Alfredito Harriott, gloria del mítico Coronel Suárez: los secretos del polo de antes y cómo era jugar con su hermano crack

Con 77 años, el exback analiza el juego, cuenta por qué no se puede comparar a Juancarlitos Harriott con Cambiaso y afirma que su temor “es que el polo se convierta en un comercio y no un deporte”
  • El equipo que marcó una era: Coronel Suárez, con Alberto y Horacio Heguy, y Alfredo y Juancarlitos Harriott El equipo que marcó una era: Coronel Suárez, con Alberto y Horacio Heguy, y Alfredo y Juancarlitos Harriott
  • Alfredo Harriott con sus 14 nietos, hijos de Juan, Sebastián y Valentina Harriott Alfredo Harriott con sus 14 nietos, hijos de Juan, Sebastián y Valentina Harriott
  • Despuntando una de sus pasiones, el golf, con el Beto Alonso y el Gato Romero, en 1987 Despuntando una de sus pasiones, el golf, con el Beto Alonso y el Gato Romero, en 1987
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  • Alfredo con su hermano, Juancarlitos Harriott, para muchos, el mejor de todos los tiempos Alfredo con su hermano, Juancarlitos Harriott, para muchos, el mejor de todos los tiempos

“No puedo decir que estoy descansando, porque para descansar hay que estar cansado”. Desde Mar del Plata, donde habitualmente pasa sus vacaciones, la voz de Alfredo Harriott llega serena del otro lado del teléfono. La serenidad, no obstante, no le quita filo a sus palabras. A los 77 años, esta leyenda del polo vive en su campo de Coronel Suárez, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Aunque jubilado como productor agropecuario, pasa los días recorriendo el campo, cuidando su haras de caballos de carrera, disfrutando de sus nietos y mirando tenis y golf en televisión, sus deportes predilectos, un escalón arriba del fútbol. Hincha de Messi, vibró y sufrió por igual con la conquista del seleccionado en Qatar. ¿Y el polo? Integrante del mítico equipo de Coronel Suárez que ganó el Campeonato Argentino Abierto de Palermo once veces en 13 años, el más ganador de la historia, y considerado uno de los mejores backs de todos los tiempos, reniega del polo que se juega en la actualidad.

“Estoy bastante alejado del polo”, confiesa. Se había ilusionado con La Natividad en 2022, que le hizo ganar muchas discusiones, pero se desencantó con la última final. Añora el juego a un toque que se jugaba en su época, “como el gol de Di María en la final” y afirma que pretender comparar a Cambiaso con Juancarlitos es como hacerlo con Maradona y Messi: “El agua y el aceite no se mezclan”. No recuerda cuándo fue la última vez que fue a ver un partido a Palermo (“cuando voy me agarro un malhumor…”) y critica los cambios reglamentarios.

“Veo poco polo. Encima estoy medio disgustado porque tenemos a los mejores del mundo por lejos y al polo no le dan ni pelota”, protesta Harriott. “ESPN no pasó el Abierto Argentino, el campeonato más importante del mundo, un deporte donde los demás no nos llegan a los tobillos. Es vergonzoso. La final sí la vi porque la pasaron, pero ni siquiera lo anunciaron. Me enteré unos minutos antes.”

-¿No tiene cría?

-Mis hijos juegan un poco, están abocados a los caballos nuevos. Tengo 14 nietos de mis tres hijos, Juan, Sebastián y Valentina, de los cuales cuatro están jugando. Un hijo de Sebastián que tiene 5 goles, uno de Juan que tiene 6 y otro que tiene 5 [Santiago, Marcos y Juan Eduardo]. Hay dos más chiquitos que también juegan. Me gusta verlos. Me divierte.

-¿Qué opinión tiene del polo actual?

