El debut de Mirtha con Milei y Fátima, y un dardo para el candidato en plena cena: "¿De dónde saliste vos?"
A los 96 años, la diva volvió a la televisión con su clásico formato. Al candidato se lo vio cómodo, mejor que en un spot de campaña. En la "mesaza" no hubo chimentos de pareja, pero sí ataques a Bullrich y ninguna referencia a Massa.
Finalmente se hizo el primer programa de La Noche de Mirtha, temporada 2023, en el 55° aniversario de las comidas televisadas de la gran diva argentina, que a los 96 sigue bien activa. Y para el debut, tal como se promocionó los últimos días, junto a Mirtha Legrand estuvieron solamente Javier Milei y Fátima Flórez, como únicos invitados.
Fátima Flórez es el prototipo de mujer que parece gustarle a la clase política argentina. Curvas prometedoras. Rubia. Muy fuerte. Martín Insaurralde la invitaría ya mismo a pasear en yate. Un poquito más allá, arreglándose el pelo, el novio y candidato Javier Milei, sudando la gota gorda bajo la luz criminal del estudio.
¿Cómo será Milei comiendo? La pregunta zumba detrás de cámara. ¿Será voluble y exaltado como en el resto de su vida pública? La grabación se hizo el viernes a las ocho y media de la noche, y ahí estuvo Clarín.
Al candidato venimos conociéndolo en plan gesticulador, blasfemo o encendido rojo punzó, el entrecejo arrugado y las palabras alborotándose en su cara infernal. La semana pasada, en el debate, también hemos asistido a su versión nerd de anteojos Harry Potter y modos relajados. “Estaba engripado”. Ah.
La previa
La mayor alegría del mundo es comenzar y el estudio lo sabe con buena predisposición y amabilidad, incluso con el cronista a quien le convidan un vaso de coca y dos sánguches de miga. La cena verdadera aún no está servida y vos te preguntas si, excesivo como es, Milei necesitará babero o si, por el contario, sorprenderá con modales propios de la Condesa de Chikoff.
Fuera de cámara, a punto de ingresar, el libertario sonríe con su mirada de lejanía polar. Llegaron por separado. Fátima estuvo en camarines a eso de las 18.30. Antes que Mirtha llegó. Cuando la mejor imitadora argentina por fin apareció lista para la cena, la mayoría hizo ¡wow!: vestía como en un afiche de teatro de revista.
Mientras el mundo es cada vez más injusto, en lo de Mirtha –mimada en la previa por Juana Viale- todo luce como en un restorán de Marbella. A la mesa insignia de los argentinos nunca llegó el gesto poético de los fideos con tuco. Hoy anuncian burratina con salsa romero y caviar de albahaca y blá. Esa es la entrada. El segundo plato, risotto de azafrán con medallón de bondiola. De postre, merengón crocante con crema de algo.
Mirtha suspendió una conferencia de prensa el lunes pasado porque le faltaba la voz. Se especuló hasta último momento con la grabación. Argumentaban “disfonía”, pero también se hablaba de ciertas “presiones” de tono político a considerar: el programa debut del nuevo ciclo, más el consabido rating que eso supone y los invitados que todo el mundo quiere tener en su programa. Encima, un día antes del debate.
El dato era un arma de doble filo. Podía resultar conveniente y provechoso, como nos reveló una tercera línea del entorno del candidato presidencial. O, según otros, dejarlo expuesto a la filosa lengua de la conductora. En otras palabras, que uno de los abordajes venenosos de Mirtha pudiera ser letal para los sueños del libertario.
No hay por qué naturalizarlo ni andar fingiendo demencia: delante de todo este enorme aparato televisivo hay, ahora mismo, una señora de 96 años. Una mujer que pronto cumplirá 100 y lleva más de medio siglo siendo figura de la tele. Su nombre, sin dudas, debería figurar en el Guinness. No debe haber nada parecido en todo el planeta. Envidiable, sólo Mick Jagger debe estar envejeciendo a su altura.
Fátima, opacada por Mirtha y Javier
Se advierte cierta complicidad y cariño entre Mirtha y Fátima. “Son amigas”, nos sopla una productora. Después de terminar el programa, la imitadora dio una nota con algunos medios diciendo más de lo que dijo durante la cena, donde se la vio -sin desperdicio- pero casi no se la oyó. Por momento hasta parecía tensa, contracturada, como diciendo: “¿Qué hago yo aquí sentada?”.
