“Ver con tus ojos algo que nunca había sido visto por el ser humano te llena de satisfacción. En un mundo donde todo es tan finito, tan inmediato, todavía hay un montón de cosas por descubrir. Esta era una de ellas y voy a seguir avanzando en estas experiencias”, dice Marcos Ponce después de bucear en un lago congelado, en aguas que no tenían más de 2 grados de temperatura.
Ponce es buzo y reside en Esquel. Realizó esta experiencia acompañado por un equipo en el Lago Las Margaritas, ubicado en Aldea Beleiro, en el sudoeste de Chubut, cerca de la frontera con Chile. Debido a las bajas temperaturas, el lago se congeló y tenía una capa de hielo de 21 centímetros de espesor.
Fue el primer buceo y registro fotográfico del lugar bajo un techo de hielo. “Primero hubo que romper la capa congelada para poder después iniciar la experiencia”, dijo Ponce y agregó: “El buceo bajo hielo es una actividad que requiere mayores cuidados y seguridad que el buceo convencional por las condiciones climáticas y geográficas”.
Marcos cuenta con 20 años de experiencia como buzo deportivo. Buceó e hizo fotografías subacuáticas en lugares donde no existían registros previos. “Hace 7 años empecé a hacer fotografía subacuática con la intención de mostrar lugares no muy conocidos de la Patagonia”, dijo.
Tal vez el último registro de Ponce es el más recordado, antes de sumergirse en las aguas heladas de Las Margaritas: fue el buzo que encontró una alianza en Lago del Desierto , hecho que después se transformó en una historia de amor que recorrió el país . La historia de Ayelén y Daiana, que de una actitud de desamor (la de arrojar la alianza al lago) tuvo después el mejor final: se casaron el pasado 21 de junio en La Plata.
"Esta vez no encontramos nada, no había ningún anillo", bromeó. Y aclaró que "en comparación con otros lugares donde la temperatura no es tan baja ni existen capas de hielo como ocurrió en Lago del Desierto, nos dedicamos a bucear "alto" es decir junto a la capa de congelamiento que tenía el lago buscando la sensación que ello provoca. Es la primera vez que se hace y ya habíamos estado en Las Margaritas en febrero para ver el lugar. Ahora, nos invitaron para ir este año al desove de salmones. Entonces es seguro que iremos más profundo", agregó Marcos.?
“El buceo es una actividad deportiva que generalmente se asocia con el mar, aguas cálidas, corales y peces de colores. Esta sustentada es parcialmente verdadera. Hay buzos, como nosotros, que preferimos las aguas más frías, los espacios más agrestes y, si es posible, lugares muy poco buceados para sumarle a ello algo más de adrenalina y aventura”, dijo.
Contó que para llegar al lugar, invitados por la Comuna de Aldea Beleiro “recorrimos más de 500 kilómetros por la desolada Patagonia desde Esquel y Trevelin (nuestras localidades de origen) para realizar esta actividad muy poco difundida, quizá por la dificultad para realizarla, la seguridad que hay que disponer para enfrentar el frío y el rigor del agua helada”.
El frío extremo de este invierno patagónico les proporcionó unas condiciones únicas para esta travesía. “El invierno, con lo riguroso que vino, produjo un fenómeno climatológico que fue el congelamiento del Lago Las Margaritas. Está a 800 metros sobre el nivel del mar y el invierno crudo forzó que se congele en su totalidad”.
La operación comenzó con la selección del lugar, verificación de las condiciones del hielo (grosor y posibilidad de establecer la logística sobre él con la totalidad de los equipos que suman bastante peso).
Luego de ello, perforar los primeros agujeros que, debido al grosor de la capa de hielo (en esta oportunidad de unos 21 centímetros) se realizó con una motosierra a explosión, colocación de los cabos de seguridad y al agua.
En el momento de la aventura, los acompañó un día soleado aunque muy fresco y la temperatura del lago no superó los 2 grados centígrados. Luego llegó el momento esperado: realizar el buceo en parejas, en las aguas heladas y capturar las fotos.
Así, Ponce y su equipo (que contó con la colaboración de una cantidad importante de personas de Aldea Beleiro, en especial de Andrea Palavecino) lograron darse el gusto de su vida: desde la profundidad de un lago helado y bajo una capa de hielo lograr ver la luz del sol y un cielo celeste mas claro que nunca.