Katia y Maurice Krafft, vulcanólogos franceses que no sólo se amaban sino que transcurrieron su vida, hasta su muerte, entre montañas y volcanes activos.
Ambos científicos son protagonistas del documental Fire of Love, de Sara Dosa, que se estrenó en Disney+ y fue candidata a los premios Oscar.
El filme se basa en la vulcanología que es "una ciencia de observación", dice el documental. Y los Krafft vieron más que casi nadie en su época.
Katia y Maurice Krafft: un vínculo a través de los años
Nacida en 1942 en el valle del Rin, en la Alta Alsacia francesa, Catherine Joséphine Conrad, más conocida como Katia o Katja, se interesó por los volcanes desde muy joven.
Más tarde conoció a Maurice Krafft en la Universidad de Estrasburgo, donde estudiaba Física y Geoquímica. La pareja se unió por su amor común a los volcanes antes de casarse en 1970. No se sabe exactamente qué atrajo a Katia a este interés tan específico, pero sí que aportó una inteligencia formidable a su asociación.
juntos, los Krafft escribieron unos 20 libros y artículos científicos sobre volcanes de todo el mundo. En el proceso, ayudaron a educar a quienes vivían en zonas volcánicas sobre los peligros de sus vecinos gigantes dormidos.
"Maurice y Katja han proporcionado fotografías y filmaciones sin parangón de casi todas las grandes erupciones volcánicas de los últimos 25 años", escribió Jorg Keller en la revista científica Bulletin of Volcanology en 1992.
Keller explica que Krafft y su marido hicieron "grandes progresos" en la educación del público general en Vulcanología. Sus filmaciones tenían más valor que el científico.
Por ejemplo, cuando el Monte Pinatubo, en Filipinas, empezó a mostrar signos de una erupción inminente en 1991, los Krafft pudieron presentar al Presidente filipino, Cory Aquino, imágenes de los efectos de la erupción del Nevado del Ruiz, en Colombia, en 1985, lo que le llevó a pedir la evacuación de quienes se encontraban en la zona de peligro.
Con los volcanes hasta la muerte
Para recopilar la información era necesario aventurarse más cerca de las bocas de los volcanes de lo que era humanamente seguro. En el documental de 1987 The Volcano Watchers, vemos a Krafft en pantalones cortos blancos y camiseta, con una pesada mochila a la espalda, mientras ella, Maurice y otro colega empujan una bicicleta cargada colina arriba hacia la cima de un volcán italiano. Podrían ser veraneantes a punto de montar un campamento.
Katja y Maurice insistieron en que siempre había que calcular y minimizar el riesgo, pero que había que hacer este tipo de estudio de cerca", escribió Keller en lo que fue, tristemente, la necrológica de los Krafft.
Los Krafft perdieron la vida, junto con más de 40 personas, durante la erupción del monte Unzen, en Japón, el 3 de junio de 1991.
Estuvieron atrapados en un flujo piroclástico de roca, gas y ceniza que se desplazaba a velocidades de más de 160 kilómetros por hora, con temperaturas de más de 800 grados Fahrenheit.
Katia tenía 49 años; Maurice, 45. Y su historia de amor y de ciencia también tuvo un lugar en la última entrega de los Premios Oscar.