“Vengo a denunciar una violación”: la declaración completa de la mujer que acusó a Gonzalo Montiel

El texto del documento en el que la denunciante relata lo que vivió el 1° de enero de 2019 en la fiesta de cumpleaños del futbolista surgido en River y campeón del mundo con la Selección en Qatar.
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  • Gonzalo Montiel y Marisa, su mamá Gonzalo Montiel y Marisa, su mamá

El pasado 31 de marzo trascendió públicamente que una mujer había denunciado una violación en una fiesta a la que había ido en la casa familiar del futbolista Gonzalo Montiel el primer día de enero de 2019, fecha de cumpleaños del futbolista.

A continuación, el texto completo del relato de la chica, al que accedió TN y que la denunciante ratificó ante la Justicia en todos su términos .

 

La denuncia completa de la mujer que denunció que fue violada en la casa familiar de Gonzalo Montiel

Que el día 1° de enero de 2019 a la madrugada estaba festejando año nuevo con unas amigas, las parejas de ellas y otras parejas que eran amigos de ellos, de quien no recuerdo los datos personales en un departamento de Villa Crespo, de una de las chicas.

Siendo aproximadamente la 1:30 o 2 de la mañana recibo un mensaje de Whatsapp de Gonzalo Montiel, invitándome insistentemente porque era su cumpleaños. Yo lo conocía a Gonzalo por Instagram, nos vimos, tuvimos dos encuentros y en uno de ellos tuvimos relaciones sexuales consentidas.

Yo pensando que estaba interesado en mí, porque nosotros habíamos estado juntos. Le pregunto a mi amiga XXX si me acompañaba a la fiesta; ella me dice que no porque era la primera fiesta que pasaba con su novio y toma mi teléfono y le escribe a Gonzalo: ‘Ella va a ir, pero me prometés que la vas a cuidar’. Esto porque yo iba a ir sola, y Gonzalo le contesta: “Sí, te prometo que la voy a cuidar”. Yo le sigo diciendo que no tengo cómo ir, entonces me dijo: ‘Yo te pago el Uber’. Le pedí la dirección pensando que era en Capital.

Ahí me pasa la ubicación, yo no sabía dónde era Virrey del Pino, nunca había ido a La Matanza.

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Me tomo el Uber y le aviso que estoy yendo. Habrá sido aproximadamente una hora de viaje. Me acuerdo de que el conductor del Uber me dijo: ‘¿Estás segura de que es acá?’. Estaba sorprendido por el lugar, y yo le respondí que sí.

 

La llegada a Virrey del Pino y el encuentro con Gonzalo Montiel

Llegamos. Serían aproximadamente las 3 am. y lo veo a Gonzalo, quien me recibe, le digo ‘Feliz Cumpleaños’ y él se acerca a pagar el Uber y ahí me dice que pase, y cuando pasó había un pequeño patio y unas personas que eran familiares de él, una de ellas se acerca y me dice “Hola, soy Marisa, la mamá de Gonzi”.

Gonzalo me dice que pase, que atrás está la fiesta y que si quería tenía algo para tomar. Yo paso sola, transito la casa que parecía que estaba en construcción, paso al comedor y la cocina, y salgo a un patio con la galería; había música y una tabla con botellas, tragos y demás.

Habría aproximadamente 25 personas en total entre hombres y mujeres. Yo me acerco a una de las chicas para no estar sola, y la mayoría me comentaban que eran amigas del barrio. Yo de ahí solo conocía a Gonzalo. Era gente que estaba vestida así nomás, como de entre casa, no como para ir a una fiesta; yo me intimidé un poco, porque estaba bien vestida, y de hecho me saqué una camisa que tenía puesta y me la até a la cintura, porque tenía un short. Mi amiga también me había dicho ‘llevate un par de zapatillas’ porque ya había visto el lugar. Así que me saqué las botas y me puse las zapatillas para sentirme más cómoda.

Intenté caerles bien a las chicas presentes como para no quedarme sola. Después, lo poco que recuerdo es haberme sacado una foto con Gonzalo y con una amiga de él. Esa foto la sacó su amiga tipo selfie. Y después las amigas me preguntaban de dónde lo conocía.

