Dos hermanos quisieron recrear su infancia e inventaron una marca de juegos de mesa para toda la familia
Hace 15 años, Candelaria y Agustín Mantilla comenzaron el proyecto para salir de la rutina. Hoy “Maldón” tiene 27 juegos y anticiparon que lanzarán 5 más a lo largo de este año.
Candelaria Mantilla pisaba los 30 años y trabajaba en una agencia de publicidad. Un día, tapada de tareas, se preguntó qué haría si se dedicara a otra cosa. La respuesta fue inmediata: ella quería crear un juego de mesa. La idea quedó resonando en su cabeza y se lo propuso a su hermano Agustín, que por ese entonces estudiaba Economía. “Hagamos un juego al que nos gustaría jugar”, dijo. Tras meses de pensarlo y probarlo, a fines de 2008, salió a la venta “El Erudito” y bautizaron como “Maldón” a su nueva marca.
Después de 15 años en el rubro, la firma cuenta con una amplia oferta que atrapa a familias enteras y grupos de amigos. “Yo soy una fiel evangelizadora de los juegos de mesa. En un país como este, cuando te pones a jugar, no hay crisis ni grieta. Te desconectas de las pantallas para conectarte a una especie de universo paralelo en el que distendés y alivianas la vida”, reflexionó la mujer en diálogo con TN.
Aunque nunca pensó que se dedicaría a la industria de los juegos, Candelaria asegura que su destino estaba escrito. En ese sentido, admitió que su infancia tuvo mucho que ver con ese sueño que tenía latente y convirtió en realidad años después: “De padres muy curiosos, somos cinco hermanos que nos la pasábamos jugando a las cartas, trivias, al ‘Carrera de mentes’. Además, éramos muy competitivos, así que nos sabíamos de memoria todo”.
De los cinco, solo tres se dedicaron al emprendimiento que avanza año a año. “No es fácil hacer crecer una pyme. A pesar de que en el mundo creció mucho, el juego de mesa en la Argentina estaba dormido y era necesario recuperarlo”, señaló.
Los Mantilla no focalizaron tanto en el negocio, sino en reconstruir ese espacio familiar y recuperar la oportunidad de compartir entre familias y amigos. “Es un momento social. Hoy en día cuesta que un nene de 10 años, uno de 17 y un padre de 50 se entretengan con lo mismo. Por eso, es lindísimo cuando los vemos disfrutar juntos”.
“El Erudito”: su primer éxito
Cuando decidieron finalmente llevar adelante el proyecto de crear un juego de mesa, Candelaria y Agustín no sabían cómo empezar. “Realmente no sabíamos para dónde correr y lo primero que dijimos fue ‘hagamos un juego que nos gustaría jugar’”, recordó y contó que hasta visitaron fabricantes del rubro para interiorizarse en el procedimiento.
En ese momento, definieron que sería un juego de preguntas y respuestas con apuestas. Tardaron seis meses en hacer el desarrollo de las consignas y luego lo probaron con la familia para tener un primer sondeo: “Un fin de semana estábamos en la costa, jugamos con toda la familia y estuvo divertido. Estaba Liniers, amigo de mi hermano de la infancia, que se ofreció a ilustrarlo”.
Enviaron 2000 juegos para la primera tirada, que contenía 1100 tarjetas por caja, y eligieron que el proceso de armado fuera manual: “Queríamos que fuera el mejor juego de todos porque no sabíamos qué aceptación iba a tener, queríamos que sea de la mejor calidad posible y lo dimos todo. Estuvimos durante un mes y medio para compilar las 2.200.000 preguntas. Armamos un cronograma para que amigos y familiares vinieran por turnos a la casa de nuestros padres para armarlos”.
Después de tanto esfuerzo, “El Erudito” ya estaba listo para ser lanzado al público. No optaron por venderlo en jugueterías, sino en librerías destacadas. “Somos pibes que queríamos hacer un juego de mesa”, dijeron y reconocieron que los benefició haber tenido los diseños del famoso ilustrador.
“Al mes nos pidieron más. A los 6 meses habíamos recuperado la inversión y ahí empezó la rueda”, sostuvo. Aunque se especulaba con el significado, el nombre de la marca surgió durante una comida: “Me gustaría decir que fue algo súpercreativo, pero mi hermano lo propuso en un almuerzo y quedó, sin pensar mucho. Quizás si lo hubiera pensado, hoy tendría otro nombre. Pero nos amigamos ya”, rememoró entre risas.
Ver, crear y probar: el proceso para lanzar un juego
Definitivamente, crear un juego de un día para otro es imposible. Lleva un proceso de distintas etapas: desde elegir a qué público estará dirigido hasta pensar específicamente las reglas. ¿En qué se inspiran? En las cosas cotidianas, contestó Candelaria y mostró que hay un vínculo simbiótico entre la realidad y el juego.
“Replicas lo que pasa en la realidad y lo simplificas con un juego, como “El Camarero”, que surge de la espera en un restaurante y el trabajo de los mozos de recordar los pedidos de los comensales”, explicó.
De todos modos, afirmó que no es tan fácil llevar a cabo realmente una idea y pueden tardar meses en hacerlo: “Hay juegos que los demoramos porque no termina de cerrar la cantidad de piezas, de jugadores o algunas cuestiones”.
Cada juego cuenta con diseños de diferentes artistas, que también participan del engranaje final: “Vamos armando y pensando en el proceso, el aporte del ilustrador es fundamental”.
Aunque atraviesan varias etapas antes de comercializarse, entienden que el feedback con los clientes es esencial para crecer y aprender. Para ellos, los mensajes que envían los jugadores sirven como guía para ajustar reglas o errores.
También aumentó la interacción con su público a través de las redes sociales, en las que postean las instrucciones de los juegos o los próximos lanzamientos: “Nos daba un poco de pudor al principio, pero quién mejor que nosotros para explicar las reglas”.
“Ludificar” la vida
Según el relato de Candelaria, los juegos de mesa fueron clave para forjar su forma de encarar la vida. “Cuando uno juega, genera una mente lúdica. Desarrollar ese pensamiento hace que cuando te enfrentas a cosas cotidianas, lo apliques y pienses diversos caminos para resolverlo”, destacó.
Cuando comenzó a estudiar, dedicarse a hacer juegos de mesa no era una opción “porque no es una carrera”. Sin embargo, admitió: “Miro hacia atrás y era obvio. Soy instintivamente lúdica”.
De hecho, en el trabajo decidieron asignarle puntos a las diversas tareas para incentivar a los empleados y que el ambiente se vuelva más divertido. “Cada cosa que hacemos tiene un puntaje y si alcanzas una determinada cifra, te ganas un franco. Entonces transformas una actividad aburrida en algo positivo, lo ludificás”.
Con 27 juegos a la venta, abrieron el negocio a México, Colombia, Chile, Uruguay y Guatemala. Además, los hermanos Mantilla anticiparon que, a lo largo del año, van a lanzar por lo menos 5 más.