En la cuarentena estricta de 2020, Joy Gómez Kolber sintió un ganglio inflamado en el cuello. Un año después visitó a un médico en su ciudad natal, Santa Rosa, La Pampa, por una tos que, creía, se iría con un jarabe. El diagnóstico fue un antes y un después en su vida: Linfoma de Hodgkin.
La joven directora de arte publicitario de 32 años puso en pausa sus planes de irse a vivir a España. “Nunca pensé que sería algo malo, pero todo cambió ese día”, cuenta a TN.
“Lo físico es horrible, pero lo que te pasa por la cabeza es peor”, recuerda sobre el tratamiento que inició inmediatamente: 12 sesiones de quimioterapia, una cada 15 días.
La música y la compañía como posibilidad de sanar
Como aquellas jornadas eran eternas y le encanta la música, decidió hacer una playlist colaborativa en Spotify llamada “Bye Mr. Hodgkin” para que todas las personas que lo deseen, le dejen canciones para escucharlas mientras estaba en tratamiento. “Un montón de gente se sumó a dejar una canción”, recuerda sobre la lista de más de 37 horas que todavía conserva.
Joy mostró a través de Instagram lo que le tocaba atravesar: diagnóstico, días de quimio, pensamientos y acciones. Buscaba conectar con personas que estén atravesando lo mismo. Fue así que conectó con otra joven de Turquía. “Hicimos el tratamiento acompañadas a la distancia, porque lo comenzamos la misma semana”, cuenta sobre a quien considera “una hermana en la enfermedad” y a quien desea conocer personalmente.
“Estuvo buenísimo compartirlo en redes porque me costaba conectar con gente que esté pasando por lo mismo”, indica sobre su decisión y recuerda grupos de chats con jóvenes de todo el mundo que estaban atravesando quimioterapias y que para ella “fueron una compañía clave”. También encontró refugio en cuentas con un tipo de humor que sólo podían compartirse entre ellos: “Teníamos el permiso para reírnos de lo que nos estaba pasando”.
El momento de la libertad y la fiesta: “Estoy curada”
En abril de 2021 terminó las sesiones de quimio y en junio recibió los resultados de una tomografía que le devolvería la esperanza: “Quería que se termine. Leer que estaba curada fue un antes y un después en mi vida”, recuerda aquel día con los papeles entre sus manos, sentada en un banco de la plaza central de su ciudad. En una semana organizó una fiesta junto a sus amigas de toda la vida, familiares y aquellas personas que se habían acercado durante el tratamiento; casi como de cumpleaños, pero para celebrar que se había recuperado del tratamiento invasivo y que el Linfoma de Hodgkin había desaparecido.
“Hicimos una piñata con forma del tumor, hice stickers, hubo mucha música”, relata con alegría sobre la particular celebración que fue el modo de cerrar una etapa que atravesó a pura actitud y humor.
A poco de regresar a Barcelona, a donde se mudó tras el alta médica (pero realizándose controles periódicamente), y a pocos días de cumplirse un año de su última sesión de quimioterapia, Joy destaca lo aprendido: que el tiempo es un factor superimportante y que, a su alrededor, hay muchísimas personas hermosas; además de haber encontrado, a través de las redes sociales, empatía en comunidades virtuales de pares.
El Linfoma de Hodgkin y las señales para estar alerta
El Linfoma de Hodgkin es un tipo de cáncer alojado en el sistema linfático que hace que los glóbulos blancos, en vez de defender el cuerpo, se multipliquen produciendo tumores cancerígenos. Joy hace hincapié en los síntomas y anima a poner atención en el autoregistro: ganglios inflamados, aunque sin dolor y tos, entre lo primero que ella percibió y pudo contarle a su médico.