La Base Naval Puerto Belgrano (foto: archivo La Nueva.)
Por Redacción de La Nueva.
El misterioso hecho que desde hace una semana inquieta a la población bahiense, en el que decenas de vecinos oyeron claros disparos durante el vuelo de un helicóptero en las inmediaciones de la Base Comandante Espora y que los ufólogos investigan como una reacción ante la presencia de OVNIS, no fue el primer episodio de este tipo en nuestra región.
Durante la primavera de 1978, en la Base Naval de Puerto Belgrano, sucedió algo que hasta el día de hoy es un enigma.
Una noche el personal que custodiaba la Base recibió una particular orden de parte de un oficial: "Capturen al OVNI".
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Eduardo, quien había comenzado el servicio militar obligatorio desde hacía pocos meses, en 2009 contó por primera vez su testimonio al investigador Carlos Iurchuk, fundador de la Comisión de Estudios del Fenómeno OVNI de la República Argentina (CEFORA), entidad que por estas horas analiza el extraño suceso ocurrido el último 5 de septiembre en Espora.
El soldado integraba el Grupo a la Orden (GAO), una guardia de 8 personas que tenía que estar alerta ante cualquier suceso. Contó que lo de aquella noche empezó con un llamado en el handy: "Están atacando la Base... están atacando la Base".
Las bromas entre los miembros del GAO eran habituales. "Inventaban que nos estaban atacando para que nosotros dejáramos de dormir y tuviéramos que salir corriendo", dijo Eduardo.
Pero esa vez el chiste no era posible: el llamado venía del puesto 215 (cercano a los polvorines y uno de los más alejados de la zona central de la Base Naval Puerto Belgrano) y en ese puesto el soldado estaba con un suboficial. Y con los oficiales no bromeaban.
"Salimos corriendo para el puesto. Cuando llegamos la escena era impresionante: el cabo y el soldado le estaban tirando a Dios y María Santísima. Y además gritaban 'está allá, está allá'. A 200 metros había otra garita con otro soldado que tampoco paraba de tirar. Ahí me di cuenta de que no era una broma, porque hubieran tirado 2 o 3 tiros, no miles", relató.
"Le tiraban a la nada", afirmó Eduardo.
"Era una oscuridad total, los eucaliptus que había enfrente eran inmensos. Al mar lo teníamos a la izquierda y además había un monte inmenso", describió.
El sector de la BNPB donde habría aparecido el OVNI (archivo La Nueva.)
Al momento en que todo se calmó el oficial le preguntó al cabo qué había visto. "Un OVNI", respondió, con seguridad, antes de recibir la extraña orden. "Capturen al OVNI", indicó el superior.
"Abrieron el portón y salimos de ahí en posición de combate, avanzamos unos 30 metros y ahí fue que vimos surgir una luz intensa, como azul, muy fuerte, aunque no te enceguecía, te permitía mirarla. Y así como la vimos, desapareció", recordó Eduardo.
En ese momento sintió frío, aunque uno de sus compañeros tuvo calor. No llegó a percibir cuánto tiempo duró la aparición –"puede haber sido una eternidad o microsegundos"– y recordaba que la forma del objeto era la de "una gran calesita".
En el lugar no quedó rastro alguno de la misteriosa aparición.
Pero el desenlace de la historia la vuelve aún más inquietante. Los soldados recibieron la orden específica de no hablar del tema. No fueron interrogados y se los apartó de sus puestos. Al otro día un grupo de altos rangos, externos a ese batallón, acudió para investigar el suceso y habló con el oficial.
Eduardo siguió la orden al pie de la letra y se guardó su testimonio por 31 años. "Hasta que uno no lo ve es un incrédulo. Yo no lo hablé por vergüenza a la cargada, a que no te crean, a que no te tomen en serio", dijo.
El inquietante mayo de 1962
Esa no fue la primera vez que un objeto volador no identificado aparecía en la región. Aunque a lo largo de la historia han habido numerosos avistamientos, uno de los episodios conocidos más sorprendentes fue y continúa siendo el de mayo de 1962.
