La Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que “el aumento de la inactividad laboral es una de las principales consecuencias en la actual crisis laboral”, y a su vez hace hincapié en que la reinserción laboral es más compleja desde la inactividad que desde la desocupación.
El informe “Caracterización de la población inactiva en edad de trabajar” (2021), elaborado por Fundación Éforo, revela que en Argentina más de la mitad de la población se encuentra inactiva, lo que equivale aproximadamente a 24 millones de personas (cerca de un 53%).
De ese total, hay 16 millones de personas que se encuentran fuera del rango etario legal para trabajar y 8 millones que pese a encontrarse en edad de trabajar no lo hacen. Este último conjunto de personas se compone en un 65% por mujeres y un 35% por hombres.
En materia de edades, aparecen 4,3 millones de personas inactivas mayores de 24 años. En tanto que los restantes 3,7 millones son jóvenes entre 15 y 24 años, de los cuales 2,9 millones se encuentran estudiando y 800.000 mil no trabajan ni estudian. A su vez, el estudio precisa que dentro de la población inactiva, 5,4 millones de personas no tienen ninguna fuente de ingresos y en su mayoría son mujeres.
Del total de la población (que según los datos provisorios del Censo 2022 rondaría los 46 millones de personas), el 6,3% de la población total son inactivos que no han terminado el secundario. Asimismo, el 7,3% son inactivos pese a tener secundaria completa o estudios universitarios incompletos, mientras que el 1,0% de la población total son profesionales que no tienen empleo ni lo buscan activamente (aproximadamente 460.000 personas).
El 54% de este tipo de hogares (aproximadamente 1,1 millones de hogares) se encuentran en situación de vulnerabilidad social (43% son pobres y otro 11% son indigentes). A su vez el 90% son mujeres que no tienen ni buscan empleo (1,6 millones de mujeres).
El informe analizó que “tanto la informalidad como la inactividad laboral afectan mayoritariamente a las mujeres y jóvenes”, y expresó que “entre los factores que explican la inactividad de las personas debemos tener en cuenta el rol desempeñado al interior del espacio doméstico, la distribución de las tareas de cuidados, los niveles educativos alcanzados y la configuración del hogar”.
En este sentido, agregó que “el estado de inactividad de las personas en edad de trabajar debe ser entendido como una situación que excede las decisiones individuales y que responde a escenarios sociales más amplios y complejos”. (NA)