Otorgar subsidios hasta quedarse sin dólares en la reserva para luego quitarlos y subir tarifas. Por Ernesto Nicolás Mazzuco
La política argentina nos tiene habituados a los movimientos pendulares, políticas que oscilan de un extremo a otro destruyendo lo que hizo el gobierno anterior para que el próximo destruya lo que hace el actual.
Es nuestro modo de ser, está en la genética política de este país balcanizado en permanente estado de conflicto y discusión, acá no existen políticas de Estado, nada es lo suficientemente duradero para garantizarnos que no se va a desvanecer bajo el influjo de cuatro actos de gobierno y un poco de propaganda.
Este es el caso de los subsidios energéticos, una política que en dosis moderadas se practica en todos los países del mundo, pero que en la Peronia Inflacionaria implica necesariamente que el Estado debe pagar el 80% del costo de las tarifas del conjunto de la población, porque no hacerlo es una muestra de insensibilidad social intolerable para el electorado.
Bajo esa premisa demagógica y populista, hace años que los dólares en las reservas del Banco Central son muy pocos en cantidad y muy frágiles en su exposición a ser utilizados para sufragar los costos del despilfarro en diferentes áreas, especialmente la energética, y además, la deuda crece, porque los números rojos de la balanza comercial no se pagan solos, alguien tiene que poner los dólares, y siempre lo hace Papá Estado.
Hace tiempo un tal Macri llevo a un chico malo de la Ceocracia a la Secretaria de Energía, su nombre es sinónimo de insensibilidad hasta hoy, se llamaba Juan José Aranguren, fue a aumentar las tarifas justamente pensando en hacer un equilibrio entre el costo del subsidio y el beneficio social, no cortó los subsidios, los redujo, y con eso desencadenó un malhumor social tremendo, porque andá a hacerle entender a la gente que la energía tiene costo en dólares y que al no tener autoabastecimiento tenemos que importar, que por ahí es mejor racionalizar el consumo, estar atentos a evitar desperdicios de gas y electricidad para bajar categorías y pagar menos en las boletas.
Fue imposible, derrochar gas y electricidad es un derecho, un derecho humano inalienable de primer orden!, si nos liberamos del rey de España fue para ser un país soberano donde un ciudadano puede andar en calzones y en patas en pleno invierno a cuenta del Estado, sino ¿para qué tantos sacrificios?.
Cuatro años después de esos tiempos oprobiosos que preferimos olvidar, llegó el inevitable fin del carnaval carioca de gasto descontrolado populista, se terminaron los dólares, y apareció el Sergio “de la gente” Massa, no para hacer un tarifazo, no se confundan, vino a hacer una “redistribución de subsidios”, que es la forma en la que los políticos hacen que la gente se enfade el doble porque además del tarifazo tienen la mala leche de disfrazarlo de política social, dándole manija al cuentito del Estado presente y la sensibilidad social.
Massa, como todos los peronistas, tiene la ventaja de tener gente razonable en la oposición, que en lugar de endilgarle todas las etiquetas que en su momento el peronismo le puso a Aranguren por hacer lo mismo, van y lo aplauden, porque es lo único razonable en un escenario donde no hay dólares y se necesita moderar subsidios a sectores que no lo necesitan o podrían pagar más, además de subir tarifas incluso subsidiadas para todos porque el precio actual es insostenible.
Recuérdese lo siguiente, cuando Aranguren subió el precio de las tarifas el salario en dólares era mucho más alto que el actual, antes ese aumento de tarifas podía suponer no poder cambiar tal o cual electrodoméstico o perderse de hacer un viajecito, hoy, el aumento de tarifas de Massa le saca comida del plato a los niños y los jubilados, les saca medicamentos, les quita los regalos del Día del Niño o de Navidad, esta vez están castigando a un pueblo laburante que está al borde de la supervivencia, esta medida va a tener consecuencias graves para muchas inocentes victimas que creyeron en la panacea populista y hoy ven su cara real. ¿No era preferible cobrar un costo razonable y equilibrado, cuidar las reservas del Banco Central y ahorrarnos esta crisis eterna?
El viraje peronista en materia energética empezó con fuerza, y el modelo es “a la kirchnerista”, lo primero, paso necesario y excluyente, llenar un formulario para pedir el subsidio, para que tengas conciencia de que sos planero energético, que sos mendigo de dinero estatal, como le gusta a Cristina hacerte llenar un formulario para pedir un subsidio a vos, que sos clase media, le genera un estado de éxtasis indescriptible, y segundo, las modalidades, o te pagamos todo o no te pagamos nada, ¿vos podés pagar un poco más pero no toda la tarifa sin subsidio?, lo siento, es todo o el 20% del costo real.
Y ya que estamos, para cerrar, ¿qué efecto va a tener esta política en el comercio y la industria?, obviamente, un efecto recesivo, en plena crisis, si suben los costos claramente eso va a precio, lo que va acelerar aún más la inflación, que ya llevo la canasta básica a 111.280 pesos.
Ernesto Nicolás Mazzucco.