Luego de 79 días de internación en el Hospital Italiano, Silvina Luna murió este jueves a los 43 años. La modelo y actriz llevaba una década luchando contra una insuficiencia renal que desarrolló tras un procedimento estético que le realizó el doctor Aníbal Lotocki en 2010. Llegó a estar en la lista de espera del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante) para un trasplante de riñón, pero distintas complicaciones la llevaron un estado que en las últimas horas se volvió irreversible.
Sus problemas de salud comenzaron como consecuencia de una cirugía estética de glúteos, en la que se le inyectó metacrilato mezclado con otras sustancias no determinadas que ingresaron en su torrente sanguíneo y le provocaron un cuadro crónico de hipercalcemia primero e insuficiencia renal después. Junto a otras víctimas -Stefy Xipolitakis, Pamela Sosa y Gabriela Trenchi- se convirtió en querellante en el juicio que se le llevó adelante a Lotocki, en el que el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOC) porteño N º28 lo condenó por lesiones graves en febrero de 2022 a 4 años de prisión de cumplimiento efectivo y 5 de inhabilitación para ejercer su profesión.
En los últimos meses, Luna había tenido que someterse a un proceso de diálisis tres veces por semana. Fue en una de esas sesiones, en junio, que se descompensó y debió ser internada de urgencia en terapia intensiva con respirador. A los largo de los casi 80 días que permaneció internada, tuvo mejoras y recaídas a partir de diversas bacterias que contrajo y complicaron su cuadro.
La chica del reality
Nacida el 21 de junio de 1980 en la ciudad de Rosario, Silvina Noelia Luna inició su carrera como modelo publicitaria y conductora. La fama le llegó en 2001 tras participar de la segunda edición de Gran Hermano, un reality que, sin dudas, le abrió las puertas del medio y que rápidamente la convirtió en una de las chicas del momento.
A sus habituales campañas publicitarias se fueron sumando sus primeras incursiones como actriz, para las cuales se preparó a través de varios talleres y seminarios. Uno de sus profesores de teatro fue el talentoso Julio Chávez. Su padrino artístico fue Gerardo Sofovich, quien le dio un lugar en el teatro de revista en obras como El champán las pone mimosas. Luego siguieron algunas comedias -Más que amigos, Abracadabra y Explosivos-, hasta que saltó a la pantalla chica para participar en proyectos como La pelu, Los Roldán, Gladiadores de Pompeya, El capo y Ciega a citas.
Loca ella, loco yo fue su primera incursión en el cine bajo las órdenes del director Nicolás Tannchen. También se animó a mostrar su destreza física en competencias como Celebrity Splash y tres ediciones de “Bailando por un sueño”; su último paso por la pista fue más recordado por su mediático romance con El Polaco que por su performance.
Con el tiempo, la actriz quiso probar suerte en el panelismo, participando de programas como Zapping, Fox para todos y, más recientemente, Incorrectas y El show del problema. Lo último que hizo en TV fue, paradójicamente, otro reality: El hotel de los famosos. A pesar de que era una de las participantes más queridas, Silvina debió abandonar la competencia por sus continuos problemas de salud.
Mientras alternaba sus trabajos en tele con videos en plataformas eróticas (la exvedette fue una de las pioneras junto a Florencia Peña a la hora de vender contenido para adultos en Divas Play), Luna decidió crear su propio emprendimiento: Simple y consciente, un espacio holístico que ofrecía talleres online sobre diferentes disciplinas relacionadas con el bienestar. “Simple y consciente es un puente. Siempre me llamó la atención el camino de la transformación personal, de conectar con el poder personal. En estos años de búsqueda descubrí que los caminos son varios, aprendí mucho y quiero facilitar estas herramientas que tengo a otros que las necesitan”, reveló en una nota con LA NACION quien también se recibió de coach ontológica. Junto a este proyecto surgió su libro, un escrito que la ayudó a compartir y transitar uno de los momentos más difíciles de su vida.
Aprender a convivir con el dolor
El 2008 fue un año bisagra en su vida: en menos de cinco meses, la modelo rosarina perdió a su padre y a su madre. “Tanto dolor me hizo crecer de golpe, madurar, valorar la vida. Antes vivía insatisfecha y siempre quería más y más”, confesó en una entrevista con la revista Gente.