El 70 por ciento del programa, Mirtha se dirigió a Milei. Y lo vio hablando a sus anchas del martirio del Estado, de lo bueno que fue el gobierno de Menem y de su particular devoción por Domingo Felipe Cavallo.
Hasta tuvo tiempo de hacer referencia a la austeridad de una campaña basada en la creatividad de las redes sociales. Con toda su furia dialéctica, además, Milei le dedicó munición gruesa a Patricia Bullrich. Y en una de esas –la vehemencia es así-, se le cayó el tenedor. De Massa, nada.
Mirtha escuchaba. Parecía no tener más remedio. En una de esas, Milei -al que se le cayó un poco de risotto por comer lejos de la mesa- metía primera y encaraba la Panamericana de sus discursos llenos de cifras y ataques, ataques y cifras. La palabra “casta” no se mencionó.
Mirtha lo observaba no sin cierta simpatía e indisimulable extrañamiento: “¡¿De dónde saliste vos?!”, tiró de golpe como si estuviera frente a una criaturita de Spielberg.
El tipo que sacó más votos en las P.A.S.O. eligió a la legendaria diva para presentar su noviazgo en sociedad. Pudo haberlo hecho el otro día en lo de Tinelli, cuando fue a buscar a Fátima al Bailando, pero ni siquiera se bajó del auto. “Es su espacio, no la quiero invadir”, justificó mirándola con innegable calidez.
Dentro y fuera de cámaras
“Vamos a ser felices”, apuntó Mirtha. “Tengo una mesaza que todos quieren, que todos andaban detrás”.
Sobre la distinguida escenografía, nos ayudará Marcela Tinayre, que estuvo presente en la grabación junto a varios amigos de la diva. “Clasicismo francés con modernismo mobiliario y lumínico. Los apliques, encantadores. Y la cosa despojada de la escenografía, ahhh… Otro detalle, anotá: el turquesa tiffany es el color preferido de mamá”. Detrás de ella, un frenético ramo de flores enviado por Susana Giménez.
Por momentos pareció un programa de cortesía a Milei. Un homenaje. Se ponchaban fotos de su familia, él hablando de cuando jugó al fútbol, de su banda de rock, más fotos de Milei con sus perros de dos metros y un videíto de cuando él y Fátima, meses atrás, se conocieron en esa misma mesa. Encima Mirtha, vestida por Claudio Cosano, lucía brillos lilas o violetas, el color de La Libertad Avanza.
La historia de amor no se contó. Chimentos de la pareja casi no hubo. Mirtha queriendo saber si el aspirante se había peinado alguna vez en su vida y Fátima, lo dicho, en su rol de actriz de reparto.
“Ay, yo de política no entiendo nada de nada. Cuando hago personajes como Cristina, tengo guionistas. En lo de Lanata tenía un guionista, pero si me preguntás a mí, yo, Fátima, no creo que haya que opinar de política”. Nos lo dijo en una entrevista, hace un tiempo, donde además quisimos saber si con ese lomo no le hubiera convenido ser vedette. “No me interesó, es un trabajo bastante efímero. Fui tentada varias veces para ser vedette, pero no”.
La imitadora famosa debe ser de esa gente que vive a mil, pero a veces se hace un rato para pensar en el resto de la humanidad. En confianza, es capaz de hablar de ideas progresistas como feminismo o legalización plena de la marihuana. “Yo no necesito usarla, pero si te hace bien, adelante. Igual te pido que no aparezca esto en el título porque tampoco da que vayan a vender marihuana a la puerta de un colegio”.
El final de la cena
Cuando terminó la grabación, casi en tiempo real, la pareja se besó delante de los fotógrafos. Milei saludó pero no habló con la prensa. Mirtha tampoco. Fátima, en cambio, sí. Le preguntaron si quería ser madre y ella dudó. Si se iban a casar, a convivir. Si entre ellos hablaban de política. “Tenemos química, es muy caballero, muy cariñoso. Nos entendemos con solo mirarnos”.
Se puede interpretar que Mirtha bailó un minué con los invitados. La frase clave la respondió Fátima entre bambalinas. “Él se sintió súper cómodo”. Y se notaba. Conociendo el manejo de la escena, mirando a cámara, hasta se permitió uno de sus mejores caballitos de batalla: “Si me votan, yo voy a terminar con la inflación”. Mejor que cualquier spot publicitario.