Las fotos que transmiten una cercanía con Sergio Massa y Malena Galmarini y la difusión de una homilía en la que describe a Juan Domingo Perón como “la primera fuente, el primer amor” no constituyen la mejor carta de presentación para el nuevo arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, en la feligresía porteña.
Si bien varias voces eclesiásticas reconocen su formación y el trabajo en favor de los sectores más vulnerables castigados por la crisis, las expresiones que acercan al nuevo arzobispo designado por Francisco al peronismo generan malestar y sorpresa en sectores católicos.
“Son expresiones desafortunadas e imprudentes. Y son una pena, porque alimentan la grieta, en vez de apostar a la unidad”, describió en reserva un obispo a LA NACION, al transmitir el desencanto de muchos fieles.
A pesar de que recientemente criticó a la dirigencia y al Gobierno por el manejo de la pandemia y la inflación, la identificación de García Cuerva con el peronismo produce molestias, en un distrito tradicionalmente esquivo y reacio al kirchnerismo. El descontento se extiende a la figura del Papa, en momentos en que evalúa un posible viaje a la Argentina en 2024, un año en el que no habrá elecciones.
En algunos ámbitos porteños, incluso, se vincula el nombramiento con la intención de preparar una conducción eclesiástica crítica de un eventual gobierno de Juntos por el Cambio. Vaticinan, al respecto, una relación conflictiva. Sin embargo, lo que predomina es la visión de una voluntad del pontífice de impulsar decididamente una conducción eclesiástica con sensibilidad social y fortalecer esa mirada en la Iglesia argentina, frente a los problemas que sacuden hoy al país.
Palabras y gestos
“Es bueno volver a beber de la propia fuente. Alguna vez, cada uno de ustedes dijo ‘me quiero dedicar a esto’. Alguna vez, cuando éramos adolescentes, dijimos ‘me gusta el peronismo; alguna vez, cuando éramos chicos, dijimos ‘yo quiero militar’. Y está bueno volver siempre a la primera fuente, al primer amor”, dice el padre García Cuerva, en un video que lo muestra en la parroquia de la villa La Cava en 2016, viralizado ahora en las redes. Lo escuchan, en primera fila, dirigentes y militantes massistas.
“Es una línea que parcializa y divide. Hay mucha gente dolida”, reveló una fuente de la Iglesia.
Sin embargo, en el Episcopado advirtieron que el video viralizado en las redes es una versión recortada y fragmentada, lo que desvirtúa el mensaje de García Cuerva. Por ejemplo, en la referencia al “primer amor” se omite una frase anterior, en la que hablaba del amor de una pareja y del matrimonio.
Atribuyeron “mala intención” a ese recorte e indicaron que en ese mensaje el obispo marcó fuertes críticas a la dirigencia política. Les pidió “conocer a la gente y salir de detrás del escritorio e involucrarse en medio de la gente, para estar cerca del dolor y el sufrimiento del pueblo”. También afirmaron que hace mucho tiempo que el arzobispo designado no habla con Massa y, por el contrario, mantiene diálogo con la oposición.
Quienes lo conocen ponen de relieve, en primer lugar, su compromiso y entrega como pastor, mientras que tal vez prevalecen miradas sesgadas y prejuiciosas en quienes lo identifican desde perspetivas políticas e idológicas.
Un observador del mundo eclesiástico, en tanto, confió a LA NACION que existe malestar y que seguramente será más visible entre los fieles que entre los sacerdotes de la arquidiócesis. “Los juegos políticos no le gustan a mucha gente. El clero, en general, es afín a las posiciones del peronismo y el que no lo es, no va a decir nada. Los más moderados no van a hablar”, señaló.
En ese sentido, la fuente añadió que “los sacerdotes se suelen cuidar un poco más. El propio cardenal Jorge Bergoglio se cuidaba”, al recordar el paso de Francisco por la arquidiócesis porteña. En su último viaje a Hungría, en un diálogo con la comunidad jesuita, Francisco reveló que fue perseguido durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
Nuevo estilo
Se trata de un cambio de estilo, más provocador, que contrasta con la prudencia que durante diez años exhibió el cardenal Mario Aurelio Poli, quien en el último Tedeum y en varias de sus homilías hizo fuertes llamados a la unidad.
El nombramiento de García Cuerva como su sucesor se da en coincidencia con el deseo transmitido por Francisco de visitar la Argentina el año próximo. “Prepara el terreno con la designación del nuevo arzobispo”, reveló una fuente, mientras sobrevuela la percepción de que el pontífice no priorizó un viaje a su país durante los diez años en que la arquidiócesis fue comandada por Poli, a quien el Papa designó a los pocos días de llegar al Vaticano, en marzo de 2013.
En el Episcopado reconocen que García Cuerva es un obispo muy formado, especialista en derecho y en teología, con experiencia pastoral en las villas y en la periferia. “Pero su llegada al arzobispado de Buenos Aires conlleva una “connotación ideológica”, lamentó una voz consultada en la Iglesia. “Ojalá se maneje con prudencia y haga las cosas bien”, evaluó.
A partir de lo que ha trascendido sobre la figura del nuevo arzobispo de Buenos Aires, algunos sostienen que le falta “contacto con la Argentina productiva”, un eufemismo del campo empresario. “Parece más un contestatario que un constructor de puentes”, se indicó, aunque apenas trascendieron imágenes parciales de su trayectoria.
No es la primera vez que Francisco elige a un sacerdote de la periferia y produce un cambio en el manejo de una diócesis de envergadura. Ocurrió en 2019 en Lima, con la designación de monseñor Carlos Gustavo Castillo, para suceder al cardenal Juan Luis Cipriani, formado en el Opus Dei y arzobispo durante 20 años. El sitio español Religión Digital recordó que otras sedes europeas tradicionalmente conservadoras pasaron a tener obispos más progresistas, como Nápoles, Génova y Valencia. Ubica a Buenos Aires en esa tendencia y sostiene que “el carrerismo le incomoda al Papa”, en alusión a la decisión de desalentar que los obispos entren en “la vocación desesperada por hacer carrera”.
Mariano De Vedia