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-La final del 2022 no me gustó. El año anterior, La Natividad me había hecho ganar muchas discusiones. Me había hecho hincha de ellos. Pero esta vez, la forma en que jugaron la final no tuvo nada que ver con lo que habían hecho la temporada anterior. En la de 2021 demostraron que no es tan importante la organización de caballos. Le ganaron a La Dolfina jugando un polo distinto. En 2022 volvieron a jugar al polo que se hacía siempre. Perdieron porque para mí jugaron distinto al año anterior. El plan de juego dio muchas ventajas.

-¿Qué cambiaron?

-En la temporada anterior pegaban de primera. Ahora volvieron a hacer un juego enredado, de muchos toques, dribbling… perdieron. Es una discusión eterna. Me gustaba más el polo de antes. Un polo más abierto, de más vértigo; ahora es más cerrado, están todos amontonados. Cambiaso es un jugador al que no le podés jugar así, porque te mata. De la otra forma les habría ido mejor. Me había entusiasmado. Me había hecho hincha de ellos.

-¿Jugaban como lo hacía Coronel Suárez? Tres pases y gol.

-Como el gol de Di María en la final. Ese es el polo que me gustaría ver a mí. Así tratábamos de jugar. A veces salía, a veces no. Con todos los toques que hacen hoy le dan ventaja al contrario, le dan tiempo a que se acomode. Cuando jugaba de back pensaba “se me va el 1, se me va el 1″, pero si el 3 o quien le iba a dar el pase hacía un toque, sentía un alivio impresionante, porque esa pérdida de tiempo me daba la posibilidad de recuperarme.

-¿Todos jugaban así?

-Todos. Algunos jugaban un poco más enredados, caso Nueva Escocia que tenía al Gordo [Eduardo] Moore, acostumbrado a jugar en Inglaterra… pero si le agarrabas la mano se podía controlar.

-¿Cómo se define como jugador?

-El Nº 1 no se te podía escapar. No te podía meter goles. Si el 1 metía más de dos goles no dormía bien esa noche. Ahora los Nº 1 meten muchos goles. Cada uno jugaba en su puesto. El back de back, el 3 de 3, y así. Trataba de cometer pocos errores. Los errores te cuestan goles. Uno era que se te escapara el 1. Había que ser conservador.

-En esa época los backs utilizaban un taco con un cigarro especial, ¿verdad?

-Había un cigarro que se llamaba oval, que levantaba un poco más la bocha que el cigarro redondo. Era más complicado para llevarse una bocha o para hacer dribbling, pero para tirar fouls o hacer las salidas era mejor el oval. Lo probé una temporada y me subieron a 10, así que lo tuve que seguir usando.

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Es fácil imaginarse las discusiones de Alfredo Harriott, Alfredito. Él pregonando el juego rápido y a un toque, sus interlocutores aludiendo que ya no se puede jugar así, que los caballos son distintos, que los jugadores tienen otra habilidades. Lo cierto es que con ese sistema, Coronel Suárez marcó una era en el polo argentino. El equipo conformado por dos pares de hermanos, Alberto y Horacio Heguy y Juancarlitos y Alfredo Harriott, ganó 11 Abiertos en 13 años (1967-1979) y fue el primero en llegar a 40 goles, luego de la Triple Corona de 1974, cuando él alcanzó la valoración perfecta.

Siendo el menor de los cuatro, fue el último que se sumó a un equipo que ya dominaba el polo, primero con su padre Juan Carlos y después con Daniel González, a quien reemplazó en 1967. Su primera aparición en las altas esferas había ocurrido un año antes, cuando integró un seleccionado argentino que conquistó el Abierto de Hurlingham. En compañía de Juancarlitos Harriott, Gastón Dorignac y Gonzalo Tanoira, en la final derrotó por un gol al equipo de Windsor Park, que en sus filas tenía al Príncipe Philip, Duque de Edimburgo (además de Alberto Pedro y Horacio Heguy y Daniel González). Más tarde, ese seleccionado conquistó la Copa Sesquicentenario de la Independencia en un triangular con Estados Unidos (victoria 13-6) e Inglaterra (24-2). Alfredito también integró el seleccionado en la Copa de las Américas de 1979, en Palermo, y 1980, en Retama, San Antonio, ambas con los cuatro fantásticos de Coronel Suárez, ambas con final victorioso.

