Se inició el día jueves 6 de abril de 1944, con una jornada muy calurosa que atrajo a las 19:30 horas una tormenta de lluvia intensa acompañada de granizo, y desencadenó el pico del aluvión a las 2:30 horas de la madrugada del sábado, amainando recién a las 8 de la mañana, después de haber llovido más de 300 milímetros. Una inundación que fue hasta entonces, solo comparable con la ocurrida en el año 1860.
Vale aclarar por los testimonios escritos recuperados por www.sierrasdelaventana.com.ar que todo lo que se pueda compartir y recordar aquí en esta nota, será un pálido reflejo de lo que realmente ocurrió. El agua alcanzó los 7 metros sobre el nivel normal del río y desarrolló por momentos tal fuerza que infundió en los sobrevivientes un profundo pavor. Ellos veían flotar numerosos restos de viviendas, árboles, muebles, y hasta animales muertos. Todos aquellos que fueron testigos de esta inundación histórica, llevaron grabados en sus espíritus el imponente y dramático espectáculo visto y sufrido.
Nadie que no hubiera estado en Sierra de la Ventana o Saldungaray en medio de la tremenda avalancha de agua, podría imaginarse con exactitud las proporciones de la inundación y sus terribles efectos materiales, como igualmente el sufrimiento de largas horas a la espera de auxilio.
En esos días, numerosas familias bahienses habían venido de escapada por la semana santa, muchas de ellas con residencias y otras alojadas en los hoteles.
La gran avalancha de agua bajaba de las sierras detrás de Villa Arcadia. Este avance ingresó con enorme violencia por la avenida Pillahuinco, dividiendo a la Villa en dos sectores.
Por esta avenida el agua en casi todas partes sobrepasó los dos metros, y en muchas alcanzó los 3 metros. De esta avenida, aguas abajo fue donde la corriente produjo los mayores peligros a los habitantes, porque aparte de la altura que rápidamente tomaba el agua, la fuerte correntada imposibilitaba todo movimiento de auxilio.
En el segundo sector de la Villa, protegido en parte por el terraplén de la vía, fue donde el agua tuvo menos altura y poca corriente.
En Ymcapolis había alrededor de 40 turistas alojados, que tuvieron que resguardarse en los techos y pisos altos del edificio principal.
Los daños materiales fueron enormes. Varias casas completamente destruidas, entre ellas todas las de la Colonia de la Asociación de Señoras Católicas ,cuyos edificios fueron arrancados de cuajo.
También desapareció el salón que actuaba de capilla con todo su mobiliario. La virgen de la Capilla de Lourdes fue encontrada intacta, un hecho que muchos seguramente lo interpretarán como «milagroso». En la quinta del señor Alessandrini fue encontrado entre el lodazal, el confesionario y varios atributos de la capilla desaparecida. Por ese entonces, la actual Capilla de Lourdes se encontraba en construcción, y como estaba mucho más alta, no sufrió daños a pesar de que fue alcanzada por el agua.
Como recordáramos anteriormente, el pico de la crecida se registró a las 02:30 horas del viernes 7 de abril, momento en el cual el nivel de agua en algunas casas superaba los 2 metros y medio, y permaneció estacionaria en esa cota hasta las 04:00 horas, en que comenzó a descender lentamente y bajo una persistente lluvia torrencial.
A las 05:45 horas del viernes 7 de abril, cuando solo quedaba un metro de agua en los patios de la mayoría de las casas, muchos de los vecinos sobrevivientes comenzaron a descender de los árboles y techos, para buscar amparo de la lluvia y del frío dentro de sus casas.
Al llegar el amanecer, se pudo comenzar a tomar dimensión del desastre. Las casas con la marca del nivel del agua en 2 metros (promedio) en el interior de las habitaciones, los muebles en completo desorden encajados en 30 o 40 centímetros de lodo, las plantaciones totalmente destruidas bajo enormes montones de resaca, los cercos en el suelo, algunos desechos por la correntada, árboles grandes descuajados, etc.
Comenzaron entonces a averiguarse la suerte de las demás familias, conociéndose así la lamentable desaparición de estimados vecinos y los trágicos momentos pasados por todos los demás.
Mas tarde, a medida que las victimas iban llegando a la Estación de Tren de Sierra de la Ventana y a la parte alta del pueblo que no fue azotada por el agua, donde se encuentran los hoteles y comercios, todo el mundo encontró hospitalidad en un ambiente de la más amplia solidaridad.
