Sergio Massa habló públicamente por última vez en el búnker de Unión por la Patria, pasada la medianoche del domingo, cuando los resultados de las PASO ya eran contundentes. Unos minutos después, Alberto Fernández publicó un mensaje en X (antes Twitter) en el que manifestó: “Hemos oído la voz de nuestro pueblo”. A partir de allí, el Presidente y el ministro de Economía se llamaron a un silencio de casi 72 horas, mientras el dólar blue coqueteó los $800, se oficializó una devaluación y todas las proyecciones comenzaron a hablar de una aceleración preocupante de la inflación. Cristina Kirchner, en tanto, cumple por estas horas un mes sin apariciones públicas. Massa recién rompió el silencio la noche del miércoles, en TN, cuando desmintió que fuera a renunciar al ministerio de Economía: “cuando agarro el timón en la tormenta, no lo suelto”, dijo.
Entre ayer y hoy, sin embargo, comenzaron a verse los primeros movimientos políticos en la cúpula. El martes, Fernández y Massa estuvieron reunidos hasta altas horas del día. Y este miércoles, con Cristina en el Senado, pasaron por el Congreso el propio ministro de Economía, Axel Kicillof y Eduardo “Wado” De Pedro.
Massa tiene mucha dificultad para volver a calzarse el traje de candidato: la devaluación que hizo el Gobierno, con sus efectos inmediatos en el dólar y la remarcación de precios, más la disparada del dólar blue y la reacción de los mercados a los resultados de las urnas le plantean un escenario muy incómodo para mostrarse.
“El doble rol en algunos momentos lo potenció pero ahora lo complica”, reconoció un importante funcionario que cree que hay que salir a confrontar rápidamente con Javier Milei, el gran ganador del domingo, pese al escenario de paridad entre las tres fuerzas. “Lo estamos convirtiendo en bueno”, se lamentó.
Massa, en tanto, mezcló el trabajo en el ministerio con un balance político de los comicios. Después de dar su discurso en el búnker se quedó hasta muy altas horas de la madrugada desgranando los datos de las urnas, analizando el nivel de corte de boleta, evaluando qué intendentes peronistas del conurbano facilitaron que los eligieran junto con la papeleta de Milei. También ponderando qué gobernadores se involucraron más en la elección y cuáles le sacaron el cuerpo. Junto con todo eso, trató de digerir la derrota en Tigre, su pago chico.
El ministro de Economía se dio un rato ayer para reunirse con el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, que dentro del mapa político está identificado con él. En esa provincia, La Libertad Avanza obtuvo más del 49% de los votos. Hoy se encontró con el gobernador electo de Tucumán, Osvaldo Jaldo, y le pidió redoblar los esfuerzos en su distrito, donde también ganó Milei.
Al mismo tiempo, quedó absorbido por las resoluciones del Banco Central, los contactos con el FMI y las medidas para contener la disparada de los precios. En sus redes, hasta este miércoles, no habían nuevas publicaciones desde el inicio de la veda electoral. “Está trabajando, no hablando”, dijeron muy cerca de Massa.
Varias semanas antes de las PASO, la alternativa de una licencia del ministro de Economía una vez superadas las primarias y cerrado el acuerdo con el FMI sobrevolaba en el Gobierno. Pero en el Palacio de Hacienda aseguraron en las últimas horas que “no hay posibilidad de que Massa deje el ministerio ahora”. Con el líder del Frente Renovador corrido de las luces, esta semana asumió más protagonismo el director de Aduanas, Guillermo Michel, flamante titular de una nueva unidad para negociar los acuerdos de precios. “Hace meses trabajamos para subir su perfil”, reconoció una fuente del equipo económico.
Sin agenda pública
Fernández, en tanto, no tuvo agenda pública de actividades ni lunes, ni martes ni miércoles, por fuera de su viaje a Paraguay para la asunción de Santiago Peña. Según pudo saber LA NACION, el Presidente estuvo reunido con Massa el martes hasta altas horas del día y desayunó el miércoles en Olivos con su equipo de comunicación. Luego mantuvo distintas reuniones en la Casa Rosada, sobre todo con sus colaboradores más estrechos: el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos; la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello.
“Hay movimientos en los mercados producto de quién fue el candidato más votado en las PASO y su propuesta económica. El Presidente y todos los equipos están trabajando día y noche desde el domingo, resolviendo lo que hay que ir resolviendo. Van a hablar cuando sea el momento”, transmitieron en la Casa Rosada.
Cristina, por su parte, regresó de Santa Cruz y volvió a su dinámica de reuniones políticas a puertas cerradas en el Senado. Su teoría de los “tres tercios” se verificó y en el oficialismo muchos recuerdan que fue la primera en polarizar con Milei. Pero bajo esta coyuntura económica y con la ola de cambio que reclamaron los votantes, hay serias dudas de que el peronismo consiga el “piso” -en palabras de la vice- para no quedar tercero como en las primarias y colarse en un ballottage.
En su entorno nadie quiere anticipar si Cristina le pondrá el cuerpo a la segunda fase de la campaña. “Hay que tener paciencia”, transmitió un colaborador estrecho de la vice.
Por ahora, en Unión por la Patria no se sentaron a replantear sesudamente la estrategia para buscar una remontada hacia octubre. En el búnker de Bartolomé Mitre se registra poco movimiento y de las grandes figuras solo De Pedro pasa tiempo en esas oficinas. ”El domingo recibimos un mensaje. Fue un golpe grande que todavía se está procesando política y emocionalmente”, reconoció un colaborador de la campaña que, de todas formas, hizo énfasis en la matemática de la elección. “Del padrón autorizado a votar, dos de cada diez votaron a La Libertad Avanza. Massa quedó a 600.000 votos de Milei y 300.000 votos de Juntos por el Cambio”, dijo. Los números duros, sin embargo, no alcanzan para explicar el cambio de escenario.
Un funcionario y candidato aportó: “La devaluación no nos deja salir a disputar lo electoral. Pero hay que explicarle a la gente, plantear medidas de mejora de los ingresos, confrontar con las ideas de Milei y proponer un gran pacto democrático”.
No todos tienen en claro para dónde salir. Un colaborador del kirchnerismo consideró, por el contrario: “Si no está la solución de gestión, mejor no hablar. Si no está la estrategia de campaña, mejor no hablar. La gente tiene que ver, no escuchar cosas del lado nuestro”.