Los comercios y empresas también afrontarán aumentos en los servicios públicos. En el caso del agua, más de 300.000 comercios, industrias o clientes que tengan una actividad económica verán escalar sus facturas en un 250% hasta marzo de 2023. En electricidad, el Gobierno sigue sin comunicar de cuánto serán los incrementos tanto para hogares como para el resto, pero una primera estimación indica que la suba no bajará del 20%.
AySA, la proveedora de aguas y cloacas de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, informó que llevará adelante aumentos que se acercarán al 300% para los clientes “no residenciales”.
Se trata de más de 300.000 clientes que no son hogares: esto incluye a comercios, industrias y cuentas que utilizan los servicios públicos para algún fin de lucro.
Actualmente, la factura promedio mensual sin impuestos de un cliente “no residencial” de AySA es de $2.800 sin impuestos, según la compañía.
Ese cliente tendrá tres aumentos bimestrales de $1.400 cada uno, desde noviembre. Como consecuencia, en junio de 2023 su factura alcanzará los $ 7.000 (sin impuestos), según datos de AySA. La suba es del 250%.
Con respecto a los valores actuales, el precio de la prestación casi se triplicará. Es una de las formas que eligió la compañía para achicar su déficit fiscal.
Luz y gas
Desde el Poder Ejecutivo informaron que no habrá subas de tarifas en las boletas de gas para comercios.
Y la Secretaría de Energía sigue sin exponer cómo será la suba de tarifas en distribución eléctrica (luz).
En el caso de los clientes comerciales -se los llama “generales”-, las facturas de luz tendrán un incremento del 20%, por ejemplo en Tucumán. En esa ciudad, la boleta promedio de los residenciales ronda los $4.000 mensuales.
Pero en el Gobierno hay poca información sobre el incremento de este servicio y las distribuidoras tampoco cuentan con datos al respecto, según explicaron en varias de ellas.
Los clientes generales (no comerciales) se dividen en cuatro categorías. Si consumen hasta 150 kWh mensuales, son C1. Entre 150 kWh y 300 kWh son C2. Entre 300 kWh y 1.000 son C3. Y desde 1000 kWh en adelante, son C4.
En Tucumán, por ejemplo, una factura C1 pasará de $ 2.300 a $ 2.600, siempre considerando el mes de agosto. En primer caso, es sin quita de subsidios y el segundo, con quita. Una boleta C2 irá de $ 4.400 a $ 5.000. Un cliente C3 trepará de $ 11.400 a $ 13.600. El C4 (grandes niveles de consumo), subirá de $ 51.000 a $ 62.000. Con esos indicadores, la suba promedio es del 30%.
Pero los precios de Tucumán superan a los de Buenos Aires. Son más del doble actualmente. Mientras que una boleta promedio (300 kWh de consumo mensual) ronda los $ 4.400 en esa provincia, en Buenos Aires y el conurbano (donde operan Edenor y Edesur) se ubica en $ 1.800.
Aunque el costo de la electricidad es el mismo en todo el país, las distribuidoras de cada localidad tuvieron distinta suerte a la hora de ajustar el margen de su servicio, llamado “valor agregado de distribución”.
Casi todas las distribuidoras del país avanzaron en recomposiciones en ese aspecto, pero Edenor y Edesur quedaron relegadas.
En el sector resulta llamativo que haya datos de gas y agua, pero escaseen sobre distribución eléctrica.
Existe la sospecha que el Gobierno aún no tomó todas las definiciones al respecto.