Llegado el medio día, se presentó el problema de encontrar medios de comunicación, ya que estaban cortadas las líneas telegráficas y telefónicas, destruidos los caminos, y las vías del ferrocarril removidas en varios parajes, imposibilitando la llegada de trenes. La comunicación con Sierra de la Ventana por camino, solo podía hacerse a caballo.
Recién el domingo 9 de abril llegó el primer tren desde Bahía Blanca, gracias a considerables esfuerzos del Ferrocarril del Sur, quien dispuso un coche motor diesel, el único medio con el cual llegaron a asistir a los sobrevivientes.
A lo largo de toda la semana, el Regimiento 5° de Infantería estuvo realizando trabajos de salvataje, de custodia de los elementos de valor desparramados y de sus casas, cuyos moradores debieron evacuarlas obligados por las duras circunstancias. Conjuntamente con el personal de tropa de aquella unidad militar, cooperaban la policía de Sierra de la Ventana, y eran provistos de alimentos por los propietarios de los hoteles Belvedere y Golf Hotel.
En la estación del ferrocarril, el agua subió a la plataforma e inundó la oficina general, no así las demás dependencias. Las vías quedaron cubiertas de barro, y los galpones de cereales donde existían grandes cantidades de granos depositados, sufrieron las mismas consecuencias, con más de 6 centímetros de lodo.
La altura del agua en la playa ferroviaria se calcula que alcanzó más de 60 centímetros, esto basta para comprobar la magnitud del aluvión si se tiene en cuenta que la estación esta ubicada en un terreno superior en altura.
Los daños causados a las vías involucraron la destrucción de un paso alcantarilla en el kilómetro 548 entre ésta y Estomba. A consecuencia de ello, el terraplén sufrió una destrucción de 7 metros, quedando los rieles en el aire. Entre Sierra de la Ventana y Saldungaray a la altura del kilometro 538, las aguas arrasaron mas de 350 metros en dos partes, y más adelante en ese tramo los rieles fueron sacados de su sitio y desviados entre 20 a 30 metros.
Mas de 150 personas estuvieron trabajando entre agua y barro para dejar disponible la vía a la mayor celeridad. Los trabajos estuvieron bajo la dirección del Ingeniero de Distrito Mr. Joice quien con personal especializado realizó una tarea digna de todo elogio, ante la magnitud de los daños registrados.
Saldungaray
La inundación en Saldungaray fue extraordinaria, ningún poblador recordaba algo siquiera parecido. Arrastró numerosas casas ubicadas en la ribera del Sauce Grande y cerca del cementerio, en una vivienda humilde, compuesta de dos piezas, que compartían sus moradores, una de esas dependencias fue llevada por el agua, pereciendo el matrimonio y un hijo, quedando en la otra habitación la abuela con tres nietos que lograron salvarse.
En otras casas ocurrieron hechos parecidos. Algunos testigos sobrevivientes expresaron inenarrables expresiones de la tragedia, la que hubiera sido aún mayor si la policía, fuerzas del regimiento 5, y vecinos no hubieran actuado tan decididamente.
El puente de mampostería sobre el río Sauce Grande a la altura del Cementerio fue arrasado. Por el cauce del río se veían montones de muebles, enseres y animales muertos, autos, carruajes de todo tamaño, árboles, etc.
El Cementerio sufrió daños de consideración, aunque no de importancia en su obra fundamental del Arquitecto Francisco Salamone.
Las aguas arrastraron grandes plantaciones forestales y frutales, desaparecieron grandes extensiones de alambradas. Las líneas telefónicas y telegráficas fueron afectadas en varios kilómetros de longitud, sepultando a las mismas en el barro y el lodo.
En una finca de Saldungaray, situada a solo 20 metros del Río Sauce Grande, se encontraba el señor Raúl de Robles con su señora madre, sus hermanas Emma de Robles de Vincent y Haydée, su sobrina Norma y dos personas más, cuando irrumpieron las aguas. Entonces abandonaron la residencia en busca de un lugar más alto, la corriente los arrastro un trecho, pero lograron asirse de un poste, salvándose de ese modo.
Crónicas de los sobrevivientes
Entre las víctimas, se encontraba Don Patricios Harrington, quien se encontraba veraneando en un chalet de Villa Arcadia, y que al escaparse de entre las manos de su nuera apretada a un árbol dijo “sálvense ustedes que son jóvenes” y moviendo la mano en señal de adiós, desapareció entre la enorme y agitada corriente.