Es que existen registros militares que dan cuenta del contacto con OVNIS tanto en la base de Puerto Belgrano como en Comandante Espora, casi en simultáneo.
El 22 de mayo, minutos después de las 19 horas, cuatro pilotos de Comandante Espora observaron durante 35 minutos a una nave que interactuó con ellos mientras volaban cerca de la Base.
“El piloto Eduardo Figueroa ve un objeto anaranjado que se mueve según un rumbo oscilante, por debajo del horizonte visible”, relatan las crónicas del hecho que incluso fue investigado por la CIA.
Otro piloto llamado Roberto Wilkinson dijo que, más o menos a la misma hora, la cabina de su aeronave se iluminó de manera repentina. "Inmediatamente pensó que la luz era causada por algo anormal en el avión, pero después se dio cuenta que venía de la popa. Luego la vio debajo de la aeronave", se menciona en el registro. Finalmente el OVNI lo pasó a toda velocidad y lo perdió de vista. Durante ese contacto su radio dejó de funcionar.
También hubo testigos que lo observaron desde la torre de control. Según los registros, éstos se comunicaron con el teniente Rodolfo César Galdos, que lideraba la formación de pilotos en vuelo, para consultarle si veía al objeto en el cielo.
"A alrededor de 30 ° sobre el horizonte por encima de Bahía Blanca vio un disco o punto circular luminoso, de color anaranjado y de un diámetro aparente al de una luna pequeña (unos 50 centímetros)", se menciona en el documento enviado por la embajada estadounidense al Departamento de Estado.
El teniente observó por entre 40 segundos y un minutos que el objeto se movía hacia el sur y que era por momentos opacado por las luces de Punta Alta.
De acuerdo con el registro, al día siguiente el comandante Constantino Núñez acudió al sitio para recolectar los mencionados testimonios y determinar si había material radiactivo en el punto donde, aparentemente, había aterrizado el objeto no identificado.
El investigador utilizó un Contador Géiger para analizar el área y no encontró signos de radiación, ni tampoco indicadores visibles de que en ese lugar se había producido el aterrizaje. "No es posible obtener conclusiones de la naturaleza de este fenómeno", determina el documento.
Pero contra esas conclusiones oficiales, un alto mando de la Armada contó medio siglo después a integrantes de CEFORA una versión que asegura que la presencia de la nave había sido comprobada.
De acuerdo con el relato, por esas horas el mismo Núñez lo había convocado al Hospital Militar de Puerto Belgrano. Lo que vio allí lo dejó perplejo: se encontró con la presencia de dos alienígenas que habían fallecido por el accidente.
El integrante de la Armada nunca vio la nave, pero sí los cuerpos. Y los describió como de muy baja estatura y macrocéfalos, es decir, con cabezas grandes.
También contó que Núñez –que llegó a Capitán de Fragata– había sido enviado a Bahía para tomar contacto con el hecho y que se habían iniciado gestiones para el traslado del OVNI y de los cuerpos hacia Estados Unidos.
Incluso aseguró que hubo que construir una pista de aterrizaje a las apuradas para que se los pudieran llevar.
Esa pista aún perdura. Está construida a metros de la Ruta 249, a pocos kilómetros de Punta Alta, y aún puede verse en Google Maps. "Allí habrían hecho aterrizar al avión norteamericano que finalmente trasladó los cuerpos, aunque se desconoce en qué fecha ocurrió y cómo fue ese procedimiento”, había dicho Andrea Pérez Simondini, de CEFORA.
Los inquietantes avistamientos de esos días no se dieron únicamente en las Bases militares. Varios testigos en Bahía Blanca advirtieron la presencia del misterioso objeto naranja en el atardecer del 21 de mayo.
Incluso, un fotógrafo de La Nueva Provincia, Miguel Thomé, logró registrarlo con su cámara y la imagen salió en la tapa del diario el día siguiente.
