Coronel Pringles: en el dolor donaron los órganos de un padre de familia
El pringlense Gustavo Wagner sufrió muerte cerebral producto de un ACV. Su familia decidió respetar su voluntad y ayudar a quienes fuera posible.
"Yo vengo a ofrecer mi corazón
No será tan fácil, ya sé que pasa
No será tan simple como pensaba
Como abrir el pecho y sacar el alma
Una cuchillada del amor” (Fito Páez)
Con esta frase del músico rosarino Fito Páez, el pringlense Guillermo Wagner compartió en sus redes la situación que enfrentó días atrás cuando su papá Gustavo, asiduo colaborador de la Cooperadora del Hospital Municipal, sufrió de muerte cerebral irreversible (producto de un ACV) y la familia entera decidió donar sus órganos tal como él había expresado en vida que era su voluntad.
Gracias a esta decisión en un momento de tanta conmoción y dolor una de sus córneas pudo ser trasplantada a un hombre de 74 años que estaba en lista de espera del CUCAIBA (Centro Único Coordinador de Ablación e Implante Provincia de Buenos Aires).
"Cuando el médico dijo que el estado de salud de papá era irreversible y supimos que el final era cuestión de pocas horas, nos comentó la posibilidad de donar los órganos. Nuestra respuesta fue inmediata y unánime: 'Sí, por supuesto', porque sabíamos de su voluntad de hacerlo y porque nosotros, más allá de estar de acuerdo con hacerlo, respetamos su deseo", contó su hijo Guillermo.
"Las veces que habíamos hablado sobre la muerte de cada uno nos sirvió para poder tomar esta decisión sin que nuestras emociones nos bloquearan en ese momento tan duro", agregó.
Una vez expresada la decisión de la familia de donar el Hospital Municipal se puso en contacto con el CUCAIBA para comunicar que había un posible donante.
Con los datos suministrados cotejaron si existía una probable compatibilidad con algún paciente en espera. A las pocas horas, profesionales del CUCAIBA se trasladaron hasta Pringles para realizar los estudios finales que les permitieran saber si la ablación (extracción de los órganos) era una posibilidad.
"Finalmente pudieron hacer la ablación de córneas y riñones. Sólo una córnea pudo ser trasplantada en un hombre de 74 años. Los otros órganos, por diferentes motivos, no pudieron asignarse a un paciente", contó Guillermo.
"Puede parecer poco, sin embargo, hemos podido ayudar a que un hombre mejore su calidad de vida a los 74 años, y para esa persona seguramente lo que hicimos es un montón. No sabemos quién es ni nos interesa, pero es bueno hacer saber que el sistema funciona", detalló.
Destacó también que la muerte de un familiar y la propia si bien es un momento imaginado y previsible muchas veces resulta inesperada.
"La muerte nunca ha sido un tema tabú en nuestra familia y gracias a esto siempre se ha hablado sin miedos y con mucho humor", reveló en su escrito.
"El médico también nos dijo que no era tan simple pero que nuestra predisposición era el primer paso para poner en marcha un sistema complejo en el que intervienen diferentes instituciones públicas y finalmente, un posible receptor. A veces la voluntad no alcanza, pero sin ella no se puede hacer nada", subrayó.
Por último, realizó una reflexión a través de la cual invitó a más personas a donar.
"Para que haya más trasplantes, tiene que haber más donantes. Para que haya más donantes tiene que haber más confianza y más información. Para que haya más información hay que hablar más. Hablar de la muerte, de la vida, de la vida de otros y del respeto por nuestras voluntades", dijo.
"Así nos daremos cuenta que, en definitiva, donantes y pacientes que esperan un órgano somos puntas de un mismo lazo, y como dice la canción de Fito, podemos unir las puntas de un mismo lazo, para irnos tranquilos, irnos despacio, y dar todo y recibir algo, algo que nos alivie un poco más", concluyó.
La familia Wagner es un ejemplo de que aunque la partida de un ser querido suele ser devastadora ese dolor se puede transformar en esperanza para otros que luchan por sobrevivir ya que la donación de órganos es un acto de generosidad que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para quienes se encuentran en la lista de espera.
Su gesto puede servir de inspiración para que otras familias consideren la donación como una forma de continuar el legado de sus seres queridos en beneficio de otros seres vivos.