Según lo narrado por algunos de los sobrevivientes, la inundación había arrastrado gran parte de la arboleda de Ymcapolis y Villa Arcadia, destruyendo residencias y arrastrando los muebles de las habitaciones. Recordemos que Villa Arcadia se encuentra en la parte más baja de la localidad conjunta con Sierra de la Ventana, y por lo cual estuvo más expuesta.
Otras de las victimas fue un señor llamado Rodolfo Régoli, quien ante la violenta irrupción del agua en la casa donde se hospedaba, debió abandonarla a nado junto a su señora, tratando de dirigirse a la casa del doctor Florentino Ayestarán, que se encontraba en un lugar mas alto de la localidad. La señora de Rodolfo logró llegar, pero él terminó arrastrado por la corriente y desapareciendo en ella. Otro doctor bahiense, don Fermín Moisá, junto a su esposa e hijo padecieron largas horas trepados a un árbol, salvándose en forma milagrosa. Entre tanto, también fue rescatado el doctor Manuel Bermúdez, cuya vida también estuvo en peligro al derrumbarse un techo de su residencia. La señora del Doctor Molina junto a sus dos hijas y la señorita Pianaci, luego de haber corrido igual peligro, lograron salvar sus vidas.
Rescates y nómina de víctimas y desaparecidos
A las 15 horas del domingo, llegó un piquete de soldados del 5° Regimiento de Infantería para cooperar en la búsqueda de los desaparecidos.
Mientras avanzaban las horas y se tomaba conocimiento de la magnitud de lo ocurrido, se hacia mas probable que las personas arrastradas por la corriente habían perecido ahogadas.
Los esfuerzos para recuperar los cadáveres, se veían truncados debido a las dificultades con que se tropezaban los rescatistas para explorar las zonas afectadas.
Luego de una extensa demora en restablecerse las comunicaciones, comenzaron a darse a través de los medios regionales, los nombres de las primeras víctimas recuperadas.
Patricio Harrington y Rodolfo Régoli (Bahía Blanca), Jorge Lister (Sierra de la Ventana), Pedro Pastor de 77 años hallado en Saldungaray, Manuel Alcides Esquibel de 6 años, Pedro Velázquez de 55 años (Saldungaray), la señorita A. Pérez Sosa (Saldungaray), y el de la señora María T. de Canosa de 41 años. Pocos días después se recuperarían los cuerpos de Filomena de Finucci y Pompeo Siri. También se tenía conocimiento inicialmente sin confirmación, de que 4 peones del señor Veres habían desaparecido. De la familia Canosa el padre y su hijo. De la familia Arrizubieta faltaban 6 personas, la señora de Tevez, el señor Renzo Bonomi, y era insegura la suerte que pudiera haber corrido el señor Amaro Salerno. Hubo también víctimas en Coronel Dorrego y Cabildo.
Comunicado oficial del Municipio sobre víctimas y desaparecidos
Las autoridades municipales de Tornquist dieron a conocer un comunicado en el que hablaban sobre el estado de las localidades, e informaban que se comprobó que habían perecido María Canosa, Pedro Pastor, Teresa Querejazu, Facundo Velzaquez, el señor Esquivel, y Paulina Esquivel de Tevez. También que se encontraban aún desaparecidos los vecinos José Canosa, Martin Arrizubieta, Cristina Querejado de Arrizubieta, Luisa Hoaco, Luis Maíz, Carlos Arrizubieta, Renzo Bonomi, Amaro Salerno Lezama, y finalmente un menor de apellido Arrizubieta.
El mismo comunicado da cuenta del estado de los caminos en el distrito, en donde se detallan el camino del paso “El Rivero” que une Tornquist con Saldungaray por estar destruido; el camino que une Saldungaray con Sierra de la Ventana por estar destruido el puente sobre el arroyo San Bernardo; el camino de Saldungaray a Estomba; el camino de Sierra de la Ventana a Coronel Príngles por estar destruido el acceso al Puente Blanco; el camino de Saldungaray a Coronel Príngles por estar destruido el puente sobre el Sauce Grande.
Mas víctimas encontradas una semana después
Uno de los cuerpos fue encontrado en un terreno bajo de la quinta de la Viuda de Molina, en Villa Arcadia. Se trataba de una persona de entre 55 y 60 años, de cabellera canosa. Fue localizado por la policía entre las ramas destruidas de un árbol.
