Un día con los Testigos de Jehová: cómo viven y quiénes son los predicadores del puerta a puerta
Nos abrieron las puertas de su casa como nunca antes lo habían hecho, para mostrarnos quiénes son, cómo piensan y en qué sueñan.
Casi todos conocemos a los Testigos de Jehová de la puerta de nuestra casa para afuera. Ellos suelen tocar el timbre los sábados por la mañana para hablar de cuestiones espirituales, pero en la Argentina y en el mundo, quizás, estos no son de los temas más habituales y el mensaje puede quedar en la vereda. Hoy son los Testigos de Jehová quienes nos van a abrir las puertas de sus casas como nunca antes lo habían hecho, para mostrarnos quiénes son, cómo piensan y en qué sueñan.
Así es el mundo hoy: no hay tiempo para nada y menos para entrar en una charla en donde podemos quedar comprometidos. Así que cuando un Testigo de Jehová toca la puerta de una casa, lo más probable es que se encuentre alguna excusa. Generalmente, la gente es bastante atenta, pero se le nota la urgencia por salir rápido de la situación, casi como si se pudiese quedar atrapada.
Pero eso no va a pasar. Para los Testigos, su mensaje es un regalo y si alguien lo rechaza, toman nuevamente ese presente y se lo llevan a la familia que sigue. Un testigo de Jehová no es difícil de describir, son personas comunes, estudiantes, oficinistas, médicos, plomeros, etc. Son hombres y mujeres que siguen las enseñanzas de la Biblia según sus propias prácticas y que tienen también una misión: compartir eso que a ellos le sirve con los otros.
Llegué a la casa de Adrián y Giselle una de esas tardes que ellos dedican a sus recorridas. Ella es contadora y él diseñador gráfico. Modificaron la antigua casa familiar y la hicieron mucho más acogedora. Desde la pandemia, el garaje de la casa se transformó en una oficina en donde ambos trabajan. Sus hijos Martina (13) y Lucas (7) también los acompañan cuando salen a predicar.
El plan del día fue encontrarse con un grupo más grande que se juntó en la casa de Daniel y Elsa desde donde salieron todos juntos a evangelizar a domicilio. Para esta recorrida habían elegido algunos versículos de la Biblia entre los que había uno del libro de Mateo. Allí dice: “Si al entrar en una casa, pidan la bendición de Dios para ella. Si la familia merece la paz, la recibirá; y si no la merece, la bendición volverá a ustedes”.
Giselle me contó que le alegra un montón cuando alguien le responde, cuando la miran a los ojos. Me dijo que las personas reaccionan de diferentes maneras y que ella las entiende, incluso, si a veces, reaccionan mal. Igual, para ella, cualquier contacto siempre es positivo: ella cumple con su “obra” cuando hace lo que tiene que hacer. Sólo por eso se siente más fuerte, satisfecha y en paz consigo misma y esa es una razón de por qué continúan haciéndolo. De modo que nunca se rinde.
Hay más de 8 millones y medio de Testigos de Jehová en todo el mundo. Son más de 150.000 en la Argentina, pero siguen creciendo. Para dar una pauta de esto les cuento que en la Asamblea que yo asistí había más de 5.000 personas y 51 de ellas fueron bautizadas. Como una curiosidad (aunque significativa) el sitio web de los Testigos (JW.ORG) está traducido en 1081 idiomas. Es la página más traducida del mundo y 100 de esos idiomas corresponden a lenguas de señas.