El primero en irse fue su padre Sergio, con quien tuvo una difícil relación. El hombre de 50 años sufrió un ataque cardíaco en medio de una jornada laboral. Cinco meses después, fue su madre Roxana quien no pudo resistir un problema gástrico. “No pude ni hablar con ella”, se lamentó la actriz que se encontraba haciendo teatro en Buenos Aires cuando su madre falleció. Desde entonces, su hermano Ezequiel se convirtió en su gran pilar, ese que la sostuvo y acompañó en los años posteriores cuando -a causa de una mala praxis- entró en un espiral de sufrimiento que finalmente la condujo a la muerte.
Ese mismo año, Silvina Luna atravesó uno de sus primeros escándalos mediáticos cuando se filtró un video íntimo de ella semidesnuda, teniendo sexo con su novio Martín Vari en un viñedo. Las imágenes inmediatamente se viralizaron a través de los distintos buscadores de Internet y fueron vistas por millones de personas, hecho que llevó a la modelo a iniciar acciones legales contra Google y Yahoo. “Era mi novio, hicimos un video para nosotros y un maleducado lo robó y lo publicó. En su momento fue problemático, pero como todo en la vida trato de tomarlo con humor”, dijo la rosarina en un programa de TV mientras aclaraba que la filmación no fue en Mendoza sino en Napa Valley, en la localidad de California.
Mala praxis y calvario
En 2010, Silvina Luna decidió someterse a una cirugía estética con el médico Aníbal Lotocki, quien le hizo una liposucción y mezcló su grasa con metacrilato y otras sustancias no identificadas para inyectárselo en los glúteos. Tres años después, mientras se encontraba de temporada en Villa Carlos Paz, la actriz comenzó a sentirse cada vez más cansada. Fue en ese momento que, tras hacerse algunos estudios de rutina, descubrió que tenía altos los niveles de calcio, situación que la llevó a padecer problemas renales.
“Mi trabajo está muy ligado a la imagen y hay muchas presiones para cumplir con ciertos estereotipos. Cuando era más chica me hice una intervención para mejorar aún más mi apariencia. Confié en un médico y recibí sustancias tóxicas en mi cuerpo. Me siento en la obligación de contar mi experiencia para otras chicas que pasan por lo mismo”, dijo por primera vez en 2014 responsabilizando a Lotocki por su estado de salud.
A medida que su cuadro empeoraba, la modelo compartía el calvario que vivía a diario. “Me afectó el riñón y otras cosas. En un punto siento que me arruinó la vida. Tengo que hacer consultas todas las semanas al médico y tomar más de un remedio por día”, reveló en referencia a los corticoides que comenzaron a darle un nuevo aspecto físico. El accionar de este profesional no sólo afectó su cuerpo y su cabeza, sino que implicó un rotundo cambio de estilo de vida. “Tengo 30 años y me tengo que cuidar en las comidas, con el alcohol... Me tengo que cuidar como una persona mayor”, confesó en Intrusos.
Junto a otras figuras del medio, Luna pudo corroborar que ese producto que el médico en cuestión colocó en su cuerpo estaba prohibido y lo llevó a juicio. A pesar de que Lotocki fue procesado y condenado a cuatro años de prisión, la sentencia aún no está firme y el cirujano siguió ejerciendo hasta hace unas semanas. El delicado estado de salud de Luna fue lo que motivó que la Justicia dicte su inhabilitación, algo que inmediatamente fue apelado por el acusado.
“Después de lo que me pasó no tengo ganas de hacerme nada, quiero aceptar mi cuerpo como es. Todos somos únicos y las operaciones nos terminan haciendo a todas iguales. Te convertís en una esclava de un círculo vicioso que no para más. Yo lo hice porque no me creía suficiente con lo que tenía y buscaba la valía fuera de mí”, expresó la modelo en La Peña de Morfi; una de sus últimas apariciones en TV.
