Un hallazgo arqueológico de trascendencia mundial y casi sin precedentes, podría ser el "tesoro" con el cual, una vez más, Mendoza se convertirá en el escenario de nuevas y profundas investigaciones desde áreas específicas de la arqueología y la antropología a nivel nacional e internacional. Se espera, de hecho, que en breve, la provincia sea el punto de llegada de científicos de la Universidad Nacional de La Plata (Buenos Aires), para terminar de corroborar las hipótesis arrojadas hasta el momento por el equipo de expertos a cargo de las primeras fases de una investigación que da cuenta de nuevas huellas del legado que dejó el Imperio Inca en el Cono Sur: un observatorio astronómico ubicado en un sitio estratégico de la cordillera de Los Andes, que además podría ser uno de los lugares sagrados por excelencia del pueblo que ante todo, adoró y rindió culto a la madre Tierra a lo largo de siglos.
De comprobarse los estudios arqueológicos realizados hasta el momento, el hallazgo podría ubicarse en el escenario mundial como uno de los más importantes de la historia, a la altura del llamado "Niño del Aconcagua", hace más de tres décadas, también en tierra mendocina. Justamente, durante los primeros días de diciembre, en una de las 19 Áreas Protegidas de la provincia, en las extensas hectáreas que atesoran a la Laguna del Diamante y al volcán Maipo (San Carlos), un grupo de investigadores mendocinos -en coordinación con la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la provincia- subió a 3.400 metros de altura con el objetivo de investigar la existencia de varias construcciones y elementos hechos en piedra y dibujos tallados en las rocas que fueron encontrados en marzo de este año en sectores próximos al volcán.
Se trata de más de veinte estructuras arquitectónicas de baja altura hechas de piedra que conforman caminos,muros, recintos y espacios construidos en forma geométrica. En todos los casos, las piezas coindicen con el modo de construcción aplicado por el Imperio Inca a la hora de establecer espacios sagrados y específicos a lo largo del extenso trayecto que en el oeste de América del Sur integra el sistema de caminos establecido para garantizar su expansión territorial, denominado Qhapaq Ñan (Camino de los Justos en quechua). Por eso, hasta el momento, todo indica que este sector ubicado en territorio mendocino fue hace más de cinco siglos, un centro de peregrinación y observación astronómica; es pues el hallazgo de esta índole ubicado en la zona más meridional del Imperio.
Hallazgo de interés mundial
Víctor Durán, es antropólogo especializado en arqueología e integrante del Laboratorio de Paleoecología Humana de Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas, una unidad ejecutora de doble dependencia integrada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). Es además, docente, investigador de larga trayectoria y uno de los especialistas que integró la comitiva que fue en busca del "Niño del Aconcagua" enero de 1985. Ahora, el experto mendocino vuelve a ser testigo y protagonista de unos de los hallazgos arqueológicos más trascendentales para la historia de la humanidad. "A principios de marzo de 2022, se hizo el descubrimiento de dos sitios arqueológicos con características extraordinarias, ubicados en las proximidades del volcán Maipo, dentro del Área Natural Protegida Laguna del Diamante. Uno de estos sitios presenta un conjunto de rasgos arquitectónicos que permiten suponer que fue construido por sociedades del Valle Central Chileno, bajo el control del Estado Inca, en un momento aún no precisado del siglo XV o comienzos del XVI", detalla el investigador y aclara que este sector ha recibido la denominación "LD-S25".
Por estos días, aún se espera que el Gobierno Provincial habilite las zonas autorizadas para realizar visitas en la Laguna del Diamante. Por el momento, los trabajos están concentrados en despejar las rutas de acceso y poner a punto el lugar para inaugurar la temporada alta de visitas. Lo cierto es que ahora, existen varios puntos que podrían además, sumarse al patrimonio de la humanidad, de la mano de las construcciones realizadas por los incas. Durán detalla que el hallazgo arqueológico incluye más de veinte estructuras generadas mediante muros bajos o alineamientos de rocas. "Aparecen allí recintos o espacios pircados con formas rectangulares, uno de grandes dimensiones (57 por 10 metros), recintos con plantas circulares, un camino de acceso de 40 metros con sus límites demarcados con rocas medianas y pequeñas, otros caminos menores, un muro doble lineal de veinte metros y dos pisos empedrados", resalta el experto.
El Imperio que adoraba a la naturaleza
Aclara Durán que este descubrimiento se suma a otros similares, que muestran que los Incas controlaron una amplia red de vías de circulación cordillerana ubicada entre los ríos Mendoza y Diamante y que construyeron en la Caldera del Diamante un espacio sagrado que seguramente tenía al volcán Maipo y a la Laguna del Diamante como "wacas" (espacios sagrados). Es por esto que se estima que este sector sería el escenario de ceremonias. "Los Incas estaban muy preocupados por el universo porque de eso dependía su calendario de siembra y de cosecha. Pero además, para ellos, la propia cordillera y todos los fenómenos de la naturaleza constituían sus creencias. Tenían una medición del tiempo en función de las observaciones astronómicas. Por eso, estas estructuras son la prueba de esas creencias que marcaban toda las decisiones en torno cómo debía organizarse la vida", indica el experto al situar el hallazgo arqueológico reciente en el contexto histórico que hasta la actualidad ha sido posible reconstruir en función del imperio más importante de Sudamérica antes de la conquista.
