Mara aún recuerda que tenía 20 años cuando, parada detrás del umbral del estudio de abogados en el que trabajaba, Jorge la miró y le dijo que lo mejor era separarse.
Se habían conocido dos años antes en un “asalto” en la casa de ella. Esa noche, Jorge acompañó a un amigo. “Eran 10 minutos, pasábamos y nos íbamos. Cuando entré escuché la risa de una chica y la busqué. Era ella. Me preguntó de qué signo era y le dije que cumplía el 13 de noviembre. No podía creer que los dos habíamos nacido el mismo día”, expresó él.
Una serie de encuentros confirmó el flechazo inicial: un amor a primera vista que los unió para siempre. Mara y Jorge pasaban sus días caminando de la mano por las calles de la localidad bonaerense de Mercedes. “No sentábamos en la plaza y charlábamos. No había mucho para hacer”, recordó ella, en diálogo con TN.
A pesar de que se amaban y disfrutaban el tiempo juntos, que Jorge no estudiara (mientras Mara culminaba sus estudios para ser maestra de grado) fue motivo suficiente para que la mamá de Mara expusiera su ultimátum: “Lo tenés que dejar, este chico no tiene futuro”.
Se despidieron en la puerta del estudio de abogados en el que Mara trabajó durante años como secretaria. Él juró no volver a buscarla y ella aceptó el consejo de su madre.
El abogado y titular del estudio que empleaba a Mara la vio llorar y le preguntó qué le pasaba. Al conocer las razones la aconsejó: “Cuando se cierra una puerta se abre un portón”.
Mara, con 20 años, dio lugar al interés de Oscar, su jefe, de 38, y comenzaron una relación que incluyó un casamiento, tres hijos, viajes por el mundo y una vida repleta de momentos de alegría y felicidad. “Jorge estaba muy bien. Trabajaba y se vestía muy elegante, pero mi mamá decía que no tenía futuro con él. Y antes si no estudiabas te miraban con otros ojos”, recordó Mara.
“Me casé con Oscar a los 20 años y Jorge apareció en la puerta de la iglesia. Un primo mío lo tuvo que sacar porque quería ingresar e impider el casamiento. Fue todo una locura”, agregó la mujer de 76 años.
Aquel sucesó marcó el final de los encuentros casuales entre Mara y Jorge. En un pueblo chico sabían que no iba a ser difícil encontrarse, por lo que Jorge decidió irse de Mercedes y comenzar diferentes vidas en Buenos Aires, Mar del Plata y más tarde en Chivilcoy.
“Todos los 13 de noviembre él me llamaba a mi casa. Siempre llamaba él. Nos saludábamos, hola y chau, le preguntaba dónde estaba y cortábamos. Yo me despertaba en mi cumpleaños y esperaba que sonara el teléfono para hablar con él”, contó Mara.
Jorge rememoró: “Hasta que un día la llamé, me atendió otra mujer y me dijo que no podía hablar. Que me comunicara nuevamente en cinco minutos. Volví a marcar y me respondieron que no estaba, que se había ido a hacer un mandado. A partir de ese día no la llamé más”.
Mara expicó que aquella mañana no lo atendió por una dolorosa razón: “Mi marido estaba muy enfermo y sentí culpa de atenderlo. Esto fue un 13 de noviembre y Oscar falleció el 23. Estuve dos años sin saber de Jorge”.
El amor después del amor
Jorge continuó su vida como mozo en diferentes bares y restaurantes. En Chivilcoy conoció a una mujer con quien tuvo a su único hijo. A diferencia de Mara, que siempre le dijo la verdad a Oscar, él ocultó su amor y jamás dio indicios de la historia y los recuerdos que atesoraba.
“No lo quise atender porque tenía miedo. Miedo de irme con él. De charlar y que pasara lo obvio”, dijo Mara. Él agregó: “Claro, yo pensé que si no tenía cinco minutos para atenderme era porque no le interesaba más”.
Al quedar herido y ofendido, Mara debió acercarse a Jorge para volver a entablar un diálogo. Fue dos años después de aquella llamada trunca. Mara manejó hasta Chivilcoy y lo buscó en todos los restaurantes de la ciudad.
“Lo encontré a eso de las 20, solo, limpiando el mostrador. Me dijo que no tenía nada que hablar conmigo, que me fuera. Le pedí su teléfono y no me lo quiso dar. Así que le dejé el mío y a los pocos días me llamó”, expresó Mara.
Comenzaron a verse esporádicamente y Mara fue tajante respecto a lo que pretendía para el futuro: “No iba a permitir que jugáramos a dos puntas. Así que le dije que si quería que estuviésemos juntos viniera a vivir conmigo”.
Jorge, convencido de lo que debía y quería hacer, encaró a su exesposa y le comunicó su decisión: “Le expresé que era un amor diferente al que sentía por Mara. No merecía que la engañara porque es una gran mujer y una gran madre”.
Aquella secuencia ocurrió hace 17 años, la misma candidad de tiempo que Mara y Jorge llevan juntos como convivientes en la casa familiar que ella compartió junto a Oscar y sus hijos. “Hemos vivido estos años maravillosos, llenos de anécdotas y viajes. No tenemos una pelea y somos muy parecidos a la hora de convivir”, explicó Mara.
Jorge completó: “No perdimos el sentimiento, no perdimos el respeto hacia los demás. No tenemos porque sentirnos culpables de algo que es natural. Me enamoré, sigo enamorado, voy a seguir a seguir enamorado y te amo”.