Eliminar las retenciones al trigo de cara a la nueva campaña, cuyo calendario ya está en marcha, no tiene costo fiscal, según un informe realizado por el Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA). El trabajo, dado a conocer hoy, pone el foco en que el cereal sigue intervenido por el Gobierno con los volúmenes de equilibrio que impiden superar un determinado tonelaje de exportación, como los 10 millones de toneladas fijados para el ciclo 2022/2023.
Según el reporte, del ciclo pasado, afectado por la sequía, se anotaron Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) por 8,8 millones de toneladas. De ese volumen, quedaron para la exportación 4,3 millones de toneladas mientras que los embarques de 4,5 millones de toneladas fueron prorrogados por el Gobierno, decisión que tomó con la excusa de evitar una competencia por los precios entre molinos y exportadores.
Para la entidad, si hubiera una normalización del clima, algo que todavía no luce claro ya que hay zonas donde no se terminaron de recuperar los perfiles de humedad en los suelos, se podrían producir 19 millones de toneladas. Y la exportación enviar al exterior 11,55 millones de toneladas.
En ese marco, con las exportaciones prorrogadas, de 4,5 millones de toneladas, más las que se produzcan de la nueva campaña, ascendería a 7,1 millones de toneladas las toneladas sin retenciones.
Para la Rural, el ingreso calculado por retenciones en el cultivo, que tributa una tasa del 12%, es de US$254 millones. En tanto, con el impacto de una mayor producción y recaudación por Ganancias se lograrían 239 millones de dólares, que compensaría la eliminación del tributo. En rigor, quedan US$15 millones que, para el informe, no representa costo fiscal alguno.
“La proyección de la campaña 2023/24, que arranca en estos días, no está clara por la falta de agua en las principales zonas productoras y la falta de señales claras en el funcionamiento de los mercados”, destacó el informe. En ese marco, consideró que serán claves para la siembra “las señales que el Gobierno emita” para “el normal funcionamiento de los mercados”.
En esa línea, desde la entidad pidieron un tipo de cambio unificado, eliminar las retenciones, quitar los “límites cuantitativos [cupos]” y ponerle punto final a los fideicomisos que “establecen transferencias entre eslabones”, como el existente para compensar la harina que llega a las panaderías.
Para destacar, hasta la campaña pasada las exportaciones de trigo habían aumentado y lograron representar el 8,5% del comercio global. En rigor, el país exportó a 33 mercados. Ahora, tras una campaña donde se perdió el 48% de la producción y solo se recolectaron 11,6 millones de toneladas, según la SRA la Argentina pasaría a tener una participación del 2,8%.
De cara a la nueva campaña, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó una expansión de 600.000 hectáreas, a 6,7 millones de hectáreas a nivel país. En tanto, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) alertó que en la zona núcleo podría haber un derrumbe del 50%, a 650.000 hectáreas.
Sin señales
“El mercado está paralizado, sin señales positivas para el desarrollo de la cadena y un claro ejemplo es que la capacidad de molienda no ha crecido en las últimas dos décadas a pesar de la protección que ha tenido de las políticas públicas: derechos de exportación, acuerdo de precios, volúmenes de equilibrio, restricciones de los permisos, entre otros”, dijo Nicolás Pino, presidente de la SRA.
“Los productores vamos a cosechar el trigo con un nuevo Gobierno y todavía no sabemos qué van a hacer quienes vayan a asumir. Necesitamos señales claras, que hoy no tenemos, que se orienten a un normal funcionamiento de los mercados, un tipo de cambio unificado, sin derechos y cupos de exportación”, agregó Marcos Pereda, vicepresidente de la organización.
El trabajo de la Rural recuerda que el año pasado el Gobierno estableció un límite de 10 millones de toneladas para las ventas al exterior, medida que sigue “impidiendo que el productor capte el precio lleno del producto”.
“Necesitamos mantener nuestras ventajas comparativas y poder contar con un producto competitivo en el mercado. Brasil ya está exportando trigo”, alertó la SRA.
El jueves pasado, en una visita a un campo de Navarro donde dio a conocer el pago de una nueva cuota de un programa para los tamberos y compensaciones para las avícolas que están sufriendo la eliminación de sus animales por la gripe aviar, el ministro de Economía, Sergio Massa, adelantó medidas para impulsar la siembra de trigo, con foco en el canje de granos por insumos. No dio más detalles que ese anticipo.
“Estamos viendo cómo socorremos en la emergencia. En muy pocos días, si el clima ayuda, vamos a empezar con la siembra del trigo. Aspiramos a que esa caída de superficie sembrada que tuvimos, y que tenemos de producción en otras cadenas primarias, se vea parcialmente compensada porque estimulamos y promovemos la superficie sembrada en trigo. Eso requiere que la naturaleza nos ayude y que alineemos bien los incentivos”, señaló el ministro.
“Tomamos la decisión de avanzar en un programa de financiamiento de canje con los productores y exportadores para que sea materia prima y que sea el producto de su trabajo el instrumento de pago en fertilizantes, agroquímicos y en otros insumos”, indicó Massa.