Trasplantan tres dedos del pie a la mano de un joven: cómo es la cirugía realizada por primera vez en el país
Mediante esta operación lograron reconstruir su mano derecha en el Hospital Italiano de Buenos Aires.
Un joven que perdió en un accidente con una picadora de carne casi todos los dedos de una mano se sometió a un procedimiento quirúrgico mediante el cual le trasplantaron dedos de los pies, por lo cual pudo recuperar buena parte de la funcionalidad.
La operación fue realizada en el Hospital Italiano de Buenos Aires y es la primera en su tipo, dado que se basó en una técnica microquirúrgica a la que se le hicieron modificaciones para poder atender a los requerimientos de este caso en particular.
El paciente se llama Exequiel, tiene 24 años, y no tenía idea cuando le ocurrió el accidente, en el mes de marzo, que podía aspirar a recuperar sus funciones. Hoy todavía se rehabilita del proceso quirúrgico, realizado en junio, pero ya pudo retomar la actividad física.
“Al principio pensé que la solución sería una mano ortopédica, pero era una opción estética y para nada funcional. Finalmente me contaron de esta posibilidad, que es la que más me cerró”, relató a Clarín.
Este tipo de cirugía permite conservar casi la totalidad de la funcionalidad de la mano, incluyendo la sensibilidad, cosa que aún no ocurrió dado lo reciente de la cirugía. “La voy a recuperar en algún momento, pero es lo que más tiempo lleva. La mano en el día a día la uso, aunque sigo en proceso de rehabilitación, le estoy dando un uso al 40% por ahora”, estimó.
Una operación novedosa
El procedimiento al que se sometió Exequiel consiste en trasplantar a la mano dedos de los pies. Lo novedoso de este caso fue tanto la cantidad de dedos trasplantados, como la elección de cada uno de ellos.
“La reconstrucción clásica que se hace en estos casos es la transferencia de una parte del dedo gordo de un pie para reconstruir el pulgar, como hicimos nosotros, y el segundo y el tercer dedo del otro pie”, comentó Jorge Boretto, jefe de Cirugía de Mano y Miembro Superior del citado hospital.
“Lo que ocurre es que ese pie al que se le quitan dos dedos sufre una morbilidad o una agresión mayor, dejando un pie que cosméticamente tiene una agresión bastante importante, y funcionalmente también, porque se afecta bastante su apoyo."
En este caso, no les pareció adecuado proceder de esa manera.
“Si bien es una cirugía que se hace, ya que el beneficio siempre es mayor que la agresión que se le hace al pie, nos pareció que con Exequiel podíamos minimizar el riesgo de generar esa agresión a uno de los pies, y lo que hicimos fue tomar el segundo dedo de cada uno, más la punta del dedo gordo, lo que permitió que Exequiel tuviera una agresión mínima a nivel de los pies”, explicó.
“Del dedo gordo solo se toma la punta, y lo que se reconstruye es tanto el pulpejo, que es la parte más sensible y de la aprehensión fina que uno hace cuando hace la pinza; más la reconstrucción de todo lo que es el complejo de la uña, y de la punta del dedo, que es una estructura muy especializada en todo lo que es el uso de la pinza fina, como agarrar una llave, una lapicera, usar un celular”, describió.
Según el médico, Exequiel tuvo la amputación más grave que existe en la mano, en cuyo caso se recomienda reconstruir los dedos para que vuelvan a tener movilidad, función, sensibilidad, y esa mano pueda volver a ser utilizada y no convertirse en un muñón.
Con el tiempo, se recupera la sensibilidad y los dedos se sienten como si fueran de las manos: “Los nervios de esos dedos que pasamos se conectan a los nervios de la mano, entonces la sensibilidad se transmite al cerebro como si fueran los de la mano”, sostuvo.
Una operación en dos etapas
La operación debió realizarse en dos etapas, dado que cada una requiere entre 6 y 10 horas.
En una primera instancia, los médicos transfirieron el segundo dedo de un pie a la posición del dedo del medio de la mano
En la segunda etapa, una semana después, el equipo realizó el trasplante del segundo dedo del otro y una transferencia parcial del dedo gordo al pulgar de la mano, lo que permitió lograr el movimiento de pinza, formando un trípode entre el pulgar y los otros dos dedos trasplantados.
Luego de esta serie de intervenciones, Exequiel permaneció internado durante una semana para recibir un control estricto que garantizara “la sobrevida de los dedos auto-trasplantados”.
El período posoperatorio es sumamente importante, como relata Paula Símaro, licenciada en Terapia Ocupacional del Servicio de Kinesiología: “La rehabilitación debe ser igual de precisa que la cirugía. El tratamiento se orienta a rehabilitar las estructuras reparadas y a facilitar el retorno de la funcionalidad del paciente, con el fin de que pueda lograr el mejor desempeño posible en sus actividades significativas”.
El plano psicológico
Poder aceptar todo este proceso puede tener un impacto a nivel psicológico. Boretto dice que por lo general se lleva bastante bien, sin embargo, es común la asistencia para poder superar el trauma, sobre todo en casos como los de Exequiel.
“Exequiel es un paciente muy particular, de esos que tienen una necesidad de mejoría y que llegan a mejores resultados porque también se dedican mucho a la rehabilitación, no tengo dudas de que en unos meses va a estar haciendo una vida completamente normal”, afirmó.
La personalidad y su capacidad de resiliencia no parece menor. “La gente piensa que estoy loco, pero para mí nunca fue tan terrible lo que me pasó. Nunca me afectó, nunca lloré ,ni me deprimí. Desde el momento que ocurrió el accidente lo acepté, supe lo que había pasado y lo que iba a pasar. Fue cuestión de adaptarme desde el día uno”, cuenta con humildad.
Si bien pasó poco tiempo desde la cirugía, tiene la capacidad de hacer un balance con claridad: “Yo soy bastante sincero para decir estas cosas, tiene su lado bueno y su lado malo: su lado bueno es la funcionalidad, poder volver a hacer ciertas cosas: escribir, agarrar”, plantea.
Y continúa: “Estéticamente, no es la cosa más bonita del mundo, tampoco es una monstruosidad. Es obvio de lo que se trata la cirugía: es un implante de dedos del pie en la mano, no son los mismos, no tienen el mismo largo, no son las mismas articulaciones; no es lo mismo. Es algo distinto a lo que uno se tiene que ir, poco a poco, acostumbrando e ir perdiéndole el miedo”, cierra.
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