"¿Comparar a Juancarlitos con Cambiaso? No se pueden comparar. Las comparaciones son feas y son difíciles. Messi y Maradona en algunas cosas son similares. Juancarlitos y Cambiaso son tan distintos que es muy difícil compararlos. Son el agua y el aceite. Prefiero que la gente imite a Juancarlitos que a Cambiaso, porque imitar a Cambiaso es más difícil."
Alfredo Harriott


Cuando se retiró Juancarlitos, Alfredo pasó a jugar de 3 y Coronel Suárez ganó dos Abiertos más. Las 13 conquistas lo ubican como el quinto más ganador de la historia en Palermo, detrás de su hermano (20), Horacio Heguy (19), Adolfo Cambiaso (18) y Alberto Pedro Heguy (17). Además, ganó once títulos del Abierto de Hurlingham y ocho de Tortugas.

“No digo que aquella época haya sido mejor que ésta. Es una cuestión de gustos”, aclara Harriott. “Cuando jugaba Santa Ana contra Mar del Plata, desde el día anterior estaba refregándome las manos. Era una cosa espectacular, muy linda para ver. El polo bajo también decayó. Es como ver un throw-in grande. Muy aburrido para mi gusto”.

-¿Qué hizo que el polo cambiara tanto?

-El polo con patrones y con handicap limitado que se juega en Europa. Les habrá empezado a dar resultados. Una lástima. Cambiaso hay uno solo. Todo el mundo quiere imitarlo, pero hay un solo jugador como Cambiaso. Levantar la pelota para pegarle en el aire es maravilloso, pero el gol sigue valiendo uno y muchas veces se lo pierden.

-Ellerstina también jugó así algunos años…

-Ellerstina cuando juega abierto le va bien. Pero tenés que seguir con eso: ritmo y darle, darle y darle. Así es como a veces se logra ganar un partido. Si empezás a dar vueltas con la pelota, tus compañeros no saben dónde pararse. A mí me resultaría muy difícil jugar así. A mí y a todos los que jugábamos en esa época. Es raro lo que hacen. Me estoy ganando enemigos con estas declaraciones. Como me pasó con un primo que había empezado a hacer de referí en la cancha 2 y lo voy a saludar a ver cómo andaba. “Aquí ando, llenándome de enemigos”, me dijo.

-¿Qué piensa de los cambios reglamentarios que se implementaron últimamente para hacer más dinámico el juego?

-Están estropeando el polo con los cambios de reglas. Si uno da vuelta y otro le marca el foul, queda como un idiota. Si el que se cruzó fue el otro. No podés tocar a un contrario que te cobran foul. Que se dediquen a jugar a la mancha si no. Antes nos pegábamos unos caballazos bárbaros. Hay cosas que no me gustan. Hoy nadie pega un backhander con la pelota muerta. Ni uno. El backhander es lo más rápido para un ataque. Si das la vuelta, me parece bien, pero pegale. Si te demorás ya lo agarraron a tu compañero. Dan muchísimas ventajas.

-¿Cuándo fue la última vez que fue a Palermo?

-Hace bastante que no voy. Ahora lo están filmando mucho mejor y se puede ver por televisión. Pero tengo ganas de ir antes de que me vaya de este mundo. Lo que pasa es que cuando voy me agarro un malhumor... Hay muchas cosas del deporte de hoy en día que no me gustan. Tengo miedo de que limiten el polo [que se juegue con handicap]. Ojalá no lo vea, pero tengo mucho temor. El intendente Larreta quería expropiar la cancha 2 para hacer un complejo habitacional. ¡Me agarré una bronca cuando quería hacer eso! Es muchísimo más importante la cancha 2 de Palermo que la cancha de Racing. Es algo único en el mundo. ¿Cómo puede ser que a un tipo que no es comunista se le cruce por la cabeza hacer algo así?

