Tras conocerse este lunes el pedido de condena de 12 años de prisión y la inhabilitación de forma perpetua propuesta por el fiscal Diego Luciani a Cristina Fernández de Kirchner, este martes al mediodía la vicepresidente de la Nación transmitió un contundente mensaje a través de la plataforma de videos, YouTube.
Luego de una hora y media de transmisión, Cristina Fernández de Kirchner se mostró decidida pero también incómoda, contundente dijo: "La que se siente una boluda soy yo". Y luego de mostrar diversos chats, fotos y leer conversaciones de WhatsApp reveló una actitud diferente.
Una vez terminado su discurso, salió al balcón del Congreso y saludó a militantes y dirigentes políticos. Mientras el Senado quedó paralizado, Cristina saludaba eufórica a sus seguidores cual rock star. Después de este cambio de actitud de 180° grados, los usuarios de las redes sociales salieron a expresar su bronca y asombro con respecto al actuar de la vicepresidente.
Enseguida -aun antes de que la vicepresidenta terminara su discurso- "Rivotril" y "Síndrome de Estocolmo" fueron tendencia en las redes sociales. En Twitter miles de usuarios criticaron a la dirigente política y la relacionaron con el consumo de esta sustancia y a sus fieles seguidores con este síndrome que en síntesis, lo tiene una persona que siendo víctima de un secuestro o retención contra su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su secuestrador o retenedor.
Miles de personas de la oposición señalan a los seguidores y votantes de Cristina Fernández de Kirchner de padecer este síndrome. Quedó en evidencia el fanatismo de algunas personas que, al igual que las fans que esperan a Harry Styles o a Justin Bieber fuera de los estadios, decenas de kirchneristas pasaron la noche fuera de la casa de la vicepresidenta.
"Este es el mejor ejemplo a nivel mundial del Síndrome de Estocolmo. Una porción importante de la población, saqueada y muerta de hambre defendiendo a quien los cagó. Cuesta creerlo", escribió un usuario en Twitter.
"Hablando de Síndrome de Estocolmo, hay algunos que creen que los ladridos ordinarios de Cristina Kirchner son "buena oratoria", pobres, nunca leyeron a Cicerón ni vieron un buen discurso del siglo XX, como los que daban Kennedy y Castro, a ambos lados de la guerra fría", opinó por su parte otro internauta.
"Indio querido, querés que te recomiende un buen psiquiatra? Síndrome de Estocolmo tienen los KK que no se avivan que la chorra los tiene de rehenes para intentar salvar su ogt sucio! Qué tienen que ver el odio y el amor con el ROBO Y LA CORRUPCIÓN Y LA JUSTICIA? NADAAAAA!!", escribió furiosa otra usuaria de la red al Indio Solari.
Mientras tantos, otros usuarios relacionaron la actitud y el proceder de la vicepresidente como un "despertar del rivotril". Este es el nombre comercial del Clonazepam, un fármaco perteneciente al grupo de las benzodiazepinas que actúa sobre el sistema nervioso central como un anestésico y está en falta en el país.
Este tema que fue tomado a la ligera, se ha tornado de gravedad en las últimas semanas, ya que según Marcelo Peretta, Doctor en Farmacia y Bioquímica y Secretario General del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos, hay casi 9 millones de consumidores en el país y este número está por lo menos en 3 millones de consumidores por encima del promedio mundial. Hay un sobreconsumo.
"Se le está pasando el efecto del Rivotril! CFK revolea nombres, primos, amigos, militares, jueces, no se salva nadie! Pero no explica de donde sacó tanto dinero!", escribió un usuario en la red.
"CFK a los saltos en el balcón del Congreso. Fuera de sus cabales. Una ambulancia y rivotril urgente por ahí!", agregó otro usuario.
"Se imaginan a la "Vicepresidenta" cuando aparezca en todos los diarios del mundo, como la jefa de asociación ilicita, como la #Chorra pero esta vez, oficialmente? Viste Cristina Kirchner, la historia te condena, no te absuelve. Entrale al whisky con rivotril", dijo contundente otra internauta.