Él iba de grupo en grupo, pero no es que me prestaba atención a mí. Yo le mandaba mensajes diciéndole, ‘¿todo bien?’, pero él no me daba pelota. Después me ofrecieron un par de tragos, yo no tomo alcohol por una cuestión estética, y porque no me atrae, puedo llegar a tomar una copa de vino en mi vida social, pero nada más. Yo no desconfiaba, era una casa, con la familia y aparentemente con los amigos del barrio, no había ningún famoso, conocido, futbolista, era un cumpleaños familiar.

 

Tragos, confusión y un pedido desesperado: ‘Ayudame, por favor, me siento mal, llevame a mi casa’

Me convidaron tragos, probé dos, no me los tomé enteros, porque me ofrecían. No sé lo que me estaban dando; todas las chicas tomaban, no pensé que iba a pasar nada. Otra cosa que recuerdo es tener el celular en el bolsillo trasero del short, y que varias veces las chicas me daban el celular, como si me lo sacaran y después me lo daban. También había llevado para cargar el celular y lo dejé cargando y las chicas me lo traían.

Ahí comencé a sentirme mareada, y pensé que era normal porque como había tomado un poco de alcohol y nunca tomo, supuse que era eso. A los minutos me empiezo a sentir muy mal, me dolía mucho la cabeza, sentía que me iba a desmayar y le mando un mensaje a Gonzalo porque no estaba ahí en la reunión, y le dije ‘ayudame, por favor, me siento mal, llevame a mi casa’. Yo estaba en el baño. Cuando salgo del baño me lo encuentro a Gonzalo y ahí no recuerdo nada más. Es lo último que recuerdo: la imagen de él, como si me hubiese desmayado.

Después me despierto en la entrada de la casa de él, que era una calle de tierra, y había barro, sentada en el piso y veo la camisa blanca toda mojada, y yo también mojada y llena de barro; y tenía la ropa desacomodada, el top torcido. De ahí solo me acuerdo que la hermana de Gonzalo me decía ‘hija de puta, te voy a matar, no te metas con mi hermano, no lo nombres’, intentando pegarme patadas, que eran frenadas por las demás chicas presentes.

Era todo un griterío, yo no entendía nada. Después no recuerdo más nada, solo recuerdo haberme despertado en un auto, que después me dijo la mamá de él que era un Uber. En el auto estaba el conductor, dos chicas de la fiesta en el asiento trasero conmigo a la izquierda mía y una adelante.

Se iban cagando de risa y una de ellas me amenazó, la que iba sentada en el medio me decía ‘no lo nombres a Gonzalo, vos tuviste la culpa, me decían que no había parado de tomar y que era una borracha y que había estado desmayada cinco horas”.

Que preguntada para que diga si puede reconocer o sabe el nombre de alguna de estas chicas, responde que no sabe. De esa fiesta solo conoce a la madre, al padre y a la hermana de Gonzalo.

Que preguntada para que diga quién le dio la dirección de su casa al Uber, refiere que no recuerda, solo se recuerda diciendo XXX (el nombre de la calle)… en un tono lento, y siendo apurada por las chicas.

Que preguntada para que diga si alguien tenía la dirección de su casa, responde que Gonzalo una vez la pasó a buscar por su casa, pero no sabe si fue él el que le dio la dirección al Uber.

 

Un mensaje devastador: ‘Te violaron, mamita, ponete óvulos’

Recuerdo que llegué a mi casa a las 12 del mediodía, intenté abrir la reja blanca de mi casa, abrí como pude, subí por las escaleras, no sé cómo entré al departamento. Me despierto en mi cama, con un pijama, la ropa estaba mojada y tirada en el piso; me voy a bañar, me dolía mucho la cabeza y empiezo a entrar en sí y me dolía la entrepierna y raspones en las rodillas y en el antebrazo. Agarro el celular y tenía un mensaje de Gonzalo que me decía ‘¿estás bien?’, a lo que le respondo Alexis, y me puso ‘estuviste con alguien’. Y yo le contesté que era imposible que haya estado con alguien de esa fiesta, dándole indicios de que no me gustaba nadie de ahí y aparte no me acordaba. Me deja de contestar y cuando le pido explicaciones me llega un mensaje de Whatsapp de una mujer que decía: ‘Soy Marisa, la mamá de Gonzi’.