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De su época de gloria se recuerdan especialmente los clásicos entre Coronel Suárez y Santa Ana. De 1961 a 1982 definieron entre sí 17 veces el Abierto de Palermo. Coronel Suárez ganó 14 de ellos, una superioridad que no refleja la paridad que existía en aquellos partidos. Cuatro de esas definiciones se resolvieron por diferencia de un gol, y seis por dos. Pero casi siempre ganaba Coronel Suárez.

"La forma de progresar es jugando con gente que juega mejor que uno. Ahora juegan las prácticas muy despacio pensando en hacer los caballos. Tengo temor que el polo se convierta en un comercio y no un deporte"
Alfredo Harriott


“Tengo un recuerdo lindísimo de aquellas finales”, continúa Alfredo Harriott. “Estábamos todo el año esperando ese partido. La semana previa se vivía con mucha adrenalina. Era muy lindo, me gustaba mucho. Se vivía con mucha pasión. Les hemos ganado más veces, pero eran partidos muy parejos. ¡La pucha que eran parejos!”

-¿Entonces por qué hubo tanta superioridad de Coronel Suárez?

-El año que peor montados estábamos, o el que decían este sí iba a ganar Santa Ana, entramos con todo porque pensamos que nos ganaban. Fue el año del 20-6 [la final de 1976]. Subestimar a un rival es lo peor que te puede pasar. En el Mundial la derrota que tuvimos en el primer partido [contra Arabia Saudita] nos vino bien. Llegábamos invictos de muchos partidos y creo que subestimamos al contrario. Eso pasaba mucho en el polo.

-¿Es cierto que siempre jugaban pensando que iban perdiendo por uno con un minuto por jugar?

-Había que jugar así. Íbamos ganando y en lugar de aflojar aunque fuera contra un equipo más chico, seguíamos metiendo y ganábamos por muchos goles.

-¿Santa Ana tenía más hinchada?

-Eran parejas las hinchadas. Había banderas de Santa Ana, de Coronel Suárez, paraguas… se llenaba Palermo. Ahora los equipos cambian de nombre todos los años, eso hace que a la gente no le interese tanto.

-Su estilo era muy distinto al de Franke Dorignac [el back de Santa Ana], ¿no es así?

-Cuando se iba para adelante Frankie era peligroso, pero también los números 1 le metían goles. Tenía taqueo, potencia, dirección. Era incisivo. Le pegaba muy recto en dirección al arco cuando iba para adelante. Ojo, a mí también me gustaba irme para adelante, pero tirarse el lance no.

-¿Qué otros jugadores le gustan en su posición?

-Du Plessis el año anterior jugó muy bien, me gustó cómo jugó. El año pasado empezó con toques y pérdida de tiempo. Hubo muchos que fueron muy buenos. De [Charly] Menditeguy me acuerdo muy poco, era chico, lo miraba, pero no podía apreciar cuán bien jugaba. [Juan Carlos] Bebé Alberdi tenía un estilo espectacular, que su hijo Juan José heredó. Frankie Dorignac era espectacular. “En el mes de noviembre” era espectacular, como decía Alberto Heguy.

-¿Y de los que vinieron después de usted?

-Los que más me gustaron fueron Marcos Heguy y el Ruso [Eduardo] Heguy. El Ruso tal vez quería ir demasiado para adelante y tenía como defecto que los Nº 1 le metían goles, pero era muy buen back, de muy buen taqueo, fuerte, un tipo con mucho rigor. Y Marcos era muy talentoso. Me acuerdo un día que yo tenía 8 de handicap y Marcos también, pero él iba subiendo y yo iba bajando, entonces la diferencia era muy grande a favor de él. “Pensar que tenemos el mismo handicap”, le dije. El 8 de él era mucho mejor que el mío.

-¿Cómo era jugar con Juancarlitos?

