El relato de una vida sobre ruedas

Mariana es una joven argentina que adaptó su camioneta para recorrer miles de kilómetros ahorrando combustible. Su experiencia en el exterior y su sorpresa por el espíritu solidario de nuestro país. Cuando lo importante es dar el primer paso. Por Juan Tucat, redacción de La Brújula 24
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Mariana Houssay es la protagonista del informe especial del día de la fecha. Una joven argentina que llega con una historia super interesante para contar. El sueño de una vida llena de viajes, aventuras y experiencias. 
 
Una idea latente en muchísimas personas que a veces, solo a veces, se animan a dar el primer paso y salir, como ella misma lo presenta, de la denominada “zona de confort”.

Y si a todo esto le agregamos que recorrió más de 5000 kilómetros por el país gracias a su truco para ahorrar $80.000 en combustible, mucho mejor. Inflación, no te tenemos miedo.

Para iniciar este recorrido, debemos remontarnos a los instantes previos de la bendita pandemia. A sus 33 años, Mariana se la jugó por una vida sobre ruedas cuando, en el mes de marzo del 2020 vio truncada la posibilidad de volver a Australia, donde residía desde el 2019, por culpa del coronavirus.

Allí se decidió a comprar una Fiat Ducato modelo 92, con los últimos ahorros que tenía.  

En contacto con el programa “Nunca es Tarde”, Mariana relató “vivo muy en presencia, o al menos eso intento como estilo de vida. Eso me lleva a tomar diferentes dinámicas y explorar lo que va surgiendo. Así descubrí un montón de cosas que tenía adentro y que hoy por hoy uso a modo de trabajo. Por ejemplo el muralismo o el tarot. Y también uso las herramientas de diseño gráfico, siendo esa la parte ya más académica, y la otra que tiene que ver con algo innato que de repente aflora”.

Animarse, primer paso

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“Yo tuve una experiencia previa en Australia, cuando a fines del 2018 renuncié a mi trabajo en una empresa de desarrollo inmobiliario. Por entonces vivía más acorde a lo que socialmente está aceptado. Pero había un bichito que me pedía que me animara a algo más y me saqué una VISA de viaje y trabajo”, recordó. Y dijo que “esa experiencia me hizo conectar con el arte otra vez y viajé 4 meses en una camioneta, recorrí toda la costa este desde un pueblo muy chiquito hasta Sídney. Esa fue como la primera chispa que me llamaba a dejar la zona de confort”.

Luego, explicó Mariana, vendría la vuelta casi obligada a la Argentina. Aquello que se presentaba como un regreso momentáneo de reencuentros íntimos, se extendió a raíz de algo inédito a nivel mundial. “Me vine a visitar a mi familia, unas vacaciones, y me quedé varada por la pandemia. Ya a fines de 2020 decidí entonces volver a conectarme nuevamente con eso que me traje simbólicamente de Australia”.

“Siempre pensamos que nos vamos a animar en otro lado, pero en ese momento pensé: ¿por qué no en mi país?. El desafío fue ese en un principio y conectar con ese estilo de vida que me había traído mucho disfrute y apertura, ese conectar con nuevos lugares, culturas, despertarte todos los días en espacios diferentes, tomar decisión a través de la intuición. En volver a confiar en que cada paso que estás dando tiene sentido”, analizó.  
 
“Fue un desafío, yo también soy parte de la generación en donde mi mandato social me hacía creer que necesitaba un sostén económico. Pero eso no está mal, para estar en el sistema un poco necesitamos eso. Yo cuento con cierta libertad, pero un poco me tengo que organizar porque vivo en este plano que tiene una economía y demás”.

“Para mí fue cruzar un límite importante, me moría de miedo al principio. Me acuerdo patente cuando estaba en el aeropuerto para salir a aventurarme en Australia, tenía algunos conocidos pero la realidad es que fui sola. Yo creo que hay una red casi invisible en la que estamos todos conectados, tengo mucha empatía con eso y reconozco que al principio fue difícil”, consideró Mariana.

Utiliza aceite de cocina como combustible


 “En mi tiempo viajando por Australia me conecté bastante con la naturaleza y empecé a pensar mucho en la sustentabilidad. Uno de los grandes motivos de esto fue justamente eso. Básicamente vi el video de un español que lo había hecho y una persona me acercó ese material. Estaba en San Juan en ese momento y un amigo mecánico dijo que podía ayudarme, que tenía un calentador de placas, que es una de las cosas que requería para este proyecto”, aseveró.

Cómo funciona

“El aceite y el gasoil combustionan de una manera muy similar, entonces lo que hay que lograr es calentar el aceite para que pase por la misma bomba inyectora, no es que hay que hacer una modificación del motor, se hace un sistema paralelo en donde a modo de cambio se pasa de gasoil a aceite, como si fuese de nafta a gas”, graficó Mariana.

Y añadió: “Hoy por hoy consigo el aceite en puntos donde los deja la gente o algún restaurante que me lo da. Hay muchas formas, me pongo a vender papas fritas y lo consigo, pero obviamente no llego a cubrir la necesidad yo misma para el viaje. En principio mi intención con esto es demostrar que somos energía y que podemos crear circuitos más amenos con el medio ambiente”.

“De hecho voy a estar en la Bioferia, que es la más grande que se hace en Sudamérica. Ahí se pueden ver un montón de innovaciones tecnológicas que van de la mano con el cuidado el medio ambiente”, indicó. 

Argentina, un lugar especial


“Me sorprendí mucho, en Australia es muy común viajar y vivir en comunidades. Acá realmente cuando salí era un mito a derribar, por ejemplo el tema de la seguridad. La realidad es que conocí mucha gente viajando, caminando, a dedo, en bici, en combis, gente que está en esta movida hace un montón de tiempo”.

“El hecho de viajar sola requiere de ciertos recaudos, pero siempre yo aconsejo que las cosas fluyan a través de la intuición. Uno se da cuenta de dónde meterse y dónde no. Yo me crucé con muchísima gente dispuesta a dar una mano, y más en el interior del país. Entiendo que hay ciudades más complicadas, pero la realidad es que conformamos un país que a mi criterio es muy solidario y siempre hay alguien que quiere ayudar, estoy super agradecida por eso”, aseveró Mariana, la viajera sustentable. 
  
“No viajamos para escaparnos de la vida, viajamos para que la vida no se escape”.

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