Acaba una era. Alemania apagará este sábado sus tres últimos reactores nucleares tras seis décadas recurriendo al átomo para generar electricidad. Desde que en 1961 la pequeña planta nuclear de Kahl empezara a inyectar energía en la red eléctrica hasta que este sábado los últimos reactores se desconecten.
La energía nuclear arrancó con fuerza en los años 60 pero con ella empezó a crecer un movimiento ecologista y antinuclear que llevó a la formación del Partido Verde alemán en aquellos años. Los ecologistas están ahora en el gobierno como segunda fuerza política y controlan el Ministerio de Energía y Economía.
Socialdemócratas y democristianos mantuvieron el desarrollo nuclear y con Angela Merkel, hace más de 15 años, se planteó alargar la vida útil de las centrales para que pudieran funcionar 60 años y no los 40 para los que fueron construidas.
Pero en 2011 un tsunami se llevó por delante la central nuclear japonesa de Fukushima y sus consecuencias se sintieron hasta Berlín.
Controversias políticas
El viento a favor de la energía nuclear cambió y Merkel, después de una enorme manifestación de cientos de miles de personas, aprobó un calendario de cierre acelerado que llevaba a poner fin a la nuclear el 31 de diciembre de 2022.
La agresión militar de Rusia contra Ucrania generó tal crisis energética en Europa que el gobierno alemán decidió posponer unos meses el apagón, que llega definitivamente este 15 de abril, tres meses y medio después de lo previsto.
El cierre de los tres reactores, aseguran las autoridades, no generará ningún problema de abastecimiento porque sólo generaban ya entre el 3% y el 7% de la electricidad que usa Alemania, quien en los últimos meses tuvo incluso excedentes para exportar a Francia, necesitada de importar electricidad porque casi la mitad de su parque nuclear de 56 reactores estuvo apagado todo el otoño y el invierno boreal.
Los liberales alemanes aseguran que la nuclear sigue siendo necesaria, aunque los datos dicen que no. Para los conservadores el apagón nuclear es “un día negro para la protección del clima en Alemania”.
Para los socialdemócratas en el poder “el suministro energético está asegurado y quien dicen lo contrario sólo quiere asustar a la población”. Los conservadores fueron, con Merkel, los que decretaron el cierre acelerado y en 2021 fueron a las elecciones prometiendo que lo respetarían.
El panorama atómico en Europa
El apagón nuclear alemán deja a 12 países de la Unión Europea con reactores en activo y a 15 sin ellos. Cinco de esos 12, entre ellos España, tienen calendarios de cierre que harán que se queden sin centrales nucleares como muy tarde en 2035.
Sólo ocho de los 27 Estados miembros de la Unión Europea tienen planes de construcción de nuevos reactores: Francia, Suecia, Países Bajos, Hungría, Polonia, Eslovenia, República Checa y Eslovaquia. En construcción sólo hay uno en Francia y otro en Hungría. Entre los países que nunca tuvieron reactores nucleares sólo hay uno con planes de construcción: Polonia.
La energía nuclear pesa cada vez menos en Europa. Entre 2006 y 2020, según datos de la Oficina de Estadísticas de la Comisión Europea, la parte de nuclear en la generación eléctrica europea bajó un 25% para suponer el 24,6% de toda la electricidad generada en Europa.
Francia es la gran potencia nuclear europea con 56 reactores, casi la mitad parados por una u otra razón, entre ellas la aparición de fisuras en las curvas de los reactores. Francia cerrará de aquí a 2035 14 reactores y en ese período, si se cumplen los planes del presidente Emmanuel Macron, construirá seis.
Todos estos plazos son estimaciones de difícil cumplimiento porque el único reactor en construcción, Flamanville III, lleva 17 años y 21.000 millones de euros cuando se presupuestó para ser construido en ocho años y menos de 4.000 millones.
España tiene siete reactores en funcionamiento que irá cerrando entre 2027 y 2035. Suecia tiene seis cuando llegó a tener 13 y su calendario de cierre llega a 2040.
El caso belga es especial y síntoma de la política energética de las grandes empresas eléctricas europeas. El gobierno aprobó que respetaría el calendario de cierre (en 2025) para cinco de sus reactores pero que mantendría dos abiertos. La propietaria, Engie Bélgica, filial de la francesa Engie, sigue arrastrando los pies y no se compromete. Asegura que quiere centrarse en invertir en renovables y que la nuclear ya no es una prioridad.
República Checa tiene seis reactores de fabricación soviética y promete construir uno para 2029. Finlandia tiene tres viejos reactores que cerrará pronto y el recién estrenado de Olkiluoto III, que se proyectó para ocho años y 3.000 millones de euros y costó más de 10.000 millones y 20 años.
A Bulgaria, que llegó a tener cuatro, le quedan dos. Hungría también tiene cuatro pero son “pequeños”, de 500 MWe, la mitad de lo habitual. Promete construir con Rusia otros dos. Eslovaquia y Rumania tienen dos y Eslovenia comparte con Croacia la propiedad de uno de los que tuvo la antigua Yugoslavia.
La guerra y la energía
La guerra de Rusia en Ucrania y la crisis energética que pasó Europa en los últimos meses reavivaron el debate nuclear, pero los datos muestran su declive fuera de Rusia y China. Beijing enchufa más reactores nuevos que todo el resto del planeta pero su ritmo es insuficiente para compensar la caída mundial.
Según datos del informe de 2022 “World Nuclear Industry Status Report” de la consultora energética francesa Mycle Schneider, en el planeta funcionaban a finales de año 411 reactores en 33 países, cuatro menos que un años antes y 27 menos que en 2002.
En 2021 se enchufaron seis (tres en China y los otros tres en Emiratos Árabes Unidos, India y Pakistán). Se cerraron 10 y empezaron a construirse otros 10 (seis en China y cuatro en Rusia). En esta década cumplen 40 años los que se enchufaron al inicio de la década de oro de la energía nuclear, en los años 80.
La edad media de los reactores en funcionamiento es de 30,9 años, pero en la todavía primera potencia nuclear del planeta (Estados Unidos) es de 41,7 años y en la primera europea y tercera mundial (Francia) es de 37,2 años. En las últimas dos décadas se encendieron en todo el mundo 98 reactores (50 en China) y se cerraron 105. Si no se tiene en cuenta a China, en 20 años el balance neto es de 57 cierres.
Cambio de era
El mundo vive un cambio de era energético en estos últimos años. 2021 fue el año en el que las renovables no hidráulicas (eólica y solar) superaron por primera vez en la historia en generación eléctrica a la nuclear. Y la primera vez en 40 años que la nuclear no generó ni el 10% de toda la electricidad del planeta.
El dinero sigue ese cambio de era. En 2021 se invirtieron en todo el mundo 366.000 millones de dólares en energía solar y eólica, 15 veces más que en nuevos reactores nucleares. Desde 2009 el costo de instalación de la eólica cayó un 72%, de la solar un 90% y de la nuclear nueva subió un 36%.
El declive nuclear seguirá en las próximas décadas. Para mantener el número de reactores actual habría que enchufar 161 entre 2030 y 2039, que ya deberían estar construyéndose. Pero sólo hay 53 en construcción, de los que 21 están en China.