-Era muy fácil jugar con él. Muy clásico. Más clásico que nadie. Era fácil saber lo que iba a hacer. Horacio y Alberto [Heguy] sabían que no perdía un segundo de tiempo. Salían corriendo como locos para adelante. Era rápido en eso. Ninguno de nosotros perdía tiempo, yo tampoco. Si llegaba a hacer un toque, me pegaban unos gritos bárbaros. No se podía.

-¿Y en el aspecto humano? ¿Cómo era jugar al lado del hermano mayor?

-No lo veía como hermano. Tuve la suerte de jugar con él bastante. En Coronel Suárez jugábamos siempre en contra. Estaba bueno también. No digo más nada. Se ponía picante. En el club jugábamos prácticas mezcladas los sábados y los domingos jugábamos prácticas selectivas los ocho de mejor handicap. Repetía caballos para ganar la práctica. Eran muy competitivas. Estaban Celestino Garrós, Juan Badiola, los Araya, los Zorrilla, los Boudou… muchos jugadores de alto handicap. Todo el mundo quería progresar para ir incorporándose a las prácticas de los domingos. Hoy no lo están haciendo en Coronel Suárez, no me parece bien. La forma de progresar es jugando con gente que juega mejor que uno. Ahora juegan las prácticas muy despacio pensando en hacer los caballos. Tengo temor que el polo se convierta en un comercio y no un deporte.

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La alusión al fútbol renace una y otra vez a lo largo de la charla. La consagración del seleccionado argentino en el Mundial de Qatar todavía está a flor de piel. Alfredo Harriott la vivió con pasión.

“Me gusta ver fútbol. Soy hincha de Messi. Además de ser un extraordinario jugador, es un tipo que me llena de orgullo que sea argentino. Es espectacular como persona, el ejemplo que ha dado”, dice. “Me gustó lo que dijo Esteban Bullrich sobre que si daban feriado [para festejar la obtención de la copa] no han aprendido nada de lo que nos han enseñado estos jugadores. Fue un ejemplo cómo lucharon, cómo se repusieron. Ganaron partidos que nos empataron, se recuperaron extraordinariamente bien. Me encantó el seleccionado argentino. Fue muy lindo. Se sufrió demasiado. Yo vi la final solo con un perrito, y cuando Scaloni lo cambió a Di María empecé a gritar como un loco, tanto que el perro quería salir”.

-Cuando salió Di María cambió el partido…

-Son cosas de los técnicos que no entiendo, como no entiendo lo que hacen algunos técnicos de polo. Lo bueno de Scaloni fue la unidad y compañerismo que logró en el equipo. Los jugadores se llevaban extraordinariamente bien. Se adoraban.

-¿Qué otros deportes le gustan?

-Los deportes me gustan mucho. Miro mucho tenis y golf por televisión, me apasionan. Los deportes me gustan casi todos. Nadal es otro ídolo que tengo. Un ejemplo de deportista. La garra, el espíritu, las ganas donde demuestra lo que tiene adentro, la cabeza que tiene... Le pone mucho huevo a la mayonesa.

-Nadal viene a ser el Coronel Suárez del polo…

-Coronel Suárez tenía eso. Tenía ese pequeño plus. O grande. A Santa Ana le ganábamos muchas veces en el último chukker gracias a ese pequeño restito. Garra no es golpear, pegar… es tener la frialdad de no perderse una bocha. A Nadal no le tiembla el pulso nunca. Cerrar los partidos es lo más difícil. Lo tiene Djokovic, también, y no lo tenía tanto Federer, por eso le ganaba Nadal a pesar de que el tenis de Federer era superior.

-¿Qué opina de la comparación entre Juancarlitos y Cambiaso?

-No se pueden comparar. Las comparaciones son feas y son difíciles. Messi y Maradona en algunas cosas son similares. Juancarlitos y Cambiaso son tan distintos que es muy difícil compararlos. Son el agua y el aceite. Prefiero que la gente imite a Juancarlitos que a Cambiaso, porque imitar a Cambiaso es más difícil.

Alejo Miranda (LN)

 

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