Otro de los cuerpos hallados (junto al Puente Blanco) correspondió a un joven llamado Hilario Lisazo, quien había salido a caballo rumbo a Peralta y que se cree que habría perecido ahogado en el Sauce Grande.
Una tercera víctima recuperada en las inmediaciones de Tornquist, se trató de Jaime Bonet (español), quien se desempeñaba como capataz en el aserradero Veres.
Causas de la devastación
El alud de agua que arrasó la hermosa Villa Arcadia en Sierra de la Ventana, y la localidad vecina de Saldungaray, fue un fenómeno sin precedentes.
Las grandes lluvias en todas las cuencas serranas provocaron las crecidas de todos los afluentes de los principales arroyos que desembocan en el Río Sauce Grande y el Arroyo Negro, y que se unen en Villa Arcadia (actual Balneario Los Angelitos). La primera crecida, con motivo de la abundante lluvia del jueves a la noche, arrastró gran cantidad de malezas y árboles que determinaron el taponaje de la confluencia de ambos.
Esta situación se agravó enormemente con las lluvias y crecida constante de estos cauces, y éste cúmulo de malezas y árboles formaron una especie de dique. En la terrible noche del viernes, las aguas rompieron el endicamiento y comenzaron a decrecer. Si esto se hubiera demorado unas horas más, se hubiese producido una catástrofe aún mayor.
¿Un intendente ausente en la tragedia?
El comisionado municipal de la localidad de Tornquist (Doctor Pedro Amado Cattáneo), tuvo que salir a dar aclaraciones respecto a una nota informativa de un diario local, en la que se expresaba que las autoridades comunales habían estado ausentes de la zona en momentos en que se realizaban los rescates.
En ella, el entonces intendente expresaba que “es de conocimiento y como consta en los informes elevados, que personalmente desde el primer momento traté de interiorizarme de lo que ocurría”. “El día sábado a pesar de las interrupciones telefónicas pude comunicarme, determinando la magnitud del desastre”. “Inmediatamente dispuse que un agente a caballo (dado que era imposible otro medio de movilidad), se trasladara al Sierras Hotel (Ex Club Hotel de la Ventana), con el objeto de solicitar cooperación a las tropas que se encuentran allí de guarnición”.
Continua el comunicado del Intendente de Tornquist: “ordené al secretario municipal, Dr. Gilberto Carmona, que se trasladara en cualquier medio al lugar de las inundaciones”. “Fue así que el señor secretario, conjuntamente con el director del Hospital, Dr. José Rodríguez, consiguieron llegar a Saldungaray con una ambulancia”. “Debe tenerse en cuenta que han sido las primeras personas, que, a pesar de todos los inconvenientes propios del estado de los caminos y los puentes sobre los arroyos, lograron llegar al lugar de la catástrofe”. “Ahora bien, de acuerdo al informe presentado por el señor secretario, la organización de las primeras medidas estuvo a cargo del señor delegado municipal de Saldungaray, señor Juan Humberto Carmona, secundado por los señores Victorio Andrés, Arturo Cleppe y otros particulares, cuyos nombres no son precisamente los que menciona el diario local, los que, demostrando un alto espíritu de abnegación, se dedicaron a la búsqueda de cadáveres y salvataje de personas que se encontraban en peligro”.
Visita de autoridades nacionales
El día sábado 15 de abril arribó en tren vía Príngles a Sierra de la Ventana, el entonces Interventor Federal de la provincia de Buenos Aires, doctor Julio Oscar Ojea, junto a una nutrida comitiva de autoridades integrada por ministros de Gobierno, Obras Públicas, Ingenieros, el Director General de Escuelas, el Director General de Higiene, el Director Provincial de Vialidad, el Director de Hidráulica, el Jefe de Policía de la Provincia, y otras tantas autoridades más.
Asistieron al arribo en la Estación de Tren, el comisionado municipal de Tornquist (Doctor Pedro Amado Cattáneo), junto a los jefes de las Comunas de Coronel Dorrego, Coronel Suárez, Coronel Príngles, y otros tantos más de la región sur de la provincia.
