Macabro: Denuncian que un conocido docente de Bahía Blanca sometía a orgías a chicos con discapacidades

Se trata de Enrique “Quique” Lucarelli, que estuvo más de 30 años al frente de importantes instituciones educativas. El año que viene será juzgado por abuso sexual.
Foto La Nueva
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Se mantuvo casi en secreto por el personaje del que se trata: un histórico director de instituciones vinculadas a la atención y contención de jóvenes con capacidades diferentes. Enrique “Quique” Lucarelli está en el ojo de la Justicia y “altamente comprometido” por delitos de abuso sexual

La investigación judicial llevó años. Comenzó hace 7 años luego de que la trabajadora social Romina Pires -hoy concejal- denunciara que uno de los niños -de 5 años de edad- que estaba evaluando en una escuela religiosa había comenzado a mostrar y relatar situaciones de haber sufrido abusos sexuales.

Los primeros datos de la investigación llevaron a los abuelos maternos del niño. Allí, según pudieron reconstruir los investigadores, el niño era sometido a abusos sexuales reiterados en una casa del Barrio Noreste.

Al chico lo hacían desnudar y practicar sexo oral a cambio de golosinas. Esos abusos habrían sido sistemáticamente presenciados por la abuela y un bisabuelo del niño. Que no participaban activamente, pero observaban, reían y filmaban las dantescas escenas.

“Me dan moneditas de chocolate para que le chupe el pito”, relató el menor.

Avanzando el caso, y con un minucioso trabajo de psicólogos, el chico comenzó a develar más hechos sucedidos en la casa del horror. Describió que muchas veces su abuelo hacía participar a otras personas de los abusos. Y que uno de ellos era “Quique”, que a veces llevaba chicos “que no saben hablar”.

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Para los instructores judiciales “Quique” no era otro que Enrique Lucarelli, exdirector del Centro de Formación Integral Nº 1 y Alborada, e íntimo amigo del perverso abuelo.

Sospechan que el docente llevaba a la casa del horror a niños con discapacidades diferentes.

Como se sabe, estas investigaciones son complejas y muchas veces llevan años. Por su parte, las defensas se esfuerzan -como se ha visto en otros casos- en sostener que “estas cosas son inventos de los chicos” o que “alguien les metió eso en la cabeza”.

“Entre los años 2014 y 2016 C. E.V. le efectuó tocamientos en el pene y los glúteos a su nieto, quien tenía entre 4 y 5 años de edad. En idénticas circunstancias de tiempo y lugar el imputado obligó al niño a que éste le toque el pene y, para silenciar al pequeño, le refirió que si contaba algo mataría a su madre. En oportunidad que tuvieron lugar estos hechos, se encontraba presente la abuela del menor quien filmaba las situaciones abusivas”, describe la acusación fiscal contra el abuelo.

Una de las testigos que declaró reprodujo lo que el menor le había contado: “Me dijo que una vez llegó a la casa un amigo de él llamado Quique. Y que entre el abuelo y Quique le hacían morderle el pitulín, o sea se hacían sexo oral entre los tres… Me dijo que el abuelo le mostraba cosas chanchas en el celular y, con lo que me explicó, eran videos pornos, de hombre y mujer, donde la mujer chupaba la parte del hombre y el hombre acababa. Esto lo sé porque me decía que al hombre le salía un pis blanco. Además, me dijo que, en esos videos, en el celular del abuelo, también había nenes haciendo sexo, porque él dice así… el abuelo le mostraba eso para que el nene lo haga. Me dijo que había otro hombre también una vez, un peladito, que era más bueno, que él lo conocía porque es un hombre que iba a la casa del abuelo en una camioneta negra… dice que ese hombre era bueno, que no le pegaba a él y que no lo movía… dijo que Quique le vomitaba con el pito en la boca, que le mordió el pito y que por esto Quique se enojó y lo re cagó a trompadas. Me comentó que el que sacaba las fotos era el abuelo. Otro día contó que había una señora con una nena jovencita en la casa y que a esa nena también la hacían desnudar, como a él, y que la chupaban y le sacaban fotos. `Me hacían chuparle las bubis a la nena y ahí sacaban fotos`, me explicó. También me dijo que los nenes que estaban ahí ´eran raros´, como que no hablaban bien y que no contestaban cuando él les hablaba. Esto se puede relacionar porque Quique trabaja con chicos especiales. Me dice que el bisabuelo, que vive atrás, que él solo miraba, se reía y sacaba fotos también. Estas fotos deben estar en algún lado”.

 

Los abuelos están siendo juzgados por estos días y podrían recibir hasta 45 años de cárcel. Los testimonios que se vienen escuchando son aterradores. En tanto, Lucarelli espera turno para el juicio oral el año que viene. El fiscal Torres lo acusará de abuso sexual.

Durante el debate, la víctima logró aportar nuevos y escalofriantes datos como pocas veces se escuchó en tribunales. Esto demuestra, una vez más, que las víctimas hablan como pueden y cuando pueden. Este ahora jovencito pudo aportar más detalles que cuando apenas hablaba. Lo mismo ha sucedido en otros casos. Si hubo abuso, la verdad llega tarde o temprano.  Porque en el caso de niños muy chiquitos es esperable que no puedan verbalizarlo con detalle en los primeros años, pero las secuelas del horror quedan marcadas a fuego en la psiquis y eso sale cuando la persona continúa su desarrollo.

Como viene sucediendo en el último tiempo, ante este tipo de casos de denuncias de abusos de menores, existe una reacción llamativamente corporativa -y en algunos casos mediática- para salir en una defensa ciega del o la acusada e intentar cerra el tema.

El trabajo de la prensa debe ser revelar y exponer ante el lector casos de alto interés público y de gran impacto social. Un medio de comunicación no debe condenar, pues para ello está la Justicia. Pero -mal que pese a algunos- la obligación de informar es irrenunciable. (LB24)

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