Guillermo tiene 50 años, Laura 32. Tienen tres hijos: una nena de 8 años, una de 5 y una bebé de tres meses. Esta familia es de Avellaneda, muy laburadora y pertenecía antes a la clase baja, pero con los aumentos y la inflación récord pasaron a estar en la indigencia.
Ella cuida a sus hijos y vende hielo en la puerta de la casa. Él trabaja como remisero y gana $3000 por día. Se la pasa 12 horas en la remisería, esperando que llegue algún pedido. Sin embargo, con la aparición de las aplicaciones, bajó mucho la demanda y cada vez son menos los viajes que salen.
Su poder adquisitivo cayó y su calidad de vida es cada día peor. Es una familia que ya no tienen forma de salir adelante y está desahuciada porque se dan cuenta de que no hay futuro.
Con esos $3000 tienen que comer y, por supuesto, eso no les alcanza para nada. En ese sentido, su alimentación se basa en alitas de pollo, que salen $800 y que es lo único que pueden comprar hoy.
Comen eso todos los días de su vida en diferente variantes: alita de pollo con arroz, alita de pollo con fideos, empanadas con masa caseras hecha por ellos, guiso sin verduras. Comen también polenta y lo que les donan los vecinos, la escuela y el colectivo solidario del barrio. Carne dejaron de comer hace mucho tiempo, tanto que se acuerdan de que en Navidad fue la única vez en el año que pudieron comprar una milanesa. ¿Verduras? Casi tan caro como la carne, dejaron de ir a la verdulería hace mucho tiempo también.
En el caso de la bebé, tiene que tomar leche complemento porque ella no puede producir leche y tiene que esperar que el Estado se la provea o alguna ayuda del barrio. Tampoco les alcanza para comprar pañales. Es una familia que vive como puede, subsistiendo todos los días.
Viven en la casa que era de los padres de Guillermo, pero está deteriorada y temen que se parta al medio. En relación a los servicios: el gas se lo cortaron por falta de pago, entonces usan garrafa. Lo que no pueden pagar más es el impuesto municipal y tiene mucho miedo de que les rematen su vivienda, ya que reciben advertencias hace bastante. De todas maneras tratan de tener al día la luz y el agua porque es la única manera de sobrevivir. Estos gastos los cubre con la asignación que recibe Laura por las tres nenas.
Una familia con mucha contención y amor, intentan dar pelea a la situación y tirar para adelante, aunque entienden que el contexto no ayuda. Y aún así, siguen por sus tres hijas: “Nuestro único objetivo es que tengan un futuro mejor”.
¿Cuál es su sueño? ¿Con qué sueñan? “No me veo, no veo futuro. Solo pienso en que ellas puedan tener un futuro”, dice entre lágrimas Guillermo y agrega: “Poder arreglar la casa, quizás algún día comprarme un auto y trabajar mejor”. Ese es su sueño.
Para quienes deseen ayudar con el monto que sea a esta familia, pueden hacerlo a través de donaciones a este alias de Mercado Pago: Jazynoe2018.