De hecho, este poderío sustentado en la permanente búsqueda por comprender y adorar a la naturaleza (sumado a las estrategias de lucha para imponer el poder sobre otros pueblos) fue lo que permitió al Imperio Inca ocupar un extenso territorio de miles de kilómetros que se extienden desde el sur de Colombia. hacia Ecuador, continuando por Perú, Bolivia, el norte de Chile, el norte de Mendoza y una buena parte del noroeste argentino. "Fue un imperio con millones de habitantes que a lo largo de muchos años se extendió por miles de kilómetros a través de una extensa red de caminos", destaca Durán y precisa que el hallazgo arqueológico reciente se ubica a unos siete kilómetros de la Laguna del Diamante.
El agua y la inmensidad de este sitio único en el mundo, fueron sin duda los faros que guiaron a las poblaciones incaicas hacia el lugar. "Se supone que, durante los veranos, llegaban grupos de peregrinos para agradecerle al volcán Maipo, posiblemente un cerro sagrado, por el agua que daba desde sus glaciares y hacía fluir por el río del mismo nombre hacia el Valle Central Chileno", se explaya el antropólogo y agrega que allí los incas construyeron una capital provincial en dónde nacía este camino de peregrinación. "Esta era también parte de una red de vías de circulación por la que se movían caravaneros con llamas trasladando bienes e información a través de la cordillera. Sobre este centro político-administrativo inca fundó Pedro de Valdivia la ciudad de Santiago de Chile en 1541", aclara el investigador.
Los "dioses del Rayo, el Sol y la Luna"
Pero esto no es todo. El hallazgo de talla mundial del que Durán nuevamente es protagonista, también está conformado por otro sitio arqueológico, denominado "LD-S26". En este caso, describe Durán, las estructuras fueron construidas con pircas, ubicadas en forma circular. Algunas presentan más de diez metros de diámetro y tienen en sus centros estructuras circulares menores o apilamientos de rocas con forma de columnas, ahora parcialmente derrumbados. "Estas columnas de piedra, que aparecen tanto dentro como fuera de los grandes círculos, recibían el nombre de topus o sayhuas en la época de los Incas y servían para marcar distancias, límites y también, como en este caso, para hacer observaciones astronómicas", dice el experto.
La salida y puesta del sol durante los solsticios o equinoccios, como así también los movimientos de la luna, de algunos planetas y también de estrellas y constelaciones, son solo una parte de los ejemplos de fenómenos que desvelaban al Imperio Inca. El carácter ceremonial de estos sitios también se afirma en la presencia, en ambos, de marcas de rayos sobre grandes rocas oscuras y brillantes que se ubican en lugares muy visibles y destacados, puntualiza Durán. "Se estima que a través de estas marcas, que en ocasiones hacían los propios Incas logrando formas similares, se veneraba al Dios del Rayo. (Illapa o Tunupa ), uno de los dioses más destacados de la religión inca, junto al Sol y la Luna", explica y aclara que se han ubicado y estudiado varias de estas marcas en otros sitios de la Laguna del Diamante y también en otros lugares de Argentina, Chile y Bolivia.
Una hipótesis a punto de ser corroborada
Si bien los estudios arqueo-astronómicos recién comienzan a proyectarse, se estima que estos sitios fueron un instrumento trascendental de medición astronómica generado por el Imperio Inca para calibrar sus calendarios agrícolas y rituales. Detalla Durán que la asociación de estos sectores con las observaciones astronómicas es por lo pronto una hipótesis, "que se ha generado al tener en cuenta que algunas de las estructuras circulares están alineadas y otras pueden alinearse con puntos naturales que se destacan en el paisaje, por ejemplo la cima del volcán Maipo o las cumbres de otros cerros y también portezuelos". "Por ahora, la probabilidad de que esa hipótesis sea comprobada es muy alta", asegura Durán.
Entre las investigaciones efectuadas los primeros días de diciembre, el equipo de expertos también halló varias construcciones de forma cónica o piramidal ubicadas en cumbres menores, situadas al poniente."Se observan claramente desde el sitio y pueden haber marcado la puesta del sol", detalla Durán entre otras posibilidades vinculadas a la medición astronómica.
De acuerdo al plan de trabajo estipulado por Durán y su equipo de especialistas, entre el 6 y el 13 de enero de 2023, el Laboratorio de Paleoecología Humana del ICB (Conicet-UNCuyo) hará un estudio arqueo-astronómico y arqueológico sobre los sitios mencionados, además de otros que han sido descubiertos recientemente en el Área Natural Protegida Laguna del Diamante. Este estudio se realizará en colaboración con la Dirección de Recursos Naturales del Gobierno de Mendoza y contará con la visión y experiencia de los doctores Gustavo Corrado y Sixto Giménez, ambos arqueoastrónomos de la Universidad Nacional de La Plata.
El objetivo, de hecho, será comprobar si las estructuras que aparecen en los sitios mencionados se alinean con puestas o salidas del sol durante los solsticios o equinoccios o con movimientos lunares o de constelaciones. Para ese entonces, el mundo conocerá la magnitud del nuevo hallazgo arqueológico que se inició en Mendoza y que una vez más, captará la atención del mundo.