Yo le pregunté qué pasó y ella me responde textual: ‘Te violaron, mamita, ponete óvulos’. Le mando un audio desesperada diciéndolo cómo que me violaron y que me ponga óvulos. Me fui corriendo al CEMIC Hospital Universitario por mi obra social que queda a seis cuadras de mi casa. Llego llorando porque tenía medo por si me habían contagiado alguna enfermedad y me atienden por guardia.

En un primer momento era solo una chica jovencita que no sabía mucho del protocolo de abuso sexual y llamó a otra mujer. Me revisó una de ellas, después la otra y me dijeron que tenía que tomar unas pastillas por ese protocolo. Me trajeron un vaso de agua y me dieron para tomar entre ocho y 10 pastillas. Después vino otra y me preguntó qué había pasado y no recuerdo lo que le relaté, solo le dije que me habían dicho que me habían violado.

Ellos insistían en que vaya a un hospital público, como que me querían sacar de encima. Salí de ahí y vomité todo, porque había tomado las pastillas sin comer nada. Quiero aclarar que cuando fui a buscar la copia de la historia clínica, al leer lo que habían redactado, no es lo que yo les dije. En la historia clínica dice como que yo tuve relaciones con un amigo y/o una amiga, cuando yo nunca nombré a ninguna amiga, y no se entiende en una parte porque me preguntaron si tenía pareja y yo dije ‘sí, tengo pareja’ y quise aclarar que tenía una vida sexualmente activa, pero ellos pusieron como que yo había tenido relaciones sexuales con mi pareja ese día. Aclarando que en ese momento yo no tenía pareja, solo me estaba conociendo con Gonzalo.

Cuando vuelvo a mi casa y yo seguí hablando con la mamá y con Gonzalo. A Gonzalo le insistí para que me dijera con quién había estado, llegué a decirle ‘decime el nombre y no te molesto más’. La madre de Gonzalo me dijo ‘quedate tranquila, que los amigos de Gonzi lo van a cagar a palo’, haciendo referencia a XXX.

Ella intentaba hacerse la amiga, y quedar como si me hubiese ayudado. Acá empieza el infierno porque yo le dije a Marisa que iba a denunciar porque no quería que esto quede así; y ella me decía que no, que Gonzalo está en River, que iba a tener problemas con el club y me dijo ‘cuidate, mamita, sos muy bonita’, repetía todo el tiempo ‘mamita’.

Decidí contarle a mi amiga XXX, y ella me decía si Gonzalo no era culpable porque no te acompañaron al hospital o a hacer la denuncia y ahí yo empiezo a pensar y me hace ruido y empecé a atar cabos, la última cara que vi fue la de él, tal vez estaban encubriendo a Gonzalo a un familiar, porque pienso que si era XXX ellos me hubieran acompañado a denunciar.

A partir de ahí con Gonzalo no hablé más y seguía hablando con la madre, por consejo de mi amiga. Le dije a Marisa que iba a denunciar, pero que no lo iba a nombrar a Gonzalo. La madre me dijo que la agregue a Instagram para vigilar lo que subía y a los pocos días la terminé bloqueando. Ahí empecé mi infierno, yo de la violación no me acuerdo, pero esto es lo que siguió.

Me derivaron a un infectólogo y me dicen que me tengo que aplicar unas vacunas, me revisa y me manda a hacer un tratamiento de profilaxis que dura 30 días. La obra social no me la cubría, tenía que pagar yo pero me daba bronca y como había que encargarla decidí ir al Hospital Fernández. Habrían pasado cinco días del hecho y me dijeron que solo era con turno, salí y me puse a llorar y me ve un médico que estaba en la ambulancia y me hizo entrar al hospital y ahí me atendieron una psicóloga, una psiquiatra y una infectóloga, y me dijo ‘yo te voy a ayudar’ y me dio una receta y me dieron en la farmacia del hospital todos los remedios.

Yo me tomaba los remedios pero me sentía mal, y hablando con mi amiga decidí que quería hacer la denuncia.

