El microbioma es la comunidad de microorganismos -hongos, bacterias y virus- que habitan el cuerpo de los seres humanos. Y su conformación, que comienza en el momento del nacimiento, es clave para el desarrollo así como también para sostener el equilibrio dentro del organismo, prevenir enfermedades, y gozar de un buen estado integral de salud.
Ahora bien, estudios dieron cuenta de que los niños nacidos por cesárea tenían niveles más altos de las bacterias llamadas “oportunistas”, esto es, las que circulan en los hospitales, en sus intestinos en los días posteriores al nacimiento y, meses después, tendían a carecer de microbios intestinales comunes que favorecen la función inmunológica.
Así es que mientras los bebés nacidos por cesárea tienen una composición bacteriana intestinal muy diferente a la de los nacidos por vía vaginal, los investigadores vieron que los nacidos por vía vaginal reciben sus primeras bacterias intestinales a través del canal del parto materno, en tanto la microbiota de los nacidos por cesárea está preferentemente formada por bacterias presentes en la piel de la madre, en la leche materna y en el entorno.
Y si bien analizaron que estas diferencias tienden a desaparecer con el tiempo, se sabe que la microbiota intestinal temprana está relacionada con el desarrollo del sistema inmunitario del bebé, así como con su neurodesarrollo. Además, podría afectar en el riesgo futuro de enfermedades como la diabetes.
Así es que investigadores de la Universidad Médica del Sur de Guangzhou, en China, estudiaron la manera de compensar esa diferencia, y vieron que la “siembra vaginal” podría ser una alternativa, según publicaron en la revista Cell Host & Microbe.
¿En qué consiste la técnica?
La siembra vaginal consiste en recolectar un hisopo de fluidos vaginales de la madre y untarlos poco después del nacimiento en la piel de un bebé nacido por cesárea, con el objetivo de replicar esta primera exposición.
Ya en 2016, un equipo codirigido por José Clemente, microbiólogo de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai en Nueva York publicó una prueba de siembra vaginal: cuatro bebés que se sometieron al procedimiento adquirieron con éxito microbios de los hisopos de su madre y tenían microbiomas que se parecían a los de los niños nacidos por vía vaginal.
Aunque el estudio no analizó los efectos a largo plazo de la siembra vaginal, los hallazgos generaron una avalancha de interés en el procedimiento, dice Clemente. En 2017, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos expresó su preocupación de que la siembra vaginal pudiera transmitir patógenos -por ejemplo, los causantes de enfermedades de transmisión sexual- y recomendó que el procedimiento se realice sólo como parte de ensayos clínicos.
Para comprender mejor la seguridad de la siembra vaginal y determinar sus beneficios potenciales es que ahora, un equipo dirigido por el científico clínico Yan He reclutó a mujeres que iban a dar a luz por cesárea y las seleccionó al azar para exponer a sus recién nacidos a hisopos vaginales o solución salina estéril.
Las mujeres primero fueron examinadas para detectar numerosas enfermedades infecciosas que podrían amenazar la salud de los bebés, incluido el COVID-19, porque el ensayo se realizó en el punto álgido de la pandemia. Y según analizaron, “los bebés que recibieron los hisopos vaginales no desarrollaron problemas de salud graves y tuvieron tasas similares de complicaciones no graves, incluidas afecciones leves de la piel y fiebre, que los bebés que recibieron hisopos con solución salina”.
Cuando los bebés tenían entre tres y seis meses, los investigadores pidieron a sus padres que completaran una lista de verificación de hitos del desarrollo neurológico en comunicación, movimiento, resolución de problemas y habilidades sociales y personales, como alcanzar juguetes y sonreír ante sus reflejos en un espejo. Los bebés que recibieron hisopos vaginales tendieron a alcanzar un poco más de sus hitos que los bebés que recibieron hisopos con solución salina.
Para el médico científico de la Universidad de Minnesota en Minneapolis Alexander Khoruts, el hallazgo “es muy emocionante y prometedor”. Pero no está claro si las diferencias en el desarrollo neurológico resultarán significativas, porque el cerebro cambia mucho a medida que los niños se desarrollan. “Un retraso temprano de un par de meses puede no traducirse en nada significativo a los 18 años”, destacó el científico en un comentario adjunto a la investigación.
El rol de la lactancia materna
En opinión de Debby Bogaert, investigadora de pediatría de la Universidad de Edimburgo y autora principal del estudio Naturalización de la trayectoria de desarrollo de la microbiota de los recién nacidos por cesárea después de la siembra vaginal publicado en 2021,“todo lo que el bebé recibe de la madre parece importante”. Según la experta, “la lactancia incluso transmite microbios no sólo de la leche, sino también del contacto con la piel”.
Bogaert incluso aconsejó a las madres primerizas que carguen y besen mucho a sus bebés y que “realmente intenten invertir en la leche materna, aunque no funcione durante los primeros días”.
“Si puede incluso intentar amamantar un poco, todos estos microbios podrían ser muy importantes para su bebé”, insistió, al tiempo que destacó que le encantaría ver a sus compañeros pediatras ser más juiciosos cuando dan antibióticos a los recién nacidos, ya que “los medicamentos pueden alterar su microbiota”.
Finalmente, los autores también encontraron que los bebés nacidos por cesárea que beben exclusivamente fórmula carecen del rico microbioma que otros bebés por cesárea acumulan a través de la leche materna. Y si bien reconocieron que “es posible que aún falten algunas bacterias específicas (en la leche materna)”, aseguraron que “también hay una cantidad notable de superposición en diferentes áreas del cuerpo, lo que significa que la lactancia materna está haciendo mucho trabajo compensatorio para desarrollar los sistemas de un bebé”.