A lo mejor muchas mujeres y hombres creen que ellos solo tienen una zona erógena: el pene. Error. Enorme error.
Pero si alguien quiere convertirse en una amante verdaderamente sensacional tiene que ser un poco más creativo. Explorá cada centímetro de su cuerpo, y no solo pensará que sos fantástica en la cama, sino que se sentirá más inclinado a devolver el favor, lo cual tiende a ser muy bueno y estimulante.
Pero antes de anumerar las 16 zonas erógenas de los hombres, un consejo... Que nadie se sienta obligada/o a hacer ninguna de estas cosas. Los hombres ya quedan bastante agradecidos si tienen relaciones sexuales. A decir verdad, algunos se quedarán petrificados si te ponés muy salvaje, así que estudiá cuidadosamente a tu conquista antes de hacer algo demasiado avanzado.
Cuero cabelludo: hay muchísima tensión acumulada en el cuero cabelludo, y un buen masaje en la cabeza hará que casi todos los hombres se derritan mientras los liberás de su estrés.
Orejas: hay que morderlas suavemente. Chupá y soplá en ellas y a su alrededor también. No le metas la lengua si no estás segura de que le gusta.
Labios: los hombres aman que los exciten pasando sensualmente la lengua sobre su labio inferior. Probá morderle con suavidad uno de sus labios o succionarlo al interior de tu boca. Plantale besitos. Experimentá con diferentes estilos de besar.
Cuello: los besos suaves y arrastrados por el cuello hacen que a casi todos los hombres se les aflojen las rodillas. Ni se te ocurra darle un bocado que deje marca. Evitarse un problema siempre es bueno (acá podría ir un emoji de una guiñada de ojo...).
Hombros: frotar los hombros mientras se lo lleva a la cama siempre paga. Y hay que ser creativo con ellos durante el sexo. Cuando vos estés arriba y en pleno acto, dejá que tu pelo los roce.
Codos: lamele o frotale con suavidad el pliegue del codo. O seguí hacia arriba la vena del brazo hasta el codo, mirándolo con frecuencia para darle a entender que estás pensando en besarle otro sitio…
Dedos: el viejo truco de chupar los dedos es un clásico de clásicos, pero a los hombres les encanta porque les hace pensar en el sexo oral. Si sos capaz de mantener la cara seria, miralo a los ojos mientras lo hacés.
Pecho y pezones: quizás sea la zona favorita de los hombres. Probá lamérselo y besale todo el cuerpo mientras te encaminás hacia el sexo oral. O pellizcáselo suavemente con una mano. Variá la presión para ver qué le gusta. Una mordida suave en los pezones puede ser la apertura de un portón que lleva a lugares inimaginados.
Espalda: amasá, acariciá y deslizá las manos por su espalda. Usar lubricantes o polvos de talco facilitará las cosas.
Cola: a muchísimos hombres les gusta que les estrujen las nalgas. Otros aman que les pases las uñas por ellas durante el acto sexual.
Escroto y testículos: el escroto es el “saco” que contiene los testículos. Algunos hombres lo tienen demasiado sensible para tocarlo, pero a otros les encanta que se lo acaricien. Manejalos siempre con mucho cuidado, porque son delicados y cualquier golpecito mal dado puede dar mucho dolor.
Perineo: es la zona comprendida entre el pene y el ano, esa pequeña porción de carne y piel que tan sensible es. Ideal para añadir sensaciones sin tener que ir más allá.
Ano y próstata: llegamos a uno de los máximos secretos de los hombres. Si bien siempre conviene preguntar antes de incursionar por esos sitios ya que algunos son reacios a que se los estimulen, cada vez son más los que dejan atrás los prejuicios y tabúes y se entregan al placer. Es que quien se atreva a entrar por donde no brilla el sol, podrá llegar hasta la próstata, puerta de acceso al “punto G masculino”. Y a partir de allí, un mundo de sensaciones queda abierto para disfrutar a pleno.
Muslos: andá subiendo desde los pies hasta los muslos, mientras los mordisqueás. Pero tené cuidado: puede ser que tenga cosquillas.
Rodillas: sí, rodillas... Es otra de las zonas que nos olvidamos, pero están llenas de terminaciones nerviosas. Besale y acariciale la parte de atrás, por donde se doblan, y verás cómo le gusta.
Pies y dedos de los pies: dale a tu hombre un masaje de pies. Los reflexólogos aseguran que la planta está conectada a todas las partes del cuerpo.
Y llegamos al pene: Es el lugar favorito de la gran mayoría de los hombres, sin duda, pero como dijimos no es el único. El glande (la cabeza) es por lo general la parte más sensible de su pene, es como su "alma", el punto a trabajar. Prestá especial atención a la corona (la cresta que va alrededor del glande) y al frenillo, que es esa especie de cordelito que hay bajo el glande. Desde allí, cualquier hombre puede explotar de placer.