Sociedad 17/08/2023 12:34hs

Reptiles voladores: el hallazgo que reveló uno de los grandes enigmas de la paleontología

La investigación sobre el venetoraptor, de la que participaron expertos argentinos, responde la pregunta sobre el origen de los pterosaurios.

El venetoraptor y los investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales-Conicet que participaron del trabajo: de Izq a der, Federico Agnolín, Martín Ezcurra y Fernando Novas.
El venetoraptor y los investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales-Conicet que participaron del trabajo: de Izq a der, Federico Agnolín, Martín Ezcurra y Fernando Novas.
Una reconstrucción del aspecto que podría haber tenido el venetoraptor gassenae en un paisaje del Triásico. Foto: Matheus Fernandes
Una reconstrucción del aspecto que podría haber tenido el venetoraptor gassenae en un paisaje del Triásico. Foto: Matheus Fernandes
El posible aspecto que pudo haber tenido el Venetoraptor Gassenae hallado en Brasil, datado en 230 millones de años. Foto: Caio Fantini
El posible aspecto que pudo haber tenido el Venetoraptor Gassenae hallado en Brasil, datado en 230 millones de años. Foto: Caio Fantini
Rodrigo Temp Müller, investigador brasileño que encontró el venetoraptor de 230 millones de años. Foto: Janaína Brand Dillmann
Rodrigo Temp Müller, investigador brasileño que encontró el venetoraptor de 230 millones de años. Foto: Janaína Brand Dillmann

“No lo podíamos creer cuando Müller nos propuso trabajar en colaboración y mandó fotos desde Brasil: estábamos frente a un animal muy estrafalario, raro y complejo. ¡Un verdadero marciano!” La primera alusión al venetoraptor de parte del paleontólogo Federico Agnolín es inquietante: si el hallazgo -de 230 millones de años- en el que participó y que este miércoles es tapa de la revista Nature le sorprende a él, ¿qué nos queda?

Parecerá otro dinosaurio más. No lo es. El venetoraptor hallado al sur de Brasil -por el científico de ese país Rodrigo Temp Müller- responde un interrogante histórico, que Agnolín describió como "uno de los grandes enigmas de la paleontología". Y es qué había antes, es decir, cuál es el origen del otro gran grupo de animales de ese tiempo (no dinosaurios), los pterosaurios.

Hablamos de los famosos reptiles voladores de las películas y que los ignorantes emparentamos erróneamente con dinosaurios, aunque tuvieron existencias mayormente paralelas (con un asterisco que se describirá después).

Lo novedoso es que hasta ahora no había ningún registro fósil acabado, completo, de ejemplares de la familia anterior a los pterosaurios, los lagerpétidos, reptiles no voladores que habitaron la inimaginable Pangea, el continente único de ese otro tiempo, hace más 40, o 60, o 100 millones de años, a gusto del lector.

Lo interesante de la novedad ponderada por Nature a partir del paper “New reptile shows dinosaurs and pterosaurs evolved among diverse precursors" es que, aunque hasta ahora se habían recolectado numerosos registros fósiles de lagerpétidos en todo el mundo (producto de la fragmentación de Pangea, y de hecho uno de esos sitios está en La Rioja), el ejemplar de venetoraptor en cuestión no solo está entero sino que es bastante distinto de lo esperado.

 

El look del venetoraptor

“Por un lado, pesa no más de ocho kilos, como un gato gordito. Pero las manos son relativamente grandes y fuertes, con garras muy agudas, bien curvadas. Su altura, menos de un metro. O un metro de longitud, contando la cola, que es la mayor parte del cuerpo”, contó Agnolín, paleontólogo en sus cuarentas, que trabaja en el Museo Argentino de Ciencias Naturales-Conicet y -con Fernando Novas y Martín Ezcurra- es uno de los tres expertos locales que participó de la investigación impulsada por el equipo brasileño.

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Lo más curioso, dijo, “es el hocico, completamente inesperado para un ejemplar de la familia de los lagerpétidos”.

Agnolín no sale de su sorpresa. Trabajó con fósiles de lagerpétidos en Argentina, puntualmente en Talampaya (La Rioja), tema por el cual logró, con sus colegas, “otra tapa en la revista Nature, en 2020”. Sin embargo, "venetoraptor es distinto".

En concreto, “el pico es ganchudo, como si fuera el de un águila o un loro, pero ¡no tiene dientes!”, describió. Además, “tiene las patas muy largas y gráciles, y dedos realmente raros: cuatro en total, de los cuales, se pudo observar, sólo apoyaba dos, que son largos y muy desarrollados, como los de un avestruz. Un sujeto prácticamente didáctilo”.

 

Ni alas ni dinosaurios

Arrancan las preguntas, que Agnolín va enumerando a lo largo de la charla. Es que creían conocer bien a los lagerpétidos, pero “este hallazgo hizo replantearse muchas cosas en la comunidad científica”.

Por ejemplo, ¿qué hábitos tenía el venetoraptor? ¿Por qué no volaba? ¿Tenía garras para cazar o para trepar árboles? Y, a diferencia de los pequeños dientes en los fósiles de lagerpétidos hallados hasta ahora, ¿por qué su pico era ganchudo? ¿Por qué no tenía dientes?

“Otra característica notable son las patas debajo del cuerpo, como un ave o un humano, una cualidad distinta de, por ejemplo, los reptiles como la lagartija, que arrastran la panza y tienen las patas de costado”, resaltó.

“¿La piel? En los fósiles de parientes ya estudiados se vieron protoplumas, estructuras parecidas a pelos, pero con las características de unas plumas muy primitivas”, completó.

 

El meteorito bisagra

Estamos en otro mundo, 230 millones de años atrás, en el Triásico. La tierra es desértica y el calor es agobiante. El mar rodea a Pangea, el único continente sobre la faz del planeta. Hay bosques. Venetoraptor está ahí, se cree, en los árboles. Sin embargo, ¿comía frutas, insectos o era predador? “Apenas pudimos reconstruir su cuerpo. Ahora habrá que responder todas esas dudas”, agregó el científico.

 

Es bueno ordenar algunas ideas. Viniendo hacia acá, hace 65 millones de años, un meteorito terminó con la vida de los dinosaurios, en lo que se describe como un impacto descomunal para la biología terrestre. Del linaje evolutivo de esos animales quedaron, no obstante, las aves: “Las aves son dinosaurios. Hay rasgos comunes en el esqueleto; caminan en las patas traseras, que están por debajo del cuerpo y apoyan los dedos del pie, y no la planta. Tienen el cuello en forma de 'S'. Y, de hecho, cuando uno estudia aves primitivas, es muy difícil trazar una línea de separación con los dinosaurios. A veces ni siquiera los podemos distinguir”.

Los pterosaurios van por otro carril, aunque también habitaban ese mundo. Si uno se pusiera estricto con los conceptos, “esos reptiles voladores tenían una relación ancestral con los dinosaurios, pero es tanto o más lejana que comparar a humanos con ballenas, dos mamíferos completamente distintos”, señaló Agnolín.

De ahí tanta conmoción ante el venetoraptor gassenae, usando el nombre científico, hallazgo que desentraña un poco más el casillero anterior a los pterosaurios.

Ese nombre, por cierto, alude a una localidad del sur brasileño, cercana al sitio del hallazgo: Vale Vêneto. Del resto del nombre no hace falta aclarar mucho: son las manos prensibles del venetoraptor; su amenazante pico raptorial.

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