El martes 4 de julio pasado, un delincuente vestido de policía de la Bonaerense asaltó un kiosco en la esquina de 85 y 13, zona de Villa Elvira, ciudad de La Plata. El ladrón fue algo vehemente. Amenazó de muerte con un viejo revolver a la empleada que atendía el lugar. “No, por favor, tengo una hija”, le imploró la empleada. Desquiciado, lanzó la caja registradora al piso.
Así, el ladrón escapó con la recaudación, sin llevarse caramelos o chocolates, cerca de diez mil pesos, además del celular Samsung de una de sus víctimas. Policías de la zona intentaron un operativo cerrojo para encontrarlo, sin éxito. Sigue prófugo hasta hoy.
Hasta aquí, nada fuera de lo ordinario, una mezcla de ridiculez delictiva y violencia chorra.
El hombre tuvo algo de cautela para cubrirse durante el robo, más allá de su disfraz. Por momentos, durante su performance, el hombre se cubría la boca con el cuello de la campera.
Esta semana, el ladrón fue finalmente identificado tras un trabajo de la DDI de La Plata, con un expediente a cargo del fiscal Juan Menucci. Se trata de Marcos Maximiliano González, con domicilio en la calle 82, 40 años de edad, según confirmaron fuentes policiales a Infobae.
En rigor, González está preso en la Unidad N°26 de Olmos. Gozaba de salidas transitorias laborales que usaba para robar. Cuando la Bonaerense lo fue a buscar al penal, ya se había ido en una nueva salida.
La pista para encontrarlo comenzó con el Fiat Palio que usó para su fuga, con un cómplice chofer que lo esperaba. Su casa en la calle 82 fue allanada. Así, encontraron una gorra y un par de borcegos, además de sus lentes. Durante el allanamiento, el hermano de González mencionó el Palio con el que se cometió el robo.
El sospechoso está condenado por los delitos de portación ilegítima de arma de guerra agravada a Juzgado de Ejecución Penal N° 01 de La Plata. Tiene antecedentes por delitos contra las personas, encubrimiento y desobediencia.
Su régimen semiabierto en la Unidad N°26 le da cierta amplitud. Tiene salidas de lunes a viernes de 7 a 19. Así, con esa ventana de tiempo, logró eludir a las autoridades.
La metodología del disfraz de agente de una fuerza de seguridad es una figura repetida en el hampa en los últimos años. A comienzos de este mes, la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Moreno-General Rodríguez de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y de la Comisaría 4ª de Cuartel V detuvo a dos de los sospechosos que se hacían pasar por agentes de la Federal para entrar a robar en comercios de la zona.
Los presuntos cabecillas de la banda de falsos policías —luego identificados como Luis Miguel López (35), alias “El rata”, y Manuel Crisanto Valdez (37)— cayeron el 30 de junio pasado.
Se les imputan una serie de robos cometidos entre marzo y junio en Moreno, simulando allanamientos y con la particularidad de que usaban uniformes de la PFA.
Su caída comenzó después del primer robo a una fábrica de lácteos, ocurrido el 4 de marzo pasado, cuando Valdez activó un teléfono celular de los que robó. A partir de ahí, los investigadores hicieron un rastreo de los llamados para identificar con quién hablaba. Una de esas personas era López. Esa pista, sumada a las imágenes de las cámaras de seguridad, fue la clave para poner en marcha la investigación.
A ese primer robo le siguieron otros dos: el 8 de junio a una maderera y el 16 de junio se registró una tentativa de robo, a un domicilio particular, donde funciona un taller mecánico. Todos en el partido de Moreno.
La principal hipótesis que manejan los investigadores es que la banda estaría integrada por ex policías, aunque todavía falta identificar al resto de sus integrantes. “No se sabe con certeza cuántos son, ya que, por lo que se ve en los videos, no sería siempre los mismos”, explicaron a este medio fuentes con acceso al expediente.