Luego de una operación con láser en 2017, donde le sacaron “una piedrita”, sus caídas e internaciones se volvieron moneda corriente. Hasta que, en enero de este año, la modelo confirmó la peor noticia: sus riñones habían dejado de funcionar y necesitaba un trasplante. Mientras tanto, su único camino era someterse a diálisis tres veces por semana, procedimiento que mostró varias veces en sus redes sociales. “Les comparto esta rutina nueva en mi vida. Al principio lo viví con angustia por lo nuevo e inesperado, pero luego pasé a una etapa de aceptación de lo que es. Esta máquina que tengo conectada a mí hace el trabajo de los riñones. Así que sintiendo agradecimiento. Sin esta máquina no podría vivir. Esto lo hago tres veces por semana, cuatro horas. Hasta que pueda trasplantarme”, escribió en su cuenta de Instagram en el mes de abril.
En el mismo posteo, Luna aclaraba que todavía no se encontraba en la lista del Incucai, ya que debía solucionar un problema antes: una microbacteria que se le había detectado hacía un año luego de abandonar El Hotel de los Famosos. Al parecer, la exigencia física a la que se sometió en los distintos juegos, sumado al no comer ni dormir las horas necesarias, podrían haber sido su causa.
Su último posteo ocurrió a mediados de junio cuando desde la sala de diálisis se comunicó con sus seguidores para darles una buena noticia: “Me vine a internar porque salieron los resultados de la microbacteria y por fin se pudo detectar cuáles son los remedios específicos que tengo que tomar. Son dos, así que los estoy probando ahora internada, para ver si los tolero y si está todo bien”, dijo esperanzada.
Sin embargo, tres semanas después, la noticia de que la exvedette había sido internada de urgencia en terapia intensiva volvió a preocupar a todos. “Está sedada y está con respirador. Está acompañada por su hermano y por la gente que la quiere”, informó Ángel De Brito en la edición del 27 de junio de LAM. Al día siguiente, la periodista Andrea Taboada advirtió que “sus pulmones se habían complicado” a causa de la bacteria, motivo por el cual permanecía intubada.
La contención de su entorno, las múltiples cadenas de oración y las donaciones de sangre tanto de amigos y colegas como del público surtieron efecto. Quince días después, un nuevo parte médico indicaba que la modelo se encontraba lúcida y con signos vitales estables. Y si bien su salud fue fluctuando a lo largo de los días, la modelo empezó a alimentarse vía oral y pudo retomar sus sesiones de diálisis, ya que respiraba por sus propios medios. A esa lenta pero evolutiva recuperación se sumó el trabajo con los kinesiólogos para recuperar la fuerza y la movilidad que había perdido por estar tantos días acostada. Además de la medicación y el accionar de los médicos, el apoyo espiritual fue fundamental: “Le están lloviendo cadenitas, virgencitas, cartitas que la familia va recibiendo y se lo van contando porque Silvina está consciente”, anunció De Brito.
La noticia de que Luna dejaba la terapia intensiva para pasar a una sala de internación general fue más que esperanzadora. Sin embargo, el miércoles 10 de agosto se supo que la actriz había regresado a terapia intensiva debido a una nueva complicación pulmonar. “Van a volver a intubarla, lo cierto es que tiene mucha agua en los pulmones. Por eso volvió a terapia intensiva. Ya no está reaccionando a los tratamientos, está muy débil, su estado empeoró, el estado es muy crítico y está muy delicada”, confirmó Yanina Latorre en LAM, repitiendo palabras textuales del hermano de Luna.
El nuevo panorama -que incluía la colocación de una sonda, atrofia muscular y agua en los pulmones- advirtió que sus órganos no estaban funcionando como se esperaba. A pesar de los buenos deseos, las cadenas de oraciones de sus colegas, amigos del medio y desconocidos y del esfuerzo de los médicos, Silvina Luna murió este jueves en el cuarto piso del Hospital Italiano.
Así como la flor de loto (una flor hermosa que nace en el medio del fango) que eligió tatuarse en uno de sus hombros, Luna nunca bajó los brazos. La confianza y la fe se convirtieron en su mantra de vida para afrontar el dolor y sacar un aprendizaje positivo, a pesar de haber protagonizado el peor desenlace.