"Es el fin" - Últimas palabras del soldado argentino-israelí secuestrado por Hamas
Los padres de Ron Sherman pensaban que estaba muerto hasta que por un video difundido por los terroristas se enteraron que estaba vivo. En diálogo con Infobae, cuentan cómo presenciaron el rapto de su hijo por WhatsApp y la esperanza que los mantiene en pie.
“No puedo hablar más. Estoy listo. Es el fin. Los quiero mucho. Chau”.
Y el teléfono se desconectó.
El sábado por la mañana, Maayan y Alex Sherman despertaron sobresaltados por una llamada y una lluvia de mensajes de su hijo Ron.
Ron Sherman, un joven de 19 años y el hermano mayor de tres, lleva apenas un año prestando servicio en las fuerzas armadas de Israel. Debido a su condición asmática, en lugar de encontrarse en el frente de batalla, desempeñaba sus tareas en un puesto administrativo, una situación que alivió en gran medida a sus padres. Alex, su padre, de origen argentino, le proporcionó a Ron la doble nacionalidad. Además, es sobrino del famoso músico argentino León Gieco.
El joven Ron se encontraba en una base ubicada en el límite de la Franja de Gaza, una instalación que desempeñaba un papel crucial al permitir la entrada y salida de mercancías vitales, como agua y combustible, que eran esenciales para la supervivencia de la población en Gaza. Según su padre, Álex, esta base estaba bajo control militar para evitar la entrada de armamento y bienes prohibidos. De esta forma, Ron tenía contacto diario con los habitantes locales, los camioneros y los comerciantes que transitaban por allí. Su función consistía en otorgar los permisos necesarios para el tráfico de mercancías.
El sábado a las 06:30, Ron se despertó en la misma base tras un fuerte bombardeo y, de inmediato, llamó a sus padres. Alex recuerda la llamada con dificultad, dado que nuestra conversación se produce pasada la una de la madrugada en Israel, pero su fatiga es evidente. “No recuerdo las palabras exactas”, intenta recordar Alex, “pero mencionó que escuchaba muchas explosiones. Con el paso de los minutos, comenzó a informar que también escuchaba disparos, muchos disparos, y finalmente mencionó que oía voces, gritos y órdenes en árabe, y nos dijo: ‘Hay terroristas. Hamas está en la base'”.
Los padres de Ron no podían creer lo que escuchaban. Encendieron el televisor, pero no se informaba nada aún sobre el incidente. No obstante, notaron que su hijo se encontraba cada vez más alarmado. “No entendíamos cómo era posible que una base de ese tipo fuera invadida por terroristas”.
El ataque perpetrado por Hamas el sábado anterior resultó en la trágica muerte de más de 1,300 personas en Israel, incluyendo a 247 soldados, una cifra que no se había visto en décadas en ese país.
Ron informó a sus padres que no podía hablar más y, posteriormente, cortó la llamada. Sin embargo, poco después, sus padres volvieron a recibir mensajes de WhatsApp que narraban lo que estaba ocurriendo: “En los últimos momentos, nos dijo que ya podía oír voces cerca de la puerta. En ese momento, ya se encontraba refugiado”.
Y luego llegó el mensaje que nadie quisiera recibir: “No puedo hablar más. Estoy listo. Es el fin. Los quiero mucho. Chau”.
“Nos quedamos con la sensación de que habíamos perdido a Ron, que lo habían matado. Fue una sensación horrible de no saber qué estaba sucediendo, de sentirnos impotentes. Así pasaron varias horas”, lamenta su padre.
Con el transcurso de la mañana, comenzaron a recibir noticias y, a medida que avanzaba el horror, surgía una luz de esperanza: “Recibimos un video a través de familiares en el que se ve a Ron siendo capturado. Lo golpean, lo empujan y lo llevan junto a otros dos soldados. Los tres estaban vestidos de civil, con camisetas, pantalones cortos y descalzos”.
Ron Sherman es asmático, lo que preocupa en extremo a sus padres: “Necesita su inhalador. Han pasado cinco días sin que lo tenga, y creo que debe encontrarse en un entorno con mucho polvo… No sé dónde lo habrán arrojado, y no permiten la entrada de la Cruz Roja. No sabemos qué ocurrirá. Estamos muy preocupados por su vida y su salud”.
Con voz entrecortada, su padre concluye: “Estamos viviendo…”. Sin embargo, la frase queda suspendida en el aire.