Axel Kicillof dijo que no es su función saber dónde estaba su jefe de Gabinete durante diez días
El gobernador de la Provincia de Buenos Aires abordó por primera vez el escándalo de Martín Insaurralde con particulares argumentos. Dijo que "no estaba al tanto" del viaje pero elogió su propio accionar posterior, al definir que aceptar la renuncia fue un gesto "muy rotundo". Atacó a los medios y a "un sector de la oposición". "Tienen tantas cosas para explicar... Y que no es un viaje, son cosas graves", relativizó.
Con un giro argumental, Axel Kicillof sostuvo que no es parte de su tarea como gobernador saber dónde estaba su jefe de Gabinete, el renunciado Martín Insaurralde, durante los diez días que estuvo de viaje en Marbella, antes de que explotara el escándalo de las fotos en el yate.
"No es mi caso. Ni mi función ni mi caso", dijo en una breve entrevista con el noticiero de Telefe en la que abordó el escándalo por primera vez. Kicillof intentó explicar el desconocimiento del viaje atacando a la oposición, como si ello lo justificara.
"Alguien me preguntó '¿pero cómo no sabías?' Y... Macri espiaba a sus funcionarios, es público, que los seguía hay denuncias de ellos mismos. No es mi caso. Ni mi función ni mi caso", dijo.
Ya desde el inicio de su aparición -en una entrevista grabada- Kicillof reveló que "no estaba al tanto" del viaje de Insaurralde.
"Me enteré como todos por las redes", relató Kicillof sobre cómo supo del escándalo de lujo que protagonizaba su jefe de Gabinete con una acompañante en el Mar Mediterráneo.
Entonces contó qué hizo ante la novedad. "Inmediatamente me puse en contacto y me puse a averiguar porque ahora también estamos en una época de elecciones donde surgen cosas. Y de fake news profundas, porque te ponen tu cara en una película. A mí me lo hacen a veces actuando de alguien", fue lo primero que dijo, con cierta lógica de un relato paranoide.
"Me puse a averiguar. Corroboré que él no estaba en ese momento. Este fin de semana estaba acá, en Argentina", aclaró Kicillof, aunque llegó a la confirmación: "Eso había ocurrido y bueno... después de unas charlas se resolvió: presentó la renuncia y yo se la acepté inmediatamente. Creo que para casos de este tipo fue muy rotundo como respuesta".
"Eso" es un escándalo que expuso a uno de sus máximos funcionarios en un nivel de gasto y lujo que no podría justificar con sus ingresos de funcionario público. "Eso" es una sospecha de corrupción que derivó en múltiples denuncias contra Insaurralde.
El gobernador prefirió destacar -como hiciera en un frío tuit- su celeridad. Y dejar en claro que no lo echó, sino que le aceptó la renuncia. Para Kicillof, con la renuncia, el caso "se resolvió" y se hizo "rápido, bien".
"Después hay derivaciones. Hay explicaciones para dar pero las tiene que hacer él. Ya no forma parte de mi gobierno", dijo Kicillof, en plan de minimizar daños y dar por cerrado un escándalo que no para de tener repercusiones. "Las demás implicaciones surgirán en los ámbitos que correspondan, no me corresponde a mí", volvió a desligarse de su hasta hace días, jefe de Gabinete y figura clave para su campaña por la reelección en la Provincia.
Kicillof optó por no dejar ninguna definición, referencia o comentario sobre la ética del hecho expuesto.
Es más, por comparación, hasta pareció relativizar el escándalo. Fue cuando le preguntaron si el yate de Insaurralde tenía correlato con el mítico cajón que quemó Herminio Iglesias, en el cierre de campaña del peronismo que tras Ítalo Lúder quería ganarle a Raúl Alfonsín.
Axel Kicillof culpa a la oposición y a los medios por "cosas más graves" que el escándalo de Martín Insaurralde
"Me parece que hay muchas ganas de parte de un sector de la oposición que, yo diría, tienen tantas cosas para explicar en materia... y que no es un viaje, son cosas graves". Así inició su contraataque Kicillof. En el bache de su relato pareció buscar la palabra corrupción y no encontrarla. Pudo al menos relativizarlo todo.
Acto seguido, fiel al manual kirchnerista, el gobernador con intenciones de ser reelecto enumeró cosas, que dado su ímpetu, considera que deberían tener mayor explicación que el descarado nivel de lujo expuesto por su funcionario.
A saber, "desde el endeudamiento con el Fondo absolutamente ilegal, a la causa Correo, causas del propio Macri, el submarino ARA San Juan", apresuró Kicillof para al instante aclarar, nuevamente: "Yo no quiero entrar en esa trinchera".
Luego fue culpa del mensajero. "Me parece que el macrismo y los diarios que juegan ahí, que son los que han tratado de sostener este tipo de cosas, están preocupados porque a [Patricia] Bullrich no le está yendo bien, lo vimos ayer en el debate, no le está yendo bien, entonces están buscando este tipo de cosas para darles una dimensión", elucubró, adepto siempre a la visión conspirativa ante sus propios reveses.
"Yo creo que se resolvió bien, rápido. Y el punto mío es seguir trabajando. Y lo estamos haciendo", insistió en un elogio a sí mismo.
Cerró el gobernador en su aparición grabada. "Yo decía 'no hay que distraerse'", dijo, en un segundo en el que se le vio el impacto político.
"El resto de las derivaciones, por la gravedad que tienen, se van a resolver donde se tengan que resolver", volvió a su registro. Un detalle: nunca lo nombró a Insaurralde.