Martín Bossi habló con el Pollo Álvarez: “En el sexo soy menemista”
El genial artista -que es actor, humorista, imitador y mucho más- estuvo en Casino Resort, el ciclo de Infobae en que el conductor dialoga con figuras del espectáculo sobre las grandes apuestas de su vida
Con la mesa de la ruleta como mera excusa, para acercar confidencias profesionales pero también personales, Martín Bossi estuvo con el Pollo Álvarez en esta cuarta edición de Casino Resort, el ciclo de Infobae. Acompañado por el anfitrión, en un encuentro divertido y a la vez, distendido, el humorista no dejó ningún tema por tocar. Por caso, contó que se considera un hombre sexual. Además, hizo un mea culpa sobre una crítica constructiva que le hizo años atrás su amigo Federico Hoppe, y que la tomó como enseñanza para terminar aplicándola por el resto de su vida. Y analizó el uso de las redes sociales con un recordado término de Alejandro Dolina.
“Soy un tipo sexual”, dijo Bossi. “Para mí la libido sexual maneja el mundo: yo cuando actúo, actúo con mis genitales, con el sexo, aunque esté haciendo Shakespeare. Yo en el sexo soy menemista, no soy macrista. ¿Viste que Macri te restringe un poquito? Yo soy menemista”. De inmediato Álvarez captó el doble sentido de los dichos de su invitado para ampliar el particular concepto, basándose en la gestión presidencial de Carlos Menem: “Abierto, comercio exterior, interior, exportación e importación”. “Sí, sí, sí...”, admitió el humorista. “Dólar libre...”, aportó el Pollo. “Yo siempre el uno a uno. Por eso (soy) menemista: uno a uno”, destacó Martín.
En otro tramo del juego, el conductor quiso saber qué es lo que le suelen criticar a Bossi sus parejas. El artista confió que en los últimos 10 años aprendió a mirar al otro: “Me detengo mucho más, pero antes de los 40 era un infierno: no podía mirar más allá de mí, era vergonzoso”. En ese sentido, relató la anécdota con Hoppe, el histórico productor de Marcelo Tinelli y a quien Martín definió como su “hermano de la vida”: “Yo lo amo profundamente”.
“Un día estábamos al borde de una pileta y me mira y me dice algo que a mí me da vergüenza. Teníamos 17, 18 años, estábamos arrancando a ser amigos, jugábamos al tenis. ‘Che, Martín, amigo, a mí me encanta estar con vos, charlar, jugar al tenis, pero hablás siempre de vos’. Ahí me dio un sopapo que dije: ‘No me quiero transformar en eso que yo veo en muchos’. Después de ahí me empecé a visualizar que en el medio, sobre todo, hay mucha gente que solamente habla (de ellos), y no está mal, pero yo empecé a mirar al otro mucho más. No te digo que ahora voy y digo: ‘Quiero que me cuenten sus problemas’, pero me pasó con mis compañeras de vida. Estoy mucho más atento al otro; de hecho, los espectáculos que hago tienen que ver más con la gente que con mostrarme a mí”.
Mientras seguían recorriendo el casino y hablando de las apuestas de la vida, el Pollo resaltó una frase que Bossi aportó en una entrevista anterior: “No soy lindo por poquito”. El anfitrión quiso ahondar en aquellas declaraciones y le preguntó a qué se había referido. “Yo siento que, por ejemplo, cuando no hay humedad, que el pelo es lacio, donde estoy bien afeitado, no tengo hinchado la cara, y donde me enfocás más o menos bien, ¡la rompo!”, ejemplificó. “Pero se tienen que dar muchas cosas. Yo naturalmente soy el bagayo de las seis de la mañana. Entiendo que con simpatía y con un poquito de tele, pasás a ser lindo”.
“¿Te pasa cuando ves gente y decís ‘¡Cuánto barrio falta!’?”, quiso saber Álvarez. Bossi respondió de manera afirmativa, y se refirió al uso de las redes sociales: “Yo creo que al ser humano le pusieron una gran trampa, que es el Instagram, donde uno muestra cuán idiota sos o cuánto ego sos. Entonces, ¿vos querés ver si una persona es feliz? Mirale el Instagram: cuantas más fotos felices pone, menos feliz es; cuantas más fotos pone con piel, más insegura está; cuantas más fotos pone con el perro, menos quiere a los animales. Es mi teoría”.
Para desarrollar, Bossi citó al conductor de radio y televisión Alejandro Dolina, de quien se declaró fanático. “Él lo llama bobarismo. A mí me gusta ver a los bobaristas porque yo soy un tipo de consumo irónico. Miro cosas por vergüenza ajena que me atraen. Yo miro y digo: ‘Esto es genial’, y me gusta arengar a este tipo de gente. Y el bobarista es la falta de autocrítica y la imagen distorsionada que tiene de uno mismo y, a su vez, la exigencia a su entorno a que lo traten como esa imagen distorsionada que tienen”.
Antes de concluir su visita al casino, Martín Bossi ratificó: “En la tele hay un 85 por ciento de bobaristas”.