La madre de Gonzalo me escribía, pero solo para saber cómo seguían las cosas con respecto a la denuncia, pero no se preocupaba por mí ni por mi salud. Contacto a un psiquiatra, el Dr. Chiapella, Javier, porque solo pensaba en tirarme del balcón de mi departamento y tenía vergüenza, me hacían creer que fue mi culpa, me medica con Cetralina y Clonazepam y Rivotril. Al principio, la medicación me hacía un efecto rebote y estaba muy deprimida. Le dije a mi amiga que quería hacer la denuncia, pero no tenía fuerza para ir sola, no me funcionaba el cuerpo y ella me dijo que me acompañaba.

 

El regreso a Virrey del Pino y el comienzo de las amenazas

Averigüé y decidí ir hasta el lugar donde había sido violada. Fuimos hasta la comisaría de Virrey del Pino. La madre de Gonzalo sabía que ese día iba a hacer la denuncia; y como me había olvidado el cargador del celular ella me decía ‘cuando vengas, pasá por casa y tomamos unos mates’. Yo le decía ‘que venga Gonzalo a casa a traerme el cargador’, y pensaba que estando los dos solos en casa él podía llegar a entenderme. Él nunca me volvió a escribir.

Fui con el auto de mi amiga a la comisaría y ella me dice ‘¿estás segura?’, y yo le dije que no, pero igual le dije que ya estamos acá. Yo entro en la comisaría y mi amiga se queda en el auto. Cuando entro, había varias personas esperando. Me acerco y, en voz baja, le digo a una oficial que vengo a denunciar una violación. Cuando me hicieron pasar, eran dos oficiales femeninos, y cuando yo empecé a relatar lo sucedido y lo nombré a Gonzalo Montiel, ellas salían de la oficina y volvían a entrar y eso me ponía muy incómoda. M i amiga me manda un mensaje diciendo que afuera había movimientos raros, que había dos autos que estacionaron y no bajaba nadie y yo le puse ‘Ya salgo’.

Firmé la denuncia, salí y entré al auto. Nos siguieron dos autos por 10 cuadras, aproximadamente, y después los perdimos. Después, con el correr de los días, empecé a recibir llamados de número oculto y una voz masculina muy correcta me decía: ‘Olvidate de Gonzalo Montiel, borrá su nombre de tu cabeza’. Me llamaban y me decían: ‘Te queda muy linda esa camisa’, o ‘tenés el pelo más rubio’. Me estaban siguiendo. Me repetían: ‘Te vamos a pegar dos tiros en la cabeza’. Tuve pesadillas con eso.

En una oportunidad estaba XXX conmigo y escuchó las amenazas en la cual me decían: ‘Te vamos a matar aunque estés acompañada’. Todo esto era al número XXX. También, una de las últimas amenazas fue: ‘Desahacete del chip y del teléfono’, y yo cuando llamaba a mi hermana se escuchaba un ruido, parecía que estaba pinchado; entonces decidí cambiar el aparato celular y el número de teléfono, y el otro chip lo tiré. Ese número era de Claro y después cambié a Personal. Recibí amenazas hasta el día 19/4/2019, que fue cuando cambié el número.

En la comisaría me habían dicho que me presente en la fiscalía, pero yo lo consulté con mi hermana y mi psicóloga, pero por las amenazas que estaba recibiendo, por temor, no me presenté. Yo estuve seis meses en tratamiento con el infectólogo, con temor por si tenía alguna enfermedad. Que después, mi ginecóloga de confianza, la Dra. Cinthya Menéndez, me detecta HPV.

Que preguntado a instancias de la defensa para que diga si previo a la detección del HPV tuvo relaciones sexuales con otra persona, responde que no, después de la violación estuve casi un año sin tener relaciones sexuales.

Que actualmente continúa haciendo tratamiento psicológico y psiquiátrico y relevo del secreto profesional a ambos profesionales como a solicitar historia clínica y tambien estoy dispuesta a participar de cualquier pericia que se disponga.

 

El último mensaje de Gonzalo Montiel y un deseo para el futuro

Que a principios de abril de 2019 le mandé un mensaje a Gonzalo diciéndole: ‘Te perdono por no haberme acompañado’, y él me respondió cortante, como que no le interesaba, y esa fue la última vez que hablé con él.

Que preguntado para que diga si actualmente puede recordar lo que le hicieron o quién se lo hizo, responde que no. Que expectativas tiene sobre este proceso, que se averigüe la verdad y que los autores cumplan con la pena que corresponde.

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