Cirugía sin huellas, el invento de un médico pringlense que se expande al mundo
Guillermo Domínguez, quien se crió en el campo ayudando a sus padres en las tareas rurales, tuvo más de un motivo para celebrar el Día del Cirujano.
Este martes, 26 de septiembre, no fue una jornada más para Guillermo Domínguez, un médico pringlense de 56 años de edad que celebró con “bombos y platillos” el Día del Cirujano.
En diálogo con la redacción de La Brújula 24, el médico egresado de la UBA hizo un repaso de sus comienzos y se refirió su consagrada creación: la “Cirugía sin huellas”, el método con imanes que mejora los métodos existentes de cirugía laparoscópica. La novedad, según explicó, permite no dejar cicatrices y adelanta el postoperatorio.
Domínguez, miembro titular de la Asociación Argentina de Cirugía (MN 90.872), es un orgulloso de sus orígenes. “De Pringles tengo los mejores recuerdos y, cuando puedo, me hago una escapada para ver a mi tío y a mi tía, mis primos y primas. Para alguna de las fiestas de fin de año viajo y es un gusto verlos; también a mis excompañeros, algunos de ellos profesionales que volvieron al pueblo a trabajar”, rememoró.
Del Coronel Pringles natal a la fama
Hijo de Antonio y Marta, productor agropecuario y ama de casa, respectivamente, Guillermo Domínguez se crió entre tractores, cosechadoras y campos sembrados. Cuenta que despertaba a las 5 para ordeñar vacas, como una forma de ayudar a sus padres y entendiendo que en la vida nada se logra sin esfuerzo. La operación de apéndice que le hicieron con apenas 8 o 9 años, lo marcaron de por vida. “Hasta ese entonces yo veía una aguja y me desmayaba”, admitió y recordó que Juan Sansó, el cirujano del pueblo que lo operó, influyó con fuerza en su vocación.
Una mañana, estando en el Hospital de Clínicas como estudiante de sexto año de Medicina atendiendo un parto junto con un colega residente de ginecología, terminó por motivarlo en ese camino. Un estruendo hizo temblar el edificio siendo casi las 9 del 18 de julio de 1994. Una bomba terminaba de volar el edificio de la AMIA. Domínguez, junto con otros médicos, fue en auxilio de los heridos por el atentado a la mutual judía. “Trabajamos como pudimos atendiendo a personas que quedaron bajo los escombros. Ahí terminé de confirmar que la medicina era mi vida”, señaló.
Un método que se expande
El Dr. Domínguez explicó que la “‘cirugía sin huellas’ surgió por la necesidad de reducir el trauma de la pared abdominal en la operación”. “Hay una evolución del postoperatorio y, más allá de lo estético, se evitan complicaciones de la laparoscopia tradicional, y ni qué hablar de la cirugía abierta. Es un sistema de pinzas guiadas con campo magnético para no hacer incisiones en la pared abdominal”.
El médico sostuvo que el método lo patentó en Argentina y si bien no logró hacer el mismo trámite a nivel mundial, “somos parte de la historia al haberse hecho público el sistema”. “Más de 120 cirujanos usan nuestro método en Chile, Venezuela, Colombia, Panamá, México y España”, precisó.
Salud pública y una referencia al caso Lotocki
Se consultó al cirujano pringlense sobre la opinión que tiene sobre la salud pública en la Argentina. “Tenemos médicos de mucho prestigio y la UBA es una productora de profesionales de excelencia. Falta apoyo del sector público a profesionales que, una vez que terminamos la carrera, estamos en condiciones de aportar a la universidad conocimientos para futuros médicos. Jamás me llamaron para enseñar”, aclaró Domínguez.
Ante una pregunta puntual el profesional se excusó de referirse a las acusaciones que apuntan a Aníbal Lotocki. Sin embargo hizo recomendaciones a potenciales pacientes de un cirujano. “Es fundamental que los cirujanos demos examen ante pares, como sucede con la asociación. Si bien alguien puede ser médico, hay que replantearse si está habilitado para ejercer la cirugía”, indicó y remarcó: “El paciente debería pedir al cirujano que demuestre su especialización”
