Sociedad 05/09/2022 13:10hs

Ovacionados: Darín a pura lágrima después del estreno en Venecia

Ovacionados: Darín a pura lágrima después del estreno en Venecia

Fue una noche espectacular para el cine nacional. Se exhibió “Argentina 1985” en el Festival de Venecia y en medio de la ovación y los aplausos, todas fueron lágrimas de emoción para Ricardo Darín, Santiago Mitre (el director), Alejandra Flechner y Peter Lanzani. Hasta ahora fue el filme más aplaudido, con una ovación de nueve minutos seguidos en su competencia por el León de Oro, premio máximo del Festival.

La película se estrenará el próximo 29 de septiembre en nuestro país fue elegida para representarnos en los Goya; pero este filme que refleja la labor de los fiscales Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo con su equipo, en el recordado Juicio a las Juntas, está ya recibiendo las mejores críticas internacionales.

 
Parte de la crítica de Fernando E.Juan Lima (desde Venecia)

 

Argentina, 1985 es una película de juicio que nos atrapa aunque sepamos “el final”. Que se acerca a los hechos con la fidelidad suficiente y el respeto necesario para valer como una mirada histórica, pero que multiplica las interpretaciones, licencias y excusas dramáticas (que en modo alguno esconde) para habilitar el pensamiento y el debate. Abierta y porosa contra lo que indica su sólida construcción narrativa, las elipsis y recortes permiten revivir, reconstruir y -por supuesto- emocionarse. Se elige imprimir (filmar) la leyenda pero no para embalsamarla, taparla con bronce, ponerla en un pedestal. Esos elementos están presentes, hacen a la trama, pero no obturan el debate o el disenso. En eso también la película es honesta y transparente. Algunas líneas, por cierto, parecen aludir no sólo a los prejuicios de clase o políticos relacionados con lo que se cuenta sino a los que tienen que ver con determinadas miradas de o sobre nuestro cine. Pero como sucede con lo político, las múltiples referencias cinéfilas eluden lo canchero o el mensaje dirigido sólo a un determinado grupo de pertenencia. La distancia, los años transcurridos permiten, además, abordar los temas de otra manera. Dan lugar, incluso, a la posibilidad de no pocos momentos marcados por el humor. La reconstrucción de época funcional no ahoga un relato que se reconoce como tal, una manera de volver a ese momento, a ese hito. Regreso que se hace tratando de abordarlo conforme acaecían los hechos y no desde las anteojeras que impone el marco interpretativo de la actualidad. La pretendida valentía (retroactiva) de quienes no participaron de los sucesos resulta por completo ajena a esta obra.

Difícil volver a la idea y los valores de Memoria, Verdad y Justicia haciendo dialogar ese pasado con este presente. Más aún no ceder a la tentación de que este último tiña absolutamente la interpretación de lo sucedido. Y Argentina, 1985, película de juicio, deriva familiar, retrato de época y construcción de un mito argentino (o “a la argentina”), se hace cargo de ello con sensibilidad e inteligencia. También con audacia, astucia y ganas de volver a poner en el tapete aquellos principios y abrir el debate sobre no pocos asuntos que explican nuestra actualidad. Y está bien que así sea.

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