tuvieron una remontada similar -en algunos casos mayor- a la de Massa y Kicillof.
En Bahía Blanca, por caso, Unión por la Patria pasó de obtener 49.576 votos en las PASO (y quedar segundo) a ganar las generales con 63.710. La suba fue de 14.134 votos (+28,5%).
Otro caso -acaso el más llamativo- fue el del peronismo de Tres Arroyos, que había quedado tercero en las primarias con 8.499 sufragios. Dos meses después se alzó con 12.891 votos (+51,7%), lo que convirtió al massista Pablo Garate en el nuevo intendente de ese distrito.
Igualmente notables fueron las remontadas de los candidatos peronistas José Nobre Ferreira, en Guaminí (+41%); Ariel Sucurro, de Salliqueló (+34,6%); Ricardo Moccero, de Coronel Suárez (+30,9%); Julio César Marini, de Benito Juárez (+30,4%); Rodrigo Aristimuño, de Coronel Rosales (+30,3%); y Alejandro Acerbo, de Daireaux (+30,2%), por citar las más relevantes.
La única lista de UxP que perdió votos desde las primarias a las generales -aunque igualmente se alzó con la victoria-, fue la de Tornquist, liderada por Sergio Bordoni. Allí la caída fue del 8,3%, tal vez fruto de la reñida pelea en la interna con el dirigente Gustavo Trankels.
“El equipo no se relajó nunca. Sabíamos que no teníamos viento a favor e igualmente salimos a recorrer barrio por barrio, casa por casa, para contar y explicar nuestra propuesta”, destacó esta semana en LU2 Radio Bahía Blanca el intendente electo Federico Susbielles.
"Nuestra campaña se sintetizó en muchas propuestas, mucha caminata y pleno contacto con los vecinos. Recorrimos casa por casa, barrio por barrio, institución por institución; incluso la gente se sorprendió porque la boleta se la acercaba yo mismo", contó Garate, de Tres Arroyos.
“Nosotros mantuvimos a la militancia activa, mientras otros se relajaron mucho. Creían que, como en 2015, la ola amarilla nos iba a llevar puestos a todos. Fue el peor error”, añadió esta semana un hombre muy cercano a uno de los intendentes electos.
Voto dividido
Como se indicó, UxP se alzó con la victoria en 12 municipios de la región.
Sin embargo, en 9 de esos distritos su caudal de votos cayó entre un 6,4% y un 31,4% respecto de los comicios de 2019. Sólo obtuvo más votos en los partidos de Tres Arroyos (pasó de 10.801 a 12.891), Salliqueló (de 2.283 a 2.954) y Coronel Rosales (de 7.031 a 12.146).
¿Por qué entonces, si el peronismo obtuvo menos votos que hace cuatro años, ganó en esas 9 comunas? Aquí aparece el segundo factor a analizar: la dispersión del voto no-peronista.
En el mayor distrito electoral de la región, Bahía Blanca, se puede observar claramente el impacto positivo que esta atomización representó para Unión por la Patria.
En 2019, el peronismo bahiense –representado por Federico Susbielles- había terminado en el segundo lugar de la elección para intendente con unos 77.300 sufragios. El ganador había sido Héctor Gay, de JxC, con algo más de 94.700 votos. El resto de las propuestas –tres en total- se habían alzado con unos 14 mil votos.
El último domingo Susbielles terminó con 63.700 votos. Fueron unos 13.600 menos que hace cuatro años (-17,6%), pero así y todo le alcanzó para terminar primero y convertirse en el nuevo intendente del distrito.
¿Qué pasó con los casi 95 mil votos que hace cuatro años fueron para Juntos por el Cambio, más los 14 mil de otras fuerzas? Se repartieron entre La Libertad Avanza (unos 56.200), JxC (alrededor de 43.400) y la izquierda y el vecinalismo (10.400 entre ambos).
En Patagones el peronismo sufrió una merma del caudal de votos del -16,7% entre 2019 y este año. Igualmente le alcanzó al massista Ricardo Marino, de UxP, para ganarle al actual intendente José Luis Zara, de Juntos por el Cambio.
Hace cuatro años Zara había obtenido un ajustado triunfo: fueron 9.653 votos, contra 9.609 del justicialismo y 1.399 de otras fuerzas. En total, unos 21.700 votos, si se suman alrededor de 1.000 en blanco.
El domingo pasado, en tanto, Marino obtuvo 8.003 y Zara quedó con 7.549; entre ambos, unos 15.600 sufragios. Los 6.100 restantes terminaron yéndose a La Libertad Avanza (4.100) y al voto en blanco (2.000). En “pesca” de votos, el peronismo terminó siendo el menos perjudicado.
En Benito Juárez, el intendente Julio César Marini, que había cosechado 8.538 votos en 2019, obtuvo apenas 5.859 el último domingo. La caída fue del 31,4%, pero así y todo logró la reelección.
¿Dónde fueron a parar esos casi 2.700 votos de diferencia? A la oposición (que pasó de unos 5 mil sufragios en 2019 a unos 7 mil el último domingo) y, en menor medida, al voto en blanco (que saltó de 700 a unos 1.200).
Para suerte de Marini, el partido vecinalista Juárez Renace y Juntos por el Cambio se dividieron de tal forma el voto opositor (5.321 para el primero y 1.714 para el segundo) que ninguno logró superarlo.
El caso de Guaminí es aún más claro: entre las elecciones generales de 2019 y las de este año, el intendente José Nobre Ferreira perdió algo más de 1.300 votos (el 27,7% del caudal obtenido). De todas formas, el último domingo ganó por unos 400 votos.
Los otros partidos, en tanto, obtuvieron 800 sufragios más. La diferencia es que en 2019 todo el caudal opositor fue para Juntos por el Cambio (3.007 votos), y esta vez se dividió entre esa fuerza (3.070) y La Libertad Avanza (754).
En Coronel Suárez el intendente Ricardo Moccero perdió más de 3.600 votos desde la elección pasada a la actual (-26,2%). El último domingo terminó con 10.174 sufragios, pero igual obtuvo la reelección.
Con ese caudal, ¿por qué no fue superado por Juntos por el Cambio, que en 2019 había obtenido más de 11.600 votos? Porque el voto opositor se terminó repartiendo a razón de 9.603 sufragios para JxC y 3.716 para La Libertad Avanza. Moccero, agradecido.
Un caso calcado es el de Laprida, donde el peronismo perdió casi 1.000 votos entre una elección y la otra, los cuales se trasladaron casi en su totalidad a la oposición.
Pero claro, mientras en 2019 el voto opositor estuvo concentrado en JxC (que obtuvo casi 2.900 sufragios), el último domingo se dividió entre esa fuerza (3.062 votos) y La Libertad Avanza (790). Y así el senador Alfredo “Pichi” Fisher podrá volver al cargo que ocupó hasta hace 4 años.
Párrafo aparte para lo ocurrido en Daireaux. Allí el intendente Alejandro Acerbo perdió casi 1.600 votos entre 2019 y el último domingo (-21,2%), aunque lo más llamativo es que la mayor parte de ese caudal no fue a la oposición –Juntos por el Cambio- sino al voto en blanco (saltó de 700 a 1.800). Acerbo, igualmente, logró la reelección.
La atomización del voto no-peronista, en resumen, terminó teniendo una gravitación electoral mucho más fuerte que el viento en contra que tuvieron que soportar los candidatos de Unión por la Patria. Para un futuro análisis quedará determinar qué factores provocaron que en varios distritos de la región ni JxC ni La Libertad Avanza pudieran quedarse con un caudal suficiente de ese voto anti-justicialista para alzarse con la victoria.