Otros relatos de avistamientos y conocidas abducciones
* El 2 de noviembre de 1963, desde la popa del transporte de la Armada ARA "Punta Médanos" fue vista una enorme aeronave que no pudo ser identificada. De acuerdo con los relatos, era redondeado y se movía a gran velocidad. No mostraba luces de posición ni emitía el menor ruido.
En ese momento las agujas de los compases magnéticos del buque se desviaron súbitamente. La energía que causó esta interferencia electromagnética viene significada por la distancia a la que se hallaba el OVNI que, según un informe de la Armada, se encontraba a 2.000 metros del barco.
Cuando el objeto desapareció y los compases volvieron a su posición normal, el comandante del transporte se comunicó por radio con el comandante en jefe de la Marina de Guerra y este se mostró preocupado, al punto que ordenó al Servicio Hidrográfico que efectuase una investigación a fondo. La nave se encontraba navegando frente a Bahía Blanca cuando ocurrió el hecho.
* Una década más tarde, en mayo de 1973, un avión de combate perteneciente a Puerto Belgrano desapareció sobre el mar sin que jamás se volviera a saber de él. Los comentarios extraoficiales de militares informaban que, periódicamente, los radares de la base o los propios pilotos en vuelo observaban, registraban y perseguían ovnis.
* El 27 de octubre de ese mismo año, un camionero rionegrino llamado Dionisio Llanca protagonizó un episodio que tuvo repercusión internacional.
Según dijo, mientras cambiaba una cubierta en la banquina del kilómetro 705 de la ruta 3, se le aparecieron tres extraterrestres y lo abdujeron.
Según relató, en ese momento quedó inmovilizado, aunque contó que no fue por el miedo, sino porque una fuerza desconocida se lo impedía. Pudo escuchar a los seres hablando entre ellos en un idioma que le resultaba indescifrable, hasta que uno lo levantó por el cuello y otro le pinchó uno de sus dedos. Lo último que vio fueron dos gotas de sangre que se deslizaban desde el índice hacia el piso y la mirada fija de la mujer. Luego perdió la conciencia.
Cuando despertó, aproximadamente poco después de las 3, se encontraba en el predio de la Sociedad Rural, tirado junto a unos vagones y a unos 10 kilómetros de donde todavía se encontraba estacionado su camión, que fue recogido por la policía horas más tarde.
* En la lluviosa madrugada del 5 de enero de 1975 el whitense Carlos Alberto Díaz, salió de trabajar, compró el diario La Nueva Provincia y tomó el micro para volver a su casa en el bulevar Juan B. Justo.
Al bajarse del micro, cerca de las 3.45, se encontró con otros dos compañeros ferroviarios que caminaron a su lado. Repentinamente apareció una luz que contra su voluntad le despegó los pies del suelo.
Según relató en junio pasado, esa luz se lo llevó dejó a sus dos amigos estupefactos. "La luz me empezó a elevar y solo podía mover la cabeza: primero veía la esquina de mi casa desde arriba, después parte de la ciudad, luego el mar y de repente me encontraba arrodillado y consciente, en una nave esférica, por la que solo se sentía el ingreso de aire", explicó.
El miedo se incrementó cuando, sin poder moverse, tres seres de color verde aparecieron frente a él como si traspasaran la luz. "Alcancé a tocar a uno y se sentía como algo esponjoso, espuma, no se si era un traje o sus cuerpos, pero no tenían ojos, ni boca y se desplazaron hasta mí levitando. El miedo fue tan grande que me oriné", explicó.
Lo más inquietante es que a las 4.17 se despertó en el patio de una casa en el barrio porteño de Retiro, frente a la Casa de la Moneda. Tenía su bolso colgado, sus elementos de mozo, el ejemplar de La Nueva Provincia que había comprado ese día y el boleto del colectivo que se había tomado unos minutos antes. Todo estaba en el mismo lugar que lo había guardado.