El convoy arribó a las 9 de la mañana, y luego de intercambiar con quienes los recibieron en la estación, diversas impresiones sobre la catástrofe e ideas sobre los procedimientos que habrían que adoptarse para que la ayuda a los damnificados, sobre todo para familias humildes, sea rápida y eficiente, el Doctor Ojea resolvió visitar en automóvil los parajes mas afectados, para seguir después rumbo a Tornquist y finalizar en Bahía Blanca.
La caravana formada por más de 14 coches inició el recorrido, y el primer punto que visitó fue el Puente Blanco, donde pudieron apreciar la importancia de los daños materiales causados en el terraplén por la gran avalancha de agua que socavó el terreno, aislando el lugar. Los funcionarios técnicos de la provincia tomaron nota de las observaciones.
Luego se trasladaron a Villa Arcadia, donde tuvieron una sensación amplia y directa de la magnitud de la tragedia.
Después de recorrer otros lugares de Sierra de la Ventana, la comitiva se dirigió al viejo Hotel Sierras (Ex Club Hotel de la Ventana), ubicado en la actual localidad de Villa Ventana, el cual había sido adquirido recientemente por la provincia para la instalación de una colonia de vacaciones de niños débiles.
Luego de recorrer las instalaciones del Hotel, emprendieron rumbo a Tornquist, y durante el trayecto fueron realizando nuevas observaciones en el terreno con respecto a los numerosos campos afectados. La marcha desde Sierra de la Ventana a Tornquist debió realizarse con no pocas precauciones, debido al estado de los caminos que algunos tramos presentaban profundos fosos provocados por la fuerza del agua.
Se repite la historia
Los días 7 y 8 de octubre del 2003 se repitió la historia, esta vez sin víctimas que lamentar. En esta última, llovieron durante 36 horas 380 milímetros cayendo en solo dos horas 260 milímetros en Sierra de la Ventana.
El río Sauce Grande y todos sus afluentes desbordaron en algunos casos más de cien metros; más allá de sus cauces normales y conocidos, lo que provocó grandes pérdidas de animales, alambrados, colmenas, y otros en el sector rural, mientras que en la localidad Serrana se evacuaron a más de 250 personas, registrándose inundaciones en los Barrios de Valle Hermoso, La Cumbre y los Callejones Galileo Galilei y Ernesto Tornquist.
Las pérdidas materiales fueron cuantiosas dentro del ejido urbano, y grandes protecciones construidas con gaviones como el caso del paredón en el Campamento del Sindicato de Empleados municipales de Bahía Blanca quedó destruido. También destrozó la pasarela sobre el balneario “El Dique”, deterioró la estructura del dique y demolió barrancas en ambas márgenes de su recorrido, desde su nacimiento al pie del Cerro Ventana hasta la desembocadura en el dique Paso de las Piedras.
El Puente Blanco no quedó al margen de la furia del río. La orilla del Distrito de Tornquist poseía un muro de protección del estribo contra la corriente del agua de 15 metros de largo a ambos lados del mismo, construido en concreto, maya cima y piedra bocha de un espesor aproximado de 20 cm. el que fue totalmente destruido, quedando algunos pedazos al pie del puente y otros a más de cien metros río abajo.
Para finalizar
Pasando un poco en limpio los datos recabados de los que se cuenta con certeza, resulta interesante destacar como parámetro climatológico de referencia que hubo en los últimos 150 años, tres grandes fenómenos. El primero se registró en el año 1860, el segundo en 1944 (84 años después), y el último en el año 2003 (59 años después).
A la hora de comenzar a recuperar los detalles de esta historia, hubo algo que me resultó sorprendente. Luego de recorrer y averiguar en distintos lugares de la Comarca, no había prácticamente ningún registro de lo sucedido que vaya mas allá de un simple recuerdo vago y superfluo, siendo que fue un trágico acontecimiento de enorme impacto en el pasado de ambas comunidades (Sierra de la Ventana y Saldungaray). Aquí queda entonces en detalle, para conocimiento de las presentes y futuras generaciones, convencido que cuando se olvida nuestro pasado se pierde nuestra identidad, y sin identidad difícilmente podamos tener un futuro mejor.
Si eres uno de los descendientes de las personas que les tocó sobrevivir aquellos sucesos o lamentar la pérdida de un familiar, y tienes un aporte, corrección o recuerdo vivido que pueda enriquecer este rescate de nuestra historia, te invito a que nos la compartas desde el formulario para comentarios (debajo de esta nota), y así contribuir con nuestra labor de recuperar el acervo histórico